|24/03/24 03:46 PM

Los años en que se apropiaron de la pelota de fútbol

En la conmemoración del Día Nacional de la Memoria, un repaso de como la dictadura militar quiso sacar provecho político del más popular de los deportes, así como también muchos deportistas engrosan la lista de desaparecidos

24 de marzo, 2024 - 15:53

“Fue cuando el fútbol se lo comió todo” (León Gieco, canción La Memoria)

A 48 años del golpe militar que acabó con la democracia argentina y enlutó a un pueblo con sus múltiples detenidos desaparecidos, el ejercicio de la memoria nos permite reflexionar en este aniversario sobre el sentido del 'Nunca más', vital para sostener la Democracia y los Derechos, como valores fundamentales para crecer como país.

Y hacerlo desde el repaso de como una fiesta popular, el fútbol en este caso, fuese apropiada por un régimen autoritario, tal como ocurriera con la Copa en Italia 1934 y los Juegos Olímpicos de Berlín en 1936.

El ejemplo más emblemático de como la dictadura argentina buscó apropiarse de una pasión genuina como el fútbol, fue el Mundial de 1978, la cual nos sigue despertando las más variadas contradicciones, entre la vergüenza de una sociedad adormecida y el placer genuino por los goles de Kempes y de Leopoldo Jacinto Luque.

La paradójico de que durante un Mundial del que Videla, Massera y Agosti trataron de sacar rédito político, a metros del Estadio de River Plate cientos de hombres y mujeres permanecían detenidas de manera clandestina y eran sometidas a torturas y asesinadas.

Claramente el fútbol fue víctima. Pero amén de aquella competencia, también fue víctima a través de la lista de futbolistas y simpatizantes que sufrieron desapariciones

Aquel partido ante Polonia

El día del golpe, la flamante junta militar de gobierno prohibió toda actividad. Por la televisión no se emitían programas de televisión, solo proclamas para los ciudadanos en el que se anunciaba la disolución del congreso, la destitución de los gobernadores y se implantaba el Estado de Sitio.

Lo único que no se prohibió fue la transmisión del encuentro de la Selección Argentina ante la de Polonia. El equipo albiceleste se encontraba en una gira europea.

El encuentro se jugó en la ciudad de Chorzow, a 600 kilómetros de Varsovia.

Antes del encuentro, los dirigidos por el Flaco Menotti bajaron de sus habitaciones al buffet del hotel donde concentraban para comer. Allí se enteraron de que en su país se había producido un golpe de Estado, encabezado por Jorge Rafael Videla, Emilio Massera y Ramón Agosti, y que una Junta Militar había derrocado al gobierno de María Estela Martínez de Perón.

El relator radial más importante de esos días, José María Muñoz, que acompañó al seleccionado en la gira fue el primero en dar la info a varios futbolistas como Ricardo Bochini. “Por suerte no hay que lamentar desgracias personales o derramamiento de sangre”, comentó por entonces el inefable Muñoz.

Al enterarse el Matador Kempes se levantó de su silla y se fue llorando a su habitación: “Detrás de él nos fuimos varios y nos encerramos. Estábamos angustiados. Nos sentíamos mal por estar tan lejos de nuestro país y que estuviera pasando eso. Saltaron varias cosas en esa habitación. ‘La puta madre, qué tenemos que hacer acá’, gritábamos cosas así, de los nervios. Y otros estaban recontra callados, pero con una cara de tristeza terrible. El que estaba más amargado era Marito”, recordó tiempo después Leopoldo Luque.

Edición de la Revista El Gráfico salida el 24 de marzo del 76

Por su parte, Ricardo Bochini dio otra versión de los hechos: “Se dijo muchas veces que se había dudado en no jugar ese partido o en suspender la gira, pero no es así. Todos estábamos allá y teníamos muchas ganas de jugar. Como todas las informaciones que nos daban aseguraban que no había problemas, la verdad es que todos estábamos muy tranquilos”.

Lo cierto es que la mayoría de los integrantes de aquel plantel coinciden en que no querían jugar los partidos pactados, que lo único que les importaba estaba en Argentina y querían regresar lo antes posible a su tierra.

La noticia del golpe nos tomó por sorpresa. Estábamos concentrados y enterarse de eso fue algo muy fuerte. Allá no nos decían todo lo que queríamos saber. No sabíamos exactamente lo que estaba sucediendo. Uno siempre estaba pendiente de que a la familia no le pasara nada. El único contacto que yo tenía era telefónico, pero el deseo de todos era regresar lo más rápido posible para estar con los suyos. A medida que pasaban los días, el deseo era terminar cuanto antes la gira para estar rápido en el país”, contó hace uno años en una entrevista con Página 12, el capitán de aquella época, Jorge Carrascosa.

Canal 7 televisó el encuentro y el relato estuvo a cargo de Fernando Niembro.  El partido fue emitido en cadena nacional a las 13.30 y terminó 2 a 1, con goles de Luque y Houseman. Hugo Orlando Gatti, arquero de Boca fue la figura.

Esos ojos negros que miraban

El militar argentino se apoyaría en el Mundial de fútbol de 1978 para tratar de realizar un lavado de imagen a través del fútbol, intentando mostrar de cara al exterior que los genocidios que se denunciaban desde dentro y fuera del país carecían de fundamento. Ni crímenes contra la humanidad, ni represión, ni ‘desaparecidos’: Videla trató de mostrar al mundo exterior que Argentina era una tierra de paz, que se encontraba muy lejos de lo que ‘algunos críticos’ querían mostrar.

Poco tiempo después diría en una conferencia de prensa: “Le diré que frente al desaparecido en tanto éste como tal, es una incógnita, mientras sea desaparecido no puede tener tratamiento especial, porque no tiene entidad. No está muerto ni vivo...está desaparecido”.

El grito de la Junta

Antes del comienzo del campeonato, varias estrellas decidieron renunciar para evitar dar con su imagen el apoyo a una dictadura que no respetaba los derechos humanos. De este modo, Paul Breitner (Alemania Occidental) y Jorge Carrascosa (histórico capitán de Argentina) renunciaron a disputar el campeonato mundial. Otros como Johan Cruyff (Holanda) adujo un secuestro que había sufrido su familia en Barcelona, aunque el rumor es que tampoco quiso participar del evento.

El equipo dirigido por César Luis Menotti, luego de sortear etapas llegaría a la final ante la Naranja Mecánica a la cual derrotaría en tiempo extra.

Pero el éxito deportivo de la albiceleste iba a quedar en un segundo plano: sospechas de sobornos a equipos rivales, periodistas detenidos para evitar preguntar sobre la dictadura o presos liberados junto a sus torturadores para celebrar el éxito argentino, fueron algunas de las situaciones que luego trascendieron.

Uno de los grandes gestos del campeonato lo tuvo Holanda, que, tras perder la final, abandonó el estadio para evitar saludar a los jefes de Estado argentinos en la entrega de la medalla de finalista. Otros como arquero sueco Ronnie Hellström rompió la inercia y durante su participación mundialista, decidió acompañar  a las Madres de Plaza de Mayo “porque era una obligación que tenía con mi conciencia”, diría años posteriores.

Los futbolistas y el cuerpo técnico conducido por César Luis Menotti siempre sostuvieron no tener un conocimiento real de lo que acontecía.

Me hubiese haber ganado el campeonato en Democracia. Juro que no sabíamos nada de lo que sufría el pueblo argentino ni tampoco supimos sobre la manipulación de la dictadura, lo único que hicimos fue jugar lealmente”, le dijo el fallecido Leopoldo Jacinto Luque a este periodista hace unos años.

Fui usado. Lo del poder que se aprovecha del deporte es tan viejo como la humanidad”, aseguró Menotti en una entrevista a la revista Mística tiempo después.

El Pato Fillol amenazado por Lacoste

Ubaldo Matildo Fillol, fue una figura de aquel equipo campeón de 1978. El legendario Pato contó en sus memorias El Pato - Mi autobiografía, escrito con periodista Sergio Renna un episodio que sufrió con Carlos Lacoste, uno de los hard de aquella dictadura

Allí el Pato, cuenta que mientras negociaba una mejora salarial en River después del Mundial intervino el almirante Carlos Lacoste. “Un personaje nefasto, oscuro y detestable”, lo define.

El Pato Fillol en sus tiempos de selección

Por su casa de Quilmes aparecieron “dos tipos de pelo corto, bigote marcial, gesto serio y sobretodos largos”, que se identificaron como agentes de la DGI (hoy AFIP) y que le informaron que pesaba sobre él una denuncia por evasión de impuestos y bienes no declarados. Como no era cierto, Fillol empezó a preocuparse. También golpearon a su padre. A esos hechos se le sumó una campaña mediática acerca de sus elevadas condiciones para renovar el contrato. Se hablaba de que hacía huelga y de que ganaba una fortuna y quería más. “Me instalaron como un mercenario”, recordó.

El Pato fue convocado por Lacoste a una reunión en el edificio Libertador en el cual le exigió la firma del contrato: “A medida que avanzaba la charla mostraba, cada vez más, las formas unilaterales que tenían los militares en esos años de plomo a la hora de resolver conflictos. Ante mi nueva negativa, empezó a ponerse cada vez más nervioso y, para amedrentarme, no tuvo mejor idea que apoyar sobre la mesa una pistola.

Lo que sigue es el relato en el libro de Fillol: 

“Mire, Fillol, se la voy a hacer corta porque no tengo mucho tiempo. Si yo quiero, levanto un teléfono y en menos de lo que tarda en enfriarse el café que está tomando, usted desaparece y no lo encuentran nunca más. O, en el mejor de los casos, lo encontrarán en un baldío. Sepa bien que no tengo problema en hacer lo que le digo que haré, amenazó Lacoste.

“No sé si fueron los nervios o qué, pero de repente empecé a reírme y eso lo enfureció todavía más. No era hombre de achicarme en las difíciles. Redoblé la apuesta y la pateé para adelante.

-Y dígame algo, señor Lacoste, ¿acaso me va a pegar un tiro ahora mismo si no firmo? ¿Sabe una cosa? ¡Esta charla se acabó!

El tipo se quedó mudo y me miró fríamente. Cuando arranqué caminando para la puerta, me habló de una manera cínica y amistosa:

-No, hombre, no se vaya así. Venga, Fillol. Escúcheme. Venga, hombre. ¡No sea terco!

Cuando escuché esa frase, me di vuelta y me acerqué nuevamente a su escritorio. Me invitó a sentarme. Una vez que lo hice el muy hijo de puta gritó:

- ¡Bueno! Ahora que está sentado, levántese de la silla y mándese a mudar. ¡Porque acá mando yo! Y usted se retira cuando yo lo ordeno. Váyase de acá ya mismo. ¡Le voy a enseñar quién manda en este país!”.

“Tuve que irme (de River) por la puerta de atrás, por culpa del almirante Lacoste. Lloré mucho. Maldije más. Lo odié. Dentro de la cancha había dado hasta la última gota de sudor. No era justo terminar así. Por suerte, con el tiempo la gente fue sabiendo una parte de la verdad. La otra, están leyéndola ahora”, continuó Fillol en su libro”.

Carnets históricos

Por suerte  la memoria derrota al tiempo, y así varios clubes de futbol empezaron a hacer un trabajo para rastrear a sus hinchas o socios desaparecidos.

Racing Club le rindió un homenaje a 45 socios e hinchas que fueron detenidos o desaparecidos durante la dictadura, entregando carnets a familiares y amigos.

River Plate también rindió homenaje a sus víctimas. Boca Juniors, gestión de Juan Román Riquelme mediante también entregó el carnet numero 30000 a familiares de desaparecidos. San Lorenzo de Almagro hizo lo propio, así como Estudiantes, Gimnasia, Morón, Banfield, Ferro y Atlanta, entre otros, también homenajearon a sus desaparecidos.

En el club Defensores de Belgrano hay una tribuna en honor de Ricardo Pato Zucker, hijo del actor Marcos Zucker desaparecido durante la dictadura.

En Mendoza, la gente de Gimnasia y Esgrima e Independiente también viene realizando una tarea de investigación sobre simpatizantes o deportistas desaparecidos, algo que ya hizo Atlético Argentino al homenajear a Beatriz Lila De Marinis, basquetbolista del club, quien también sufriera la desaparición forzosa en Mendoza.

A través del nombre del museo del club y de un mural, la figura de Lila permanece vigente en la memoria de los y las hinchas del club de San José.

Futbolistas desaparecidos

En el metropolitano de 1973 el arco de Gimnasia y Esgrima de La Plata durante tres partidos fue defendido por Antonio Piovoso, En abril de 1975 en el arco de Almagro debutó Claudio Tamburrini.

De Antonio no se volvió a tener noticias, después que fuera chupado por un grupo de tareas, Claudio escapó de la Mansión Seré en 1978 (La historia puede verse en la película crónica de una fuga del 2006 de Adrián Caetano, basado en el libro Pase Libre), para exiliarse a Suecia.

Antonio Piavoso es el único futbolista profesional que llegó a primer desaparecido. Otro del que se tiene registro es Ernesto David Rojas de Gimnasia de Jujuy, pero fue asesinado por la CNU (Concentración Nacional Universitaria, agrupación parapolicial universitaria que actuaba en conjunto con la Triple A).

El arquero Antonio Piovoso (a la derecha de Gatti)

La lista de futbolistas desaparecidos llega a 19: Raúl Leonel Bru, Luis Ciancio, Ignacio Manuel Cisneros, Ricardo Osvaldo Cuesta, Ricardo Del Rio, Daniel Favero, Pedro Frías, Alberto Garbiglia, Juan Carlos Luna, Carlos Manfil, Gustavo Olmedo, Francisco Pana, Hugo Penino, Rodolfo Prestipino, Antonio Piovoso, Eduardo Requena, Carlos Rivada, Ernesto Rojas, Rubén Santucho.

El arquero riojano Olmedo

Muchos llegaron a jugar en inferiores, o ligas del interior y contrastan con las historias del arquero Gato Andrada y el volante Juan de la Cruz Kairuz, que futbolistas ligados a la represión.

El amado fútbol y su pasión, también fue víctima de la represión. Como para que ese Nunca Más también se haga como un grito de gol en las gargantas de los hinchas de este hermoso deporte.