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Inercia del sueño: cuando apagamos la alarma para seguir durmiendo

Es un hábito que demuestra el estado de ánimo en que se encuentran las personas. Cuáles son las causas que resultan en el hábito de reprogramar el despertador

Por Redacción

12 de diciembre, 2023 - 12:15

Arrancamos el año con todas las energías puestas en ese cuaderno en blanco que son los meses por venir. Pero llega diciembre (en algunos casos, noviembre), y muchos de nosotros sentimos un cansancio extremo. La rutina, el trabajo en casa, el trabajo externo y los compromisos sociales dan por resultado un estado de agotamiento que, muchas veces, no se resuelve solo con dormir.

Y esto es más visible por las mañanas: suena la alarma que marca el nuevo día, y la tentación es posponerla "diez minutitos más". Es el gran error que marcará el estado de ánimo durante todo el día. ¿Y por qué decimos que es "un error"? La respuesta tiene que ver con la interrupción del ciclo del sueño o, siendo más técnicos, con la inercia del sueño.

Facundo Nogueira, jefe del Laboratorio del Sueño, del Hospital de Clínicas, explica que "una vez iniciado el ciclo de sueño, si se lo interrumpe a los 10 o 15 minutos, este proceso se detiene. Cuando la persona vuelve a quedarse dormida, este ciclo se reinicia desde cero nuevamente". 

Pablo López, psicólogo y coordinador del Programa de Tratamiento del Insomnio de INECO

Parece un poco complicado, pero si este proceso se repite tres o cuatro veces cada mañana, el agotamiento estará presente durante todo el día. "Cada vez que lo hacemos, vamos a tardar hasta cuatro horas en despertarnos completamente y volver a tener foco en la realidad, o vigilia", dice el profesional.

Los ciclos del sueño

Pablo López, psicólogo y coordinador del Programa de Tratamiento del Insomnio de INECO (Instituto de Neurología Cognitiva), explicó que "el sueño tiene dos etapas importantes: una de ausencia de movimientos oculares rápidos (NO-REM), y otra con movimientos oculares (REM). Es lo que se denomina arquitectura del sueño, la organización formal del proceso del sueño". Y cada una de esas partes, según el profesional, también tiene sus detalles.

"La etapa NO-REM se divide en tres o cuatro fases. Durante el sueño se pasa desde la etapa NO-REM a la dos, tres o cuatro, de acuerdo a cómo esté dividida: de mayor vigilia hasta un sueño progresivo cada vez más profundo, típico de las últimas fases de esa etapa", agrega López. Cada una de estas fases hay cambios de temperatura, presión arterial, frecuencia cardíaca y movimientos varios, los cuales pasan a la etapa REM, de sueño más profundo.

Todo este proceso indica el profesional, dura entre 90 y 120 minutos. "Y lo ideal es hacerlo de forma ininterrumpida, ya que se va repitiendo a lo largo de la noche. Cortar ese proceso tiene un efecto negativo, ya que se interrumpe una rutina que debería darse de manera continua, para que el sueño sea reparador", agrega el psicólogo.

¿Qué pasa si posponemos la alarma?

Hay que tener en claro que si necesitamos posponer la alarma es porque existe algún tipo de privación del sueño, o de calidad del sueño, lo que resulta en la dificultad de despertarse de forma espontánea y automática. Cuesta más lograr el nivel de alerta esperado, es cada vez más difícil tener un nivel óptimo de atención.

A nuestro organismo le va a costar muchísimo más lograr entrar en un estado de vigilia y activación. Y si a cada tanto volvemos a dormirnos, ese estado va a estar presente durante todo el día, ya que el sueño obtenido (de 5 minutos, de 10 minutos) será de mala calidad, con pequeños fragmentos de sueño que no llevan a ningún ciclo completo del sueño. Resultado: el sueño no será reparador.

Y conviene prestar mucha atención a este último detalle: el sueño es uno de los tres pilares de la salud y el bienestar, junto con la alimentación y la actividad física.