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Joseph Redhead, el médico escocés que asistió a Belgrano hasta su muerte

El científico se hizo amigo incondicional del prócer argentino y lo acompañó hasta el fin de su vida. Sin embargo en la historia argentina se lo menciona muy poco y no se conocen muchos de sus aportes a la ciencia

15 de junio, 2020 - 08:25

Antes de morir, Manuel Belgrano le pidió a su hermana que buscara su reloj de oro de bolsillo –regalo del rey Jorge III, que fue luego robado del Museo Nacional en 2007– y se lo dio a su médico de cabecera, como pago por sus servicios. En ese momento dijo: “Esto es todo lo que tengo para dar a este hombre bueno y generoso”.

Así, con estas palabras, el patriota saldó la deuda con su amigo, el doctor Joseph James Redhead, un británico que acompañó más de ocho años al creador de la Bandera hasta el último día de su vida.

Muerte de Belgrano

¿Quién fue el médico que cuidó la salud de Belgrano? Conozcamos la vida de este ignorado hombre para los argentinos.

 

Las aventuras de un escocés

Joseph James Thomas Redhead nació en Escocia, Reino Unido, en 1767. Cuando contaba con muy pocos años de edad sus padres y él se trasladaron para radicarse en Edimburgo.

En esa ciudad inició sus estudios para luego inscribirse en la carrera de medicina en donde se graduó en 1789. Para perfeccionarse en su profesión partió hacia Prusia (actual Alemania) y se estableció en Göttinger donde ingresó a la Universidad de esa ciudad. Allí, conoció a grandes personalidades, como el futuro rey prusiano Guillermo IV y a su gran amigo, el científico Alexander von Humboldt.

Ávido de conocimientos, el joven escocés partió primero hacia Italia y luego hacia la Rusia imperial, en donde se afincó por un tiempo. Posteriormente viajó a Francia para realizar varias especializaciones en París.

En 1803, fue Alexander Von Humboldt –que había realizado un viaje científico a Sudamérica–, quien lo convenció para que viajara a estas lejanas tierras. Entonces el médico escocés partió entusiasmado hacia el entonces virreinato del Río de la Plata.

Reloj obsequiado por Belgrano a Redhead.

En 1804, después de varios meses de navegar por el Atlántico, Redhead desembarcó en Buenos Aires. El galeno se registró como ciudadano estadounidense, figurando su nacimiento en Connecticut. Es probable que su cambio de nacionalidad lo hiciera para no ser agraviado o encarcelado por las autoridades, porque en ese momento España y Gran Bretaña estaban en guerra.

Dos años después, el científico organizó un viaje con el objetivo de estudiar la región del Alto Perú, y lo hizo pasando por varios lugares de esa región, hasta que en 1809 se asentó por un tiempo en Salta, más precisamente en el Valle de Lerma, en donde realizó una de las primeras investigaciones sobre la malaria y el tifus.

Además de estos estudios, hizo interesantes descubrimientos geológicos en esa zona que fueron publicados en Europa.

 

Cerca de la revolución

Los hechos de mayo de 1810 tomaron por sorpresa al médico extranjero en la provincia de Salta, pero inmediatamente se adhirió al bando revolucionario y se ganó la simpatía del coronel Martín Miguel de Güemes.

Tiempo después, el comandante de la frontera le pidió que viajara hacia la ciudad de Tucumán para que atendiera a su amigo, el entonces comandante en jefe del Ejército del Norte, general Manuel Belgrano, quien sufría de una grave dolencia.

El doctor Redhead dio con precisión el diagnóstico de la enfermedad y le suministró una medicina que lo curó en poco tiempo. De inmediato, el jefe patriota lo incorporó como médico personal, para que luego lo acompañara en la expedición hacia el Norte.

Después de las batallas de Vilcapugio y Ayohuma, el general Belgrano volvió a enfermarse, ahora de paludismo, y otra vez Redhead lo curó al darle quinina.

Recuperado, el jefe del Ejército del Norte recibió una mala noticia desde Buenos Aires; la misma le comunicaba su separación del mando militar por la malograda campaña y le solicitaba viajar de inmediato a la metrópolis. Fue en ese momento que ambos amigos se separaron y el británico regresó a Salta, su lugar de residencia.

 

Amigos hasta la muerte

Después de la declaración de la independencia de las Provincias Unidas del Sud, el Director Supremo Juan Martín de Pueyrredón nombró, el 1 de agosto de 1816, al general Belgrano jefe del Ejército del Norte.

Establecido nuevamente en Tucumán, la salud del patriota se quebrantó otra vez y fue llamado su amigo y médico Joseph Redhead para su asistencia.

Durante los tres años siguientes, el comandante del ejército norteño no solo sufrió un gran deterioro físico sino también la persecución política a través de la anarquía que comenzaba a reinar en todo el territorio del Río de la Plata.

En 1819 se produjo una revolución en Tucumán que terminó nuevamente con la destitución de Belgrano y su posterior encarcelamiento.

Gracias al británico, quien logró liberar a su paciente justificando su grave estado al diagnosticarle “hidropesía”, ocasionada por una insuficiencia cardíaca que padecía, el patriota fue liberado y ambos partieron rumbo a Buenos Aires.

Casa natal de Belgrano donde murió en 1820.

Ignorado, sin un centavo y muy enfermo, Belgrano llegó junto a Redhead a la ciudad porteña y se alojó en su casa natal, ubicada en Defensa 441 (hoy Edificio Calmer), en donde quedó bajo los cuidados sanitarios de su amigo y acompañado de sus familiares más íntimos hasta el día de su muerte, ocurrida el 20 de junio de 1820.

Fallecido el prócer, su médico personal procedió a realizar la autopsia y se encontró con una gran sorpresa: su corazón era más grande que el normal de los humanos, y concluyó que esa fue la causa de todos sus males.

Luego de la muerte de su amigo, Redhead se estableció por un tiempo en Buenos Aires, donde brindó durante varios meses sus servicios en un hospital del barrio de San Telmo, para luego regresar a la provincia de Salta.

 

Amor al terruño

El doctor Redhead regresó a su querida Salta y allí siguió con su profesión de médico asistiendo a grandes personalidades, como a María Macacha Güemes (hermana de del general Güemes), Luciano Tejada (esposo de Macacha), y a los generales José Gorriti y José Álvarez de Arenales, entre otras familias distinguidas de aquella provincia.

El científico, además de dedicarse a la medicina, siguió con sus investigaciones geológicas, atmosféricas, botánicas, astronómicas y geográficas, realizando varios descubrimientos en las provincias del Chaco y Santiago del Estero.

También elaboró varios escritos científicos e históricos, estos últimos de sumo valor para la historiografía argentina.

Murió en la ciudad de Salta, el 28 de junio de 1847 a la edad de 80 años, y su cuerpo fue enterrado en la quinta de su propiedad –llamada Quinta Grande– en la que residía.