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Una propuesta para la defensa nacional

El designado ministro de Defensa, Luis Petri, tiene ante sí una tarea relegada durante muchos años por varios gobiernos: reequipar y modernizar las Fuerzas Armadas para recuperar su capacidad de respuesta y devolverles a sus hombres el orgullo de pertenecer a ellas

08 de diciembre, 2023 - 08:52

El reciente triunfo de Javier Milei en las elecciones presidenciales, y la consecuente designación de Luis Petri como su futuro ministro de Defensa, nos impulsa a acercarles nuestra propuesta, madurada durante varios años de estudio. A saber:

 

Situación

a) Global: La actual situación internacional se caracteriza por la incertidumbre, la alta zozobra y la posibilidad de múltiples conflictos. En menos de diez años se ha pasado de la unipolaridad hegemónica de los EE.UU. a la multipolaridad, donde se destaca el surgimiento importante de países emergentes, como los BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica). Por otro lado, se observan tendencias contradictorias, ya que a la creciente y pujante globalización tecnológica se le oponen posturas localistas, cada vez más potentes. Las ideas de modernidad, como la democracia y las economías de mercado, pugnan por imponerse pero son resistidas por otras de origen más tradicional, tales como aquellas basadas en los lazos de sangre y en la identidad étnica o en la religiosa. El Estado, tal como lo conocemos, es desafiado todo los días por actores no estatales, como el narcotráfico y el crimen organizado, entre otros.

b) Regional: Ante las inseguridades e incertidumbres que plantea el orden global, son muchos los Estados que buscan en el apoyo mutuo que ofrecen diversas organizaciones regionales, la ayuda necesaria para enfrentar estas circunstancias en mejores condiciones. Al respecto, no cabe duda que nuestros vecinos deben ser nuestros aliados confiables, empezando por Brasil y por Chile, con quienes deberemos formar el núcleo duro de una renovada “alianza estratégica regional”.

c) Nacional: la Argentina ha perdido muchas capacidades que proveían a su defensa común y que, también, son importantes para mantener el balance regional necesario que le permita interactuar y cooperar en condiciones de paridad con sus socios regionales.

 

La propuesta

Proponemos una política de defensa realista y práctica, que convierta a esta área en una verdadera herramienta de la política exterior de la Nación. La defensa debe dejar de ser un problema para convertirse en parte de la solución, una verdadera política de Estado que trascienda al período de una administración.

No proponemos realizar una reestructuración más de nuestras fuerzas armadas y de nuestro sistema de defensa. Ya hubo muchas y todas han fracasado. Nuestras Fuerzas Armadas son un elemento fundamental pero no el único de nuestra defensa nacional. Se deben construir nuevos cimientos, sin dejar de lado aquellos aciertos sobre los que les dieron forma prohombres de nuestra historia.

Para ello se deben encarar las siguientes tareas prioritarias:

a) Detener el deterioro moral. Devolverles a los miembros de las FF.AA. el orgullo, dado que ya no quedan en ellas ni conceptualmente ni cronológicamente personas que no entiendan que no puede librarse un conflicto sin apego a las normas morales y que no comprendan el absoluto respeto que deben tener hacia el poder civil del Estado.

b) Darles una misión trascendente. Un mundo en permanente evolución exige fuerzas militares con capacidad de adaptación. Ya no alcanza solo con la misión tradicional de la defensa de la soberanía nacional. También, deben estar en condiciones de realizar tareas de apoyo a la comunidad, participar intensamente en operaciones de paz y apoyar a las autoridades civiles en toda emergencia de magnitud que se presente.

c) Educarlas para la misión. La educación permanente es el mejor instrumento para prepararlas para sus múltiples misiones. En la formación de cuadros y soldados no debe faltar la misión de colaborar con el Estado para llegar a todos los rincones del país y en tal sentido hay que generar los instrumentos que permitan que las Fuerzas Armadas colaboren con la educación y la asistencia ciudadana. Como, por ejemplo, los liceos militares que son un modelo de excelencia, no solo para ser mantenido, sino –tambiénpara ser replicado en las provincias que carecen de ellos.

d) Equiparlas para la misión. El necesario reequipamiento debe surgir de la combinación lógica entre lo que puede producir el país, la cooperación regional y lo que deba adquirirse más allá de la Región, siempre exigiendo transferencia de tecnología. Para ello será fundamental la utilización eficiente de los recursos asignados por el Presupuesto nacional evitando gastos innecesarios, a la par de aprovechar las ventajas que ofrece el interactuar en un mundo globalizado a través de organismos como la ONU.

e) Reactivar todo lo relacionado con la producción para la defensa. El actual conflicto en desarrollo entre la Federación Rusa y Ucrania, la que cuenta con el apoyo de la OTAN, ha puesto nuevamente sobre las exigencias estratégicas la necesidad de contar con una base industrial en condiciones abastecer no sólo sistemas de armas, sino también de los elementos que ellos emplean, especialmente municiones.

f) Incrementar la inversión en investigación y desarrollo para la defensa. Otra lección aprendida de la guerra señalada más arriba es el carácter esencial de la innovación tecnológica desarrollada en forma autónoma y nacional, especialmente aquella aplicada a:

–Vehículos y municiones aéreas y navales autónomas.

–Satélites y aviones de vigilancia de largo alcance.

–Protección de los sistemas de información y de comunicaciones propios contra los ataques cibernéticos enemigos.

–Uso de la Inteligencia Artificial (IA) en los sistemas de decisión humanos.

g) Parámetros de diseño. Para diseñarlas se tendrán en cuenta los siguientes parámetros:

1) Mantenerlas bajo un control civil objetivo. Vale decir, uno que reconozca la existencia de un ethos militar y que les exija una obediencia inteligente.

2) Priorizar la calidad por sobre la cantidad. En este sentido, su preparación y equipamiento deberá tender a alcanzar fuerzas ágiles y potentes, en las cuales la educación y la tecnología serán el multiplicador de sus capacidades.

3) Tender hacia elementos cada vez más transportables, con capacidad para actuar en todo el ámbito de nuestro extenso territorio nacional, incluido nuestro mar y sector antártico. También deberán contar con cierta capacidad de proyección en apoyo de los objetivos de política exterior. Para ello deberá pensarse y recuperarse la capacidad de transporte estratégico, tanto en los modos navales como en aéreos y terrestres.

4) Profundizar la conjuntes, como la única manera de lograr la eficacia operacional.

5) Alcanzar una aceptable versatilidad que les permita afrontar un cúmulo de misiones, que podrán ir desde la distribución de la ayuda humanitaria hasta la guerra convencional.

 

Conclusión

Lo hemos sostenido siempre y lo repetimos: hay que empezar por entender que toda fuerza armada es, ante todo, una organización compleja conformada por una trilogía de hombres, ideas y "fierros". Esto nos lleva a asumir que lo más importante es su componente humano, seguido por su cultura organizacional (ideas) y su equipamiento (“fierros”).

Por este camino, podremos arribar a un diagnóstico correcto que nos permita elaborar una propuesta adecuada para su necesaria transformación y puesta en valor para la sociedad que las cobija.

 

El Doctor Emilio Luis Magnaghi es Director del Centro de Estudios Estratégicos para la Defensa Nacional Santa Romana. Autor de El momento es ahora y El ABC de la Defensa Nacional.