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Encontraron en la Patagonia los fósiles de una nueva especie de dinosaurio

El yacimiento de los restos prehistóricos se encuentra a 20 kilómetros de Villa El Chocón, en Neuquén. Corresponden a cuatro ejemplares de dinosaurios de cuello largo y herbívoros

Por Redacción

05 de enero, 2024 - 10:12

Habitaron la Tierra unos 65 millones de años antes de que apareciera el hombre. Eran los reyes de la creación, y convivían con plantas que ya no existen. Recorrieron enormes distancias, cazaron, tuvieron crías... y un día desaparecieron. Los dinosaurios, salvo en la pantalla grande y gracias a la tecnología CGI, ya no están entre nosotros. Pero sus restos sí, y muchos de ellos esperan ser descubiertos.

 

 

Nuestro país sigue dando sorpresas, gracias al trabajo de los arqueólogos que tratan de armar el enorme rompecabezas de la evolución de la vida. Argentina ha dado muestras de haber sido el hogar de varios de estos enormes animales, y, otra vez, la Patagonia vuelve a ser protagonista: restos fósiles de cuatro dinosaurios herbívoros fueron encontrados muy cerca de la Villa El Chocón, en la provincia de Neuquén.

 

En rojo, Cañadón de las Campanas, el sitio donde hallaron los fósiles (Imagen de Google)

 

Según informaron paleontólogos del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET), los profesionales encontraron restos de cuatro ejemplares de cuello largo y pico de pato en el Cañadón de las Campanas, a 20 kilómetros de El Chocón, y este descubrimiento se publicó en la revista Historical Biology.

Bautizado como Sidersaura Marae, el animal tenía una dieta basada en vegetales, sobre todo plantas bajas. Era un rebaquisáurido, caracterizado por un hocico ancho, que le facilitaba la ingesta de vegetales chatos. Por los huesos de su columna vertebral, rellena de espacios con aire (como las aves), se estima que poseía un peso mucho menor del que podía indicar su tamaño.

El Sidersaura era cuadrúpedo, con una larga cola, y si bien no se distinguían por su gran tamaño, el de Neuquén era la especie más grande de la familia: una masa de 15 toneladas, con una longitud entre 18 y 20 metros.

El descubrimiento de los fósiles de este animal no ha sido automático: profesionales argentinos, junto con personal del Field Museum, de Chicago, Estados Unidos, estuvieron trabajando desde el 2012 en la Formación Huincul, en Neuquén. Se necesitaron cinco campañas anuales, entre dos y cuatro semanas, para poder extraer todos los fósiles.

Sebastián Apesteguía, director del Área de Paleontología de la Fundación de Historia Natural Félix de Azara, explicó que "los ebaquisáuridos fueron dinosaurios muy importantes en los ecosistemas cretácicos, y desaparecieron a mediados de ese período en un evento de extinción masiva que tuvo lugar hace 90 millones de años, en el que también se extinguieron los carcarodontosáuridos, los dinosaurios carnívoros más grandes del mundo".

En este sentido, Apesteguía subrayó que "el Sidersaura es uno de los últimos rebaquisáuridos, pero a la vez pertenece a un linaje antiguo en términos evolutivos; esto nos muestra que, al final de su época, sobrevivían algunos de los rebaquisáuridos de los primeros tiempos, y que estos eran de los más grandes de su grupo, dado que podían alcanzar cerca de 20 metros de largo”.

Los investigadores determinaron que estos dinosaurios murieron en una zona barrosa cercana a un río y sus restos se descompusieron en ese mismo lugar. Luego, animales carroñeros se llevaron algunos huesos y las crecidas del río arrastraron otros restos y desarmaron parcialmente los esqueletos.

Una de las características que distingue a Sidersaura de otros dinosaurios es la forma estrellada de sus arcos hemales (huesos de la cola). “Esta particularidad es la que le da nombre a la especie, dado que 'sider' significa estrella en latín”, precisó Lucas Lerzo, becario doctoral del Centro de Ciencias Naturales, Ambientales y Antropológicas de la Universidad Maimónides.

Entre los restos óseos recuperados de Sidersaura se encuentra también el calcáneo, uno de los dos huesos que componen el tobillo de los vertebrados terrestres, junto con el astrágalo, que hasta ahora no se había encontrado en los rebaquisáuridos conocidos. Los investigadores interpretan que la morfología de este hueso le otorgaba una mayor resistencia en el paso a la extremidad posterior.