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La rara sensación argentina de caminar sin rumbo

Alfonso Prat Gay definió el escenario económico en el país y que no es muy auspicioso.

12 de diciembre, 2020 - 12:35

En Rivadavia es donde se debió congregar gran parte de la población argentina que hoy siente una profunda desazón sobre lo que está ocurriendo y, peor aún, sobre lo que viene en los próximos meses en materia económica. Ya venimos muy golpeado por lo que ha venido ocurriendo hace décadas.

Es que, allí fue donde el reconocido economista Alfonso Prat Gay (55), ex J.P. Morgan -la empresa financiera creada en 1979 a partir de la fusión del Chase Manhattan Corporation y la J.P. Morgan & Co.-, llevado de la mano de Alfredo Cornejo, puso los acentos para que la gente pueda leer mejor acerca de cómo debamos prepararnos. Fue duro.

El también exfuncionario de Eduardo Duhalde, Néstor Kirchner y de Mauricio Macri, describió el panorama lo más suave que pudo ante la audiencia que lo esperaba en el Cine Ducal, reconociendo la especulación ante la que se han rendido comerciantes y empresarios en un país donde la protección sigue siendo representada por el dólar. O el peso chileno, moneda de cambio en kioskos mendocinos, o cualquier otra moneda más estable que la nuestra.

 

 

Eso es lo que define el dolor que genera la incertidumbre y que ahora está anestesiada ante la alta demanda de pesos que generan siempre las celebraciones de fin de año. Por eso explicó que la situación se encuentra amesetada esperando dar el gran salto una vez que todo vuelva a los carriles normales y no precisamente hablando en auspiciosos términos.

Prat Gay, cargado de ejemplos y metáforas, señaló que Argentina no posee un plan económico y apuntó a la gravedad que representa navegar sin brújula. Lo dijo haciéndonos imaginar un viaje donde, durante las obscuras las noches, no se pueden observar siquiera las estrellas y los bancos de niebla abundan todo el tiempo. Claro, él habló de “humo”.

Lo hizo graficando la imagen de una parábola en la que en el mundo que funciona sobre el camino los viajeros van hacia sus destinos. En el caso de Argentina, estamos en una suerte de estancamiento, paralizados, detenidos al costado del camino, “en un presente donde nada es agradable”, sostuvo.

Si bien muchos lo presentimos, el político y empresario argentino, contó que los precios están frenados, alertando que la inflación en el país está deprimida y que cuando pierda ese cepo los que más perderán serán los que menos tienen. Y sí, una vieja historia conocida que viene siendo una triste realidad en los últimos 60 años, agravada con los últimos 10, lapso en el que la parálisis fue fenomenal.

 

 

Después habló del Fondo Monetario Internacional, FMI, a través del cual el Gobierno Nacional pretende hacerle creer a la población una virtualidad que le otorgue credibilidad. La que le devuelva la confianza al electorado que depositó la confianza en la última fórmula del Frente de Todos. El “autor” del inédito asombro que experimentamos cuando nos enteramos de parte de una vicepresidenta quién iba a ser el candidato a presidente. Algo con lo cual ningún país del Mundo aún puede competir. 

“Por eso no son buenas las operaciones de humo con las que se trata de distraer a la población con otros asuntos con tal de no perder credibilidad”, dijo, aún sin mencionar la palabra “devaluación”.

Sobre el pasado, el presente y el futuro, fue categórico. Visibilizó que mientras muchos están tratando de defender su pasado lo mejor sería que de eso se ocupe la Justicia. No el mismo Gobierno. Obvio, porque en realidad la sensatez indica que debería estar atendiendo el presente, enfocado en el futuro.

En tanto, se refirió a los mezquinos: “El gran obstáculo son las mezquindades políticas. Son casi 12 años de estancamiento. Estamos casi 40 puntos debajo de donde deberíamos estar”, dijo, ampliando su análisis sobre lo que deberíamos estar haciendo como país. Pero, es cierto, mientras los gobernantes sigan jugando a quien maneja más o quien maneja menos seguiremos ante un espejo que solamente siga reflejando imágenes indeseable.

 

 

Lo bueno es que Alfonso Prat Gay pudo realizar su primer viaje luego de diez meses de vivir la pandemia. Y llegó a Mendoza, donde se reencontró con un pariente de San Martín dedicado a la vitivinicultura. Cuando llegó, miró la Cordillera de los Andes e imaginó lo que hubiera sentido el General San Martín cuando muchos le decían que su gesta era imposible. Sin embargo, José sabía algo al igual que él mismo, que pasar al otro lado “es imprescindible”, según definió.

Como broche final, ventiló que jugó contra Diego Armando Maradona en 1988. “Si hubiéramos jugado en el mismo equipo habría sido un afano”, ironizó descomprimiendo el humor generado por sus palabras. Las que marcaron el pasado reciente en Argentina que ha venido siendo “muy deprimente”.