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¿Cómo recuperaremos las Malvinas? (II)

Todavía no tenemos la estrategia ni el plan concreto para la tan ansiada reivindicación, pero podemos enunciar los criterios que deberían guiar el diseño de ese propósito.

12 de abril, 2024 - 10:24

Antes de seguir con la segunda parte de nuestro artículo ¿Cómo recuperaremos las Malvinas?, es conveniente que recordemos lo que sostiene la Cláusula Primera Transitoria de nuestra Constitución Nacional, modificada en 1994, que establece lo siguiente respecto a nuestras Islas Malvinas: “La Nación Argentina ratifica su legítima e imprescriptible soberanía sobre las Islas Malvinas, Georgias del Sur y Sandwich del Sur y los espacios marítimos e insulares correspondientes, por ser parte integrante del territorio nacional.

“La recuperación de dichos territorios y el ejercicio pleno de la soberanía, respetando el modo de vida de sus habitantes, y conforme a los principios del derecho internacional, constituyen un objetivo permanente e irrenunciable del pueblo argentino”.

Como se deduce de su lectura, la recuperación de la soberanía sobre Malvinas, las demás dependencias del Atlántico Sur y sus aguas adyacentes es un objetivo nacional permanente e irrenunciable.

Por su parte, nuestro Presidente ha prometido establecer una "hoja de ruta" para que el Reino Unido entregue la soberanía de las Islas Malvinas a América del Sur, reiteró el "reclamo inquebrantable de la Nación por las islas" y arremetió contra sus predecesores por "meras palabras" pronunciadas en "foros internacionales sin impacto en la realidad".

Igualmente, el secretario de Relaciones Exteriores del Reino Unido, David Cameron, visitó en febrero pasado las Malvinas y dijo que "las Islas Malvinas son una parte valiosa de la familia británica, y mientras quieran seguir siendo parte de la familia, el tema de la soberanía no estará en discusión; los isleños deben estar orgullosos de la comunidad moderna y próspera que han construido".

Ante posturas tan distintas y opuestas, nos preguntamos cómo podemos seguir adelante y conseguir/conquistar lo que para nosotros es un objetivo nacional permanente e irrenunciable.

Cuando una organización se enfrenta a un problema de difícil solución, que demandará un largo tiempo para obtenerla, debe proceder a diseñar una estrategia; y si es un Estado, debe aplicar lo que se denomina una política de Estado.

Al efecto, sabemos que existen numerosos métodos de planeamiento político/militar para alcanzar un objetivo, desde los muy sencillos hasta los muy complejos. Uno de ellos son las pruebas AFA (Aptitud, Factibilidad y Aceptabilidad), que son un conjunto de criterios utilizados para evaluar propuestas o estrategias en diversos campos, incluyendo la inteligencia estratégica y la dirección estratégica. A saber:

La Aptitud: Evalúa si la propuesta o estrategia es adecuada para resolver la situación o problema identificado. Considera si la propuesta está bien definida y aborda todas las cuestiones clave de la situación.

La Factibilidad: Analiza si la propuesta o estrategia es realista y puede ser implementada con los recursos y capacidades disponibles.

La Aceptabilidad: Determina si la propuesta o estrategia es aceptable para los actores involucrados. Esto puede incluir consideraciones sobre si la propuesta se ajusta al contexto cultural de la organización y si puede adaptarse a cambios futuros.

Estos criterios se aplican sucesivamente durante el proceso de evaluación y selección de estrategias. La estrategia que cumpla satisfactoriamente con los tres criterios será la elegida para su implementación.

Teniendo todo lo dicho a la vista, afirmamos que no tenemos la estrategia ni el plan concreto para la tan ansiada recuperación de nuestras Islas Malvinas y demás dependencias del Atlántico Sur. Pero, en su lugar, creo que podemos enunciar los criterios que deberían guiar el diseño de ese plan. A saber:

1º) Desde el punto de vista de su Aptitud, debe ser un plan integral que contemple los siguientes aspectos fundamentales que deben marchar juntos:

  • La vía diplomática
  • La disuasión militar

En este sentido, debemos fortalecer a nuestra Cancillería y a nuestras Fuerzas Armadas  como el soporte necesario para el logro de nuestro objetivo, y para que nuestras acciones no devengan en una mera retórica, necesita de la colaboración de estos dos elementos inseparables. Por un lado, nuestra red de embajadores coordinados por nuestra Cancillería, y por el otro, a nuestras FF.AA. con capacidades concretas, tanto para disuadir al ocupante inglés como para colaborar en la estabilidad y seguridad del Atlántico Sur, de los pasajes bioceánicos y de los accesos a la Antártida.

2º) Desde el punto de vista de su Factibilidad:

  • Para empezar necesitamos crear y reforzar un sistema de alianzas adecuado que apoye nuestra reivindicación histórica. En ese sentido, necesitamos tanto del apoyo de las potencias globales y regionales que ya nos apoyan o que pueden llegar a hacerlo, como el sostenimiento de nuestros vecinos, especialmente de los casos de la República de Chile y de la República Oriental del Uruguay, hoy funcionales a la estrategia británica en el Atlántico Sur y por ello van a exigir un esfuerzo adicional de nuestra parte.
  • Para seguir, tenemos que desarrollar nuestras capacidades de transporte estratégico en sus modos aéreo y marítimo, a los efectos de encontrarnos en condiciones de mantener un fluido vínculo entre el Continente y las Islas.

3º) Desde el punto de vista de su Aceptabilidad deberemos, básicamente, generar una realidad de estabilidad, especialmente, en los campos político y económico, que proyecte la imagen de una Argentina previsible y confiable. A la par de reforzar nuestro “Moral High Ground” [1] que el excelente “soft power” argentino ha diseminado por todo el mundo, donde tenemos simpatías hasta en países lejanos como la India o Bangladesh.

Llegado a este punto, a nadie se le escapa –tampoco a nosotros– de que se trata de una empresa ardua y difícil. Pero, como ya lo decía el General San Martín: “¡Para los hombres de coraje se han hecho las empresas!”


[1] La idea “Moral high ground” fue propuesta por Robert H. Frank y sostiene que hacer el bien solo tiene un beneficio per se. Frank argumenta que en un ambiente altamente competitivo el apego a principios superiores otorga una ventaja para quien los sigue.

El Doctor Emilio Luis Magnaghi es Director del Centro de Estudios Estratégicos para la Defensa Nacional Santa Romana. Autor de El momento es ahora y El ABC de la Defensa Nacional.