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¿Tambores de guerra o trompetas de paz?

El sufrimiento de los civiles ucranianos provocado por la guerra está en juego, con un escenario todavía no definido por los principales actores

Por Redacción

14 de marzo, 2024 - 11:14

 “Volvemos a preguntarnos, sin tener una respuesta clara a nuestro interrogante, si habrá o no una guerra en Europa. Al respecto, sólo podemos hacerlo desde el más elemental sentido común y elevando nuestros votos para que la sangre no llegue al río y que, finalmente, impere la cordura y los actores de este conflicto le den a la paz una posibilidad”. ¿Habrá guerra en Europa? (https://deyseg.com/analysis/1270)

No cabe duda de que las realidades actuales evolucionan  a la velocidad del rayo. Sin ir más lejos, hace una semana escribíamos el artículo cuyo último párrafo hoy reproducimos como introducción. Pero al parecer todo cambia y solo dura un ratito, ya que hace unos pocos días, el papa Francisco, hizo las siguientes declaraciones que causaron, como era de esperarse, mucho ruido. Vamos a ellas:

Periodista: En Ucrania hay quienes piden el coraje de la rendición, de la bandera blanca. Pero otros dicen que esto legitimaría a los más fuertes. ¿Qué opina?

Papa Francisco: "Es una interpretación. Pero creo que es más fuerte quien ve la situación, piensa en el pueblo y tiene el valor de la bandera blanca y negociar. Y hoy se puede negociar con la ayuda de las potencias internacionales. Están ahí. Esa palabra negociar es una palabra valiente. Cuando ves que estás derrotado, que la cosa no va, tener el coraje de negociar. Y te avergüenzas, pero si sigues así, ¿cuántas muertes (habrá) entonces? Y acabará aún peor. Negociar a tiempo, buscar algún país que haga de mediador. Hoy, por ejemplo con la guerra de Ucrania, hay muchos que quieren hacer de mediadores. Turquía, por ejemplo... No avergonzarse de negociar antes de que las cosas empeoren". (El Papa sobre la guerra en Ucrania: “No tengan vergüenza de negociar”. https://www.vaticannews.va/es/papa/news/2024-03/papa-francisco-entrevista-redio-television-suiza-marzo-2024.html)

Casi de inmediato, fue el propio presidente de Ucrania quien enfatizó que no negociaría y que seguiría empeñado en su campaña contra Rusia. Ahora bien, al margen de la obvia voluntad del gobernante ucraniano de seguir peleando, nos preguntamos si objetivamente esto es posible. Veamos.

Para hacer un buen análisis es necesario presentar un cuadro de la forma probable en la que se podría poner fin a la guerra. Aún aceptando el hecho nefasto que no ocurra una paz rápida, que sería –obviamente– lo mejor para todos. Ello se podría haber logrado tan temprano como en 2022, pero la intervención del por entonces primer ministro británico, Boris Johnson, la frustró.

Para empezar, habría que esbozar cuál sería hoy un acuerdo de paz aceptable.

Podemos especular que Rusia, por ejemplo, exigiría lo mismo que en 2022. Es decir, una Ucrania bilingüe con fuertes garantías para la población rusa y la Iglesia ortodoxa rusa. Un pequeño ejército ucraniano, en eterna postura de neutralidad y con estrechos vínculos económicos. También, el fin de las sanciones y la devolución de los activos rusos incautados en Occidente. Pero la principal diferencia sería que no sólo Crimea sino también todas las provincias de Kherson, Zaporozhye, Donetsk y Lugansk deberían ser aceptadas como parte de la Nueva Rusia.

Por su parte, Ucrania podría aceptar un alto el fuego y el actual status quo de las líneas del frente, nada más. Porque no se siente derrotada y no considera aceptable darle a Rusia nada que ésta no haya tomado por la fuerza militar.

Aunque este acuerdo con Rusia sea, probablemente lo mejor para Ucrania, tampoco tiene visos de tener éxito.

¿Por qué? Básicamente, porque las visiones tanto la rusa como la ucraniana respecto de la probable evolución del conflicto no son las mismas.

La guerra podría terminar en un par de años o continuar hasta 2030. También podría terminar con una contundente victoria rusa o simplemente con una victoria rusa menor, lo que nos da, entre esos extremos, cuatro escenarios diferentes.

Escenario 1: Depende de un mayor y continuo apoyo occidental. Con eso Ucrania puede evitar un colapso de la línea del frente, pero Rusia seguirá avanzando, tomando una nueva ciudad de tamaño mediano cada seis meses. Puede ser que alrededor de 2030 todo el mundo se haya cansado de la guerra y cuando Rusia haya tomado los restantes oblasts de Zaporozhye,  Donetsk y de Jarkov, la guerra se agote y se convierta en un conflicto congelado.

Como resultado, la nueva Ucrania sería un 75% de la original, con alrededor de 20 millones de habitantes y con perspectivas económicas sombrías, ya que Occidente probablemente se habrá cansado de apoyarla. Es posible que más adelante se produzcan nuevos conflictos con Rusia, pero con una ventaja rusa de 10 a 1 en población y de 20 a 1 en economía y en fuerzas armadas; Ucrania sería mucho más fácil de manejar durante esta etapa y Occidente podría haber perdido interés en ella. Pese a lo sombrío, este es el mejor escenario para Ucrania.

Escenario 2: Se basa en un apoyo occidental moderado y decreciente a Ucrania. Inicialmente, las cosas podrían ser como en el escenario 1, pero con una velocidad de avance ruso mayor. Alrededor de 2030 Ucrania es derrotada en forma decisiva cuando las tropas rusas alcanzan toda la orilla oriental del Dnieper y toman la ciudad de Odessa en el Sur.

Escenario 3: Es un escenario 2 muy similar, pero con un ritmo mucho más rápido. Los rusos podrían lograr el mismo resultado, digamos en dos años en lugar de cinco o seis años.

Escenario 4: Es también de corto plazo. Ucrania se defiende valientemente durante 2024, pero durante 2025 cesa el apoyo occidental, especialmente de los Estados Unidos, tal como lo ha anunciado su probable próximo presidente, Donald Trump.

Una victoria  decisiva de Rusia sobre Ucrania tendría consecuencias rotundas. No importa si son necesarios dos, cinco o seis años. ¿Qué pasaría con Ucrania? Una cosa es segura: toda Ucrania no desaparecería  y ni pasaría toda a formar parte de Rusia.

Si esa fuera la única opción, Ucrania continuaría luchando bajo diversas formas de guerra irregular, pero esa situación no creemos que esté en los planes del Kremlin.

A los efectos prácticos, la Ucrania original quedaría dividida en cuatro regiones. La de Ucrania occidental con una mayoría de hablantes de ucraniano; la Ucrania central con Kiev y una mayoría de hablantes de surzhyk (mezcla de ucraniano y ruso); el noreste de Ucrania con Jarkov y una mayoría de hablantes de ruso, y la del Sudeste y Sur de Ucrania con Donetsk y Odesa, con una mayoría de hablantes de ruso.

En síntesis, Rusia controlaría, directa o indirectamente, las tres cuartas  partes del territorio ucraniano y la mitad de su población (unos 20 millones). Por su parte, la Ucrania occidental tendría alrededor del 25% del territorio y entre el 20 y el 25% de la población, mientras el 25 o 30% restante de ella viviría en el exilio.

Las relaciones con Occidente seguirían siendo confusas, desde aceptables a malas. Obviamente, una partición de Ucrania podría fortalecer la animosidad occidental contra Rusia. Pero Europa ya no se mostraría tan unificada como antes de una victoria rusa, ya que el pragmatismo se impondría en muchas capitales europeas, lo mismo que con la presencia de Trump en la Casa Blanca con una OTAN sin un apoyo irrestricto estadounidense.

Otros problemas remanentes no menores serían, por ejemplo, si Polonia debería quedarse o no con una gran parte de Ucrania y si Rumania debería quedarse con Vinnytsia. También se podría hacer una partición de Moldavia para apaciguar a Rumania. Además, de Transnistria y Gagauzia, que pasarían a ser rusas y el resto de Moldavia a ser rumana. Por lo que Ucrania podría terminar cediendo a estos Estados pequeñas zonas a lo largo de sus  fronteras con Polonia, Rumanía y Hungría.

En muy pocas palabras: si estos son los escenarios más probables, Francisco tiene toda la razón y Ucrania debería iniciar negociaciones de paz lo antes posible para evitar este futuro sombrío. Pero como afirma Platón en forma muy pesimista, “Sólo los muertos conocen la verdadera paz”.

Esperemos que este no sea el caso para el sufrido pueblo ucraniano.

El Doctor Emilio Luis Magnaghi es Director del Centro de Estudios Estratégicos para la Defensa Nacional Santa Romana. Autor de El momento es ahora y El ABC de la Defensa Nacional.