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No sólo de F-16 vive la Defensa

Nuestro país dispone de una industria aeronáutica de excelencia. En la Fábrica Argentina de Aviones Brigadier San Martín se podría realizar el mantenimiento de los F-16 que serán adquiridos por nuestro país a Dinamarca

29 de marzo, 2024 - 08:07

Empecemos por recordar que la misión principal de nuestras Fuerzas Armadas tiene que ver con “contribuir a la Defensa Nacional actuando en forma disuasiva o empleando los medios en forma efectiva, a fin de proteger y garantizar de modo permanente la soberanía e independencia, la integridad territorial, la capacidad de autodeterminación, la vida y libertad de los habitantes y los recursos de la Nación frente a los riesgos y eventuales amenazas de origen externo” (Ley de Defensa).

O en palabras más sencillas, a estar listas para hacer la guerra contra las fuerzas militares estatales de otro Estado Nación. Y para ello, como lo hemos sostenido siempre, hacen falta profesionales militares, ideas –o doctrina– y “fierros”, en ese orden de prioridades.

Seguimos con el  desarrollo del último de estos ítems, los denominados “fierros”, o en forma más exacta, de los sistemas de armas que usan nuestras FFAA, que como sabemos son tres: el Ejército, la Armada y la Fuerza Aérea, cada una con su misión específica y su ámbito de operación que las caracteriza.

Todas ellas sufren desde hace varias décadas una degradación de sus respectivos sistemas de armas, tanto por su obsolescencia como por la falta de un adecuado mantenimiento.

Más concretamente, después de que la Fuerza Aérea diera de baja los cazas Mirage III tras cuatro décadas de servicio, se comenzó a barajar la compra de nuevos aviones para reemplazar a los que se fueron. Al respecto, se analizaron varias opciones con criterios que fueron desde lo financiero hasta lo técnico y lo geopolítico.

El problema distó de ser sencillo, ya que la decisión demandaría una inversión importante  que oscila entre los US$ 600 millones y US$ 700 millones, y en la que no sólo se debe incluir al material de vuelo, sino además la compra de sus subsistemas de armas, de repuestos y de otros servicios asociados.

Finalmente, y después de muchos cabildeos, la decisión se inclinó por el F16 Fighting Falcon. Al efecto, por estos días se encuentra en nuestro país el ministro de Defensa de Dinamarca, Troels Lund Poulsen, para "discutir" la venta de 24 aviones caza

Previamente, para que esto fuera posible, los EEUU, en su carácter de país productor, autorizaron su venta a la Argentina. Ya en su momento, la vicesecretaria adjunta de Seguridad Regional, Mira Resnick, informó que el Congreso estadounidense había aprobado la transferencia, algo que resultaba de "interés nacional para los Estados Unidos", dijo.

Desde lo aeronáutico, se trata de la opción que quedó por tratarse de un caza polivalente monomotor desarrollado por la compañía estadounidense General Dynamics en los años 1970 para la Fuerza Aérea de los EEUU (USAF)  y entró en servicio en 1978. 

Aunque ya no se construye en su país de origen, la producción todavía sigue activa para la exportación. El avión también ha sido construido bajo licencia en otros países, como Bélgica, Corea del Sur, los Países Bajos y Turquía.

Todo muy bien y esperamos que la venta se concrete, pero nos preguntamos: ¿con esta compra queda solucionada, al menos, la brecha de las capacidades aéreas?

La obvia e inmediata respuesta es que no. Y como sería largo enumerarlas a todas ellas, las que irían desde aviones de transporte estratégico a drones, nos vamos a concentrar en una propuesta que hicimos hace pocos años y que estuvo destinada a recuperar las capacidades aéreas de nuestra Armada.

En nuestro artículo Ponernos de acuerdo, una vez más  explicábamos nuestro punto de vista, a saber:

1º) El gobierno de Mauricio Macri acordó con el de Francia, luego de largas negociaciones, la compra de cinco Super Etendard Modernise (SEM), más un lote que incluye varios motores y repuestos, lo que permitiría volver a poner en servicio a una docena más de esos aviones que ya los tenemos.

2º) La empresa francesa de aviación Dassault Aviation no hará más mantenimiento de las partes para su criatura, los SEM. Además, aparece un detalle técnico complejo: los aviones, como muchos similares, están equipados con el asiento eyectable de origen británico  ‘Martin-Baker, y como ya sabemos, ellos se niegan a proveer a nuestro país los cartuchos de eyección necesarios para su funcionamiento.

3º) Nuestra Aviación Naval dispone de once Super Etendard con los que nuestra Armada combatió brillantemente durante la Guerra de Malvinas,  pero que se fueron quedando fuera de servicio por falta de insumos y de mantenimiento, aunque con los lotes de repuestos ya comprados y en el país se los podría volver a su condición de “en servicio”.

Para lograr este objetivo, que es volver a tener la capacidad de una escuadrilla aeronaval de ataque que pueda atacar buques, no habría que gastar una gran cantidad de dinero, ya que los principales insumos –los aviones y sus repuestos– ya los tenemos. Pero hay un problema a resolver y es el de los cartuchos para los asientos eyectables que son de origen inglés.

Pero al respecto hay buenas noticias. La primera de ellas es la solución  propuesta por la empresa TASK Aerospace INC. de los EE.UU., que consiente en  reemplazar a los asientos ingleses por otros de diferente factoría, buscando de esta manera evitar las actuales limitaciones presentadas en los fabricados por Martin Baker.  La segunda de ellas es que el Instituto de Investigaciones Científicas y Técnicas para la Defensa (CITEDEF) ha certificado con éxito su propio probador de cartuchos de asientos eyectables, con lo cual se podría extender la vida útil de los ya existentes.

Para terminar, me permito agregar que nuestro país dispone de una industria aeronáutica de excelencia, como es FAdeA (Fábrica Argentina de Aviones Brigadier San Martín), donde se podría realizar tanto el mantenimiento de los F-16 a ser adquiridos como efectuar las transformaciones necesarias para poner en servicio a los viejos SEM.

Con ello, no sólo recuperaríamos dos capacidades aéreas que no son excluyentes, sino complementarias. Además, de paso, ayudaríamos a reactivar nuestra vieja fábrica militar de aviones.

El Doctor Emilio Luis Magnaghi es Director del Centro de Estudios Estratégicos para la Defensa Nacional Santa Romana. Autor de El momento es ahora y El ABC de la Defensa Nacional.