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Todos necesitamos que nos quieran

El cariño es un sentimiento propio, que no es único de los seres humanos. Es una expresión de afecto intenso que se siente hacia otra persona, animal o cosa a quien se trata con esmero, delicadeza y cuidado

Por Redacción

08 de diciembre, 2021 - 07:32

Dar y recibir cariño es un intercambio para el que estamos muy dotados. Constituye para nosotros una necesidad. Una existencia sin amor, supone un vacío –que unos acusan más que otros– en una parcela importante de nuestra vida psicológica.

A lo largo de la vida vamos estableciendo numerosas relaciones interpersonales. En ellas vamos volcando más o menos afecto en razón de la afinidad que sentimos por esas personas. También influye la intensidad y frecuencia de la relación, así como la reciprocidad afectiva que nos devuelven.

De forma más o menos inconsciente damos cariño y esperamos que éste produzca un cierto efecto en la persona querida. Deseamos que esta persona nos devuelva su cariño, lo que supone un reconocimiento o reciprocidad y el establecimiento del vínculo afectivo, como la amistad.

Una existencia falta de amor y cariño supone un vacío en una parcela importante de nuestra vida psíquica. El cariño es una necesidad del ser humano.

El cariño es un sentimiento propio, que no es único de los seres humanos. Es una expresión de afecto intenso que se siente hacia otra persona, animal o cosa a quien se trata con esmero, delicadeza y cuidado. La afectividad es fundamental en el desarrollo de las personas. Si un niño crece carente de expresiones de amor y cariño, podrá acusar desajustes de su personalidad en la adolescencia y en la vida adulta.

 

Qué efectos obtenemos al sentir cariño por parte de los demás

El cariño llena de sentido nuestra vida y contribuye a nuestro equilibrio psicológico. El sentirnos queridos por los demás, especialmente durante la infancia, nos proporciona seguridad en nosotros mismos.
También nos sirve para reforzar algunos aspectos de nuestra personalidad y aumenta indirectamente la autoestima. Asimismo, nos ayuda a afrontar las dificultades que van surgiendo a lo largo de la vida, dentro de un clima de comunicación y adaptación social imprescindible para el desarrollo de la personalidad.

Sentirnos queridos, especialmente durante la infancia, nos proporciona una buena dosis de seguridad en nosotros mismos.

 

La famosa hormona oxitocina

Cuando abrazamos a alguien para demostrarle nuestro cariño, aliviamos el estrés, la ansiedad, disminuye nuestra tensión arterial y mejora la memoria. De igual manera, se libera en nuestro organismo una hormona y neurotransmisor, la oxitocina. En su papel como neurotransmisor, está implicada en comportamientos relacionados con la confianza, el altruismo, la generosidad, la formación de vínculos, los comportamientos de cuidado, la empatía o la compasión, etcétera.

Pero hay mucho más. La oxitocina tiene un papel fundamental en el comportamiento maternal y sexual, así como en los comportamientos de agresión. Su presencia interviene en la regulación del miedo, eliminando las respuestas de parálisis.

Como estamos viendo, el cariño tiene un papel decisivo en la vida y en la salud psíquica de cada persona. Sin embargo, tanto la exagerada necesidad de cariño como el desprecio por los sentimientos que hacia nosotros expresan los demás pueden ser la causa o la expresión de un trastorno psicopatológico.

 

La exagerada necesidad de recibir cariño no nos hace ningún bien, todo lo contrario

Una exagerada necesidad de cariño es el principal síntoma de algunos trastornos psicológicos. Esta desmesurada necesidad de cariño es el rasgo definitorio de las personalidades histéricas. El individuo con una personalidad histérica utiliza la seducción al servicio de su necesidad de autoestima y dependencia. Aunque de forma no intencionada, interpreta continuamente un papel. ‘Actúa’ para ganar atención y afecto. Reacciona de forma exagerada ante comentarios o acciones que, siquiera mínimamente, vulneren ‘su personaje’.

Por otro lado, las personalidades psicopáticas se caracterizan a menudo por un desprecio de las normas sociales junto con un franco desinterés por los sentimientos de los demás. Esto se demuestra en una frialdad cruel ante el sufrimiento que se puede estar ocasionando a estas personas. Pensá que los psicópatas responden a veces con crueldad a la demostración afectiva de la que son objeto.

Los psicópatas no se sienten culpables por el sufrimiento y el dolor que infligen a otros, o por cualquiera de sus acciones en general. La desazón o la pesadumbre no están en su vocabulario.

Parece claro, pues, que dar y recibir cariño es más beneficioso que perjudicial, no nos cabe la menor duda. A través del cariño reforzamos nuestra personalidad, aumenta nuestra autoestima, compasión y confianza, entre otros beneficios.

Fuente: La mente es maravillosa