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​​​​​​​El justicialismo mendocino y el desafío de estar unido

Encolumnado detrás de Fernández Sagasti, su objetivo es ganar la confianza de un exigente ciudadano que, por ahora, lo observa con esa lupa tan característica del mendocino

28 de marzo, 2021 - 09:34

Desde antes que asumiera la conducción esa suerte de triunvirato que encabeza Anabel Fernández Sagasti, a la que secundan Martín Aveiro y Matías Stevanato, el justicialismo local muestra una permanente imagen de unidad en cada exposición, decisiones y, fundamentalmente, posiciones en todos los temas que conlleva la provincia.

El objetivo es más que claro: ganar la confianza de un exigente ciudadano que, por ahora, lo observa con esa lupa tan característica del mendocino.

Los peronistas son conscientes de ello y se les hace cuesta arriba cada vez que hacen agua en temas vitales, como cuando se prendieron en el primer envión de la gestión de Rodolfo Suárez con la minería y ante la respuesta contundente de la gente, no sabían cómo despegarse.

Lo mismo pasó con el tema de la reforma constitucional, que negaron abordar, cuando en campaña habían dicho todo lo contrario.

Más evidente aún, cuando ahora están impulsando obras y su financiamiento, mientras en el 2019 habían negado dar el aval legislativo para la toma de esos créditos.

Esto último tiene su historia y su argumento de peso: el divorcio institucional absoluto que la oposición tuvo con el anterior gobierno del Frente Cambia Mendoza.

A las vicisitudes de su rol de opositor, el PJ provincial tiene que sumar factores internos, en los que hace todos los esfuerzos posibles para que no se filtre ningún punto que eche por tierra esa imagen para volver a ser alternativa de gobierno en Mendoza.

Pero esto tiene un aspecto que puede ser el que abra esa rendija y muestre que no todos están encolumnados.

Aquí, como otras veces en la historia del peronismo local, la figura de los Félix (Omar y Emir) desde el sur provincial, ponen el acento en hacer rancho aparte.

Su obsesión por asumir la primera magistratura aflora toda vez que su partido comienza a tomar un volumen tal que señale posibilidades de alcanzar el sillón de San Martín.

Pareciera que el que quiere llegar a ese sitio es Emir Félix, si su partido así lo determina, primero, y el electorado lo vota, después.

Todo un tema que deja más que claro que esa línea joven que renovó y conduce el justicialismo se debe enfrentar a una estructura tradicional con añejos intereses,

A pesar de todo eso, el principal partido de la oposición redobla la apuesta ante la gente, con una activa participación en cuestiones vitales de la provincia.

Uno de los núcleos irradiantes de muchas de sus acciones es la Legislatura, lugar donde la actual administración provincial encontró escollos de mucho peso y desde donde también salen urticantes respuestas de alto vuelo hacia esa conducción entre las bambalinas que tiene el oficialismo entre Buenos Aires y Mendoza.

Desde el Poder Legislativo provincial se marcó la grave irregularidad de nombrar a Teresa Day como ministra de la Corte y como consecuencia de ello, la validación de Dalmiro Garay como titular de la Suprema Corte de Justicia.

Hecho que, como consecuencia directa, mostró e instaló por primera vez en la historia institucional de Mendoza un conflicto en los tres poderes del Estado.

De allí, el tema presupuestario provincial, la autorización para toma de créditos, la reforma constitucional y el urticante punto del listado de quienes reciben la vacunación contra el coronavirus muestran al PJ con su criterio y sin posibilidad de negociación de ninguno de estos temas en los que quieren demostrar sus diferencias con los partidos que integran el Frente Cambia Mendoza, esencialmente con el radicalismo.

Pero a lo hecho en las cuestiones institucionales el justicialismo también se mostró en acción sobre obras que se reclaman con necesidades concretas en todos los departamentos.

En ese aspecto, Fernández Sagasti presiona a todos los ministerios y organismos de la Nación, sobresaliendo el tema saneamiento, rutas, viviendas, sin distingos de gobiernos municipales.

Es el caso del trascendente espaldarazo a los objetivos de gobierno de Ulpiano Suarez consiguiendo el aporte nacional con montos millonarios en obras para mejorar la vida de miles de habitantes que contienen los barrios que conforman la zona de La Favorita.

Lograr la jubilación para los empleados y peones que trabajan en la vitivinicultura, entre otros aspectos ligados a la producción, también mostraron la presencia de la joven titular del peronismo provincial.

La más brava situación que tuvo que sobrellevar en los últimos días fue la decisión del Poder Ejecutivo nacional de otorgar un notable beneficio a provincias del denominado Norte Grande que impactarían en la generación de empleo.

Mendoza se sentía nuevamente postergada como en aquella promoción industrial que hizo fugar inversión y capital humano a los estados beneficiados con el decreto discriminatorio de la administración del desaparecido Carlos Saúl Menem.

La señal clara contra Mendoza y otras provincias por parte de Alberto Fernández, hizo que el peronismo y Fernández Sagasti se movieran con mucha rapidez ante la Casa Rosada.

Señalan algunos observadores de la política local que la senadora se habría plantado con los tapones de punta y muy molesta por una señal que claramente perjudicaba y derrumbaba todo un trabajo militante ante los mendocinos.

Algo que no estaría dispuesta, dicen, a permitirlo y que por eso habría logrado revertir el tema, ubicando a la provincia en el régimen de promoción.

Como se dijo, el trabajo de la oposición en Mendoza es en el día a día. Trabajo hacia fuera de su estructura partidaria y hacia adentro.

Sobre todo, allí donde nadie ve y donde la unidad será clave para los tiempos que vienen, si es que los peronistas mendocinos pretenden y tienen convicciones de gobernar una tierra con habitantes criteriosos y exigentes.