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Conocé los impactantes detalles de la travesía de Nando Parrado y Roberto Canessa

El Fairchild FH-227D, se estrelló en la cordillera de los Andes en octubre de 1972, desencadenando una lucha por la vida que se prolongaría durante más de dos meses. El cine recordó la hazaña

Por Redacción

16 de enero, 2024 - 14:28

Las altas cumbres de los Andes, un frío implacable y la lucha constante contra el hambre; este escenario desafiante marcó el camino de supervivencia de los valientes tras el accidente del vuelo 571 en 1972. Vamos a descubrir la asombrosa ruta que Nando Parrado y Roberto Canessa emprendieron para encontrar ayuda, redefiniendo la tragedia en una historia de superación y resistencia.

El avión Fairchild FH-227D, que transportaba a un equipo escolar de rugby y sus familias, se estrelló en la cordillera de los Andes en octubre de 1972. La adversidad se convirtió en su compañera constante en aquel entorno helado, desencadenando una lucha por la vida que se prolongaría durante más de dos meses y que de la mano de Nando Parrado y Roberto Canessa pudieron contar.

El Inicio de la travesía

En noviembre de 1972, algunos supervivientes comenzaron a planear su ruta hacia la salvación. Nando Parrado, Roberto Canessa y Antonio Vizintín exploraron los alrededores del campamento improvisado, encontrando la cola del avión a 1,2 kilómetros de la frontera con Chile. Allí, descubrieron el radiotransmisor averiado, un indicio crucial para trazar su ruta hacia la esperanza.

El 12 de diciembre, Parrado y Canessa emprendieron su épica caminata hacia el este, adentrándose en las desconocidas montañas en busca de ayuda. Equipados con la ropa más resistente que pudieron improvisar, sacos de dormir hechos a mano y la desgarradora provisión de calcetines con trozos de carne, enfrentaron picos de más de 4.000 metros sin más herramientas que su determinación.

Convencidos de que ya estaban en territorio chileno, según las palabras de los pilotos antes del accidente, Parrado y Canessa desafiaron las alturas, escalando picos de más de 4.600 metros. Utilizando únicamente sus arneses de seguridad como equipo improvisado, avanzaron durante diez días en una travesía que desafiaba no solo las alturas sino también el inclemente frío de las noches andinas.

El 22 de diciembre, tras enfrentarse a desafíos inimaginables, Parrado y Canessa llegaron a un pequeño valle sin nieve formado por los ríos San José y Del Azufre. Allí, un encuentro providencial cambiaría el destino de todos. El vaquero chileno Sergio Catalán avistó a los exhaustos caminantes y, con una llamada a las autoridades chilenas, inició la cadena de eventos que llevaría al rescate de los demás supervivientes, marcando el final de una odisea que perdura en la memoria.

La travesía de Parrado y Canessa no solo fue un viaje físico, sino una prueba de resistencia y perseverancia. La cordillera de los Andes se convirtió en el escenario de una hazaña humana extraordinaria, donde la determinación superó a la desesperación. La historia de su odisea sigue inspirando, recordándonos que, incluso en medio de la tragedia, la fortaleza humana puede prevalecer.

La travesía de Parrado y Canessa se suma a la epopeya de aquellos que desafiaron lo imposible. Más allá de las montañas nevadas, encontraron un camino hacia la esperanza y la vida. En su huella, dejaron una lección de coraje que trasciende el tiempo, recordándonos que, incluso en los momentos más oscuros, la luz de la fortaleza humana puede guiar el camino hacia un nuevo amanecer.

La ruta

El 22 de diciembre, Parrado y Canessa llegaron a un pequeño valle sin nieve formado por los ríos San José y Del Azufre. En este lugar providencial, se encontraron con el vaquero chileno Sergio Catalán, quien avistó a los exhaustos caminantes y llamó a las autoridades chilenas.

Travesía:

Fecha: 12 de diciembre de 1972.

Partida: campamento improvisado cerca de la cola del avión en el Valle de las Lágrimas, a 1,2 kilómetros de la frontera con Chile.

Rumbo: Este, en dirección hacia Chile.

Objetivo: alcanzar la parte libre de nieve y avanzar hacia el este para buscar ayuda.

Ropa: la más resistente y abrigada que pudieron improvisar con telas encontradas en la cola del avión.

Sacos de dormir: hechos a mano con los materiales disponibles.

Provisiones: calcetines con trozos de carne, provenientes de sus compañeros fallecidos en el accidente, para garantizar una fuente de alimento durante el viaje.

Terreno montañoso: enfrentaron picos de más de 4.000 metros, escalando algunas cumbres que superaban los 4.600 metros.

Clima hostil: lidiaron con las condiciones climáticas extremas, enfrentándose al frío intenso y a las dificultades de la escalada, especialmente durante las noches.

Duración total: diez días de una caminata extenuante por las inhóspitas montañas de los Andes.

Encuentro: 22 de diciembre de 1972.

Ubicación: pequeño valle sin nieve formado por los ríos San José y Del Azufre.

Personaje clave: vaquero chileno Sergio Catalán, quien avistó a los caminantes y llamó a las autoridades chilenas para iniciar el rescate.