Histórico: el Deportivo Maipú jugará la final por el segundo ascenso a Primera

En una época Jorge Valdano lo bautizó como el pánico escénico. Ese que domina a un protagonista frente a tanto público, en una sala de teatro, al frente de una banda de rock o en un estadio de fútbol.

O que mancó en la difícil también se le solía decir. O sea cuando se debe asumir el protagonismo en una situación decisiva, cuasi límite. 

Al Deportivo Maipú le estaba ocurriendo lo mismo que hace poco ante Independiente Rivadavia. Que atacaba y atacaba pero no convertía. Ante la Lepra le faltó generar esa épica para ganar. Y ante Estudiantes de Río Cuarto se repetía la historia. Porque en tanto Córdoba como ayer en la Vergara, fue el dominador ante un equipo aguerrido, duro, bien al estilo de Ivan Delfino.

Que para colmo se había puesto en ventaja con una carambola a poco de terminar el primer tiempo. 

Deportivo Maipú era más pero terminaba preso de su poca eficacia. Es cierto que enfrente tuvo a Petronio que en el arco que se hacía invulnerable. Pero también le faltaba el cambio de ritmo para generar la épica que necesitaba el equipo.

Pese al buen juego de Sambueza, Mansur y Santiago González, el Cruzado iba y no podía. Parecía que la clasificación se iba para Río Cuarto nomás. 

Pero no. Ya Lamolina había omitido una falta a Larrondo adentro del área y quedaba poco y nada para el final. Pero apareció Santi González metiéndose una vez más en el área, tocó a Herrera que giró y remató. La pelota rozó en un defensor y se convirtió en el empate soñado. En el que construyó la épica que necesitaba para meterse en la final. Ahora ante Deportivo Riestra, el Cruzado va por su sueño de Primera A.