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El calor y los parásitos externos

28 de septiembre, 2018 - 17:41

El calor le procura bonanza a toda la naturaleza en su conjunto, las plantas reverdecen, los insectos se reactivan y se multiplican de a miles y los parásitos externos de las mascotas, que pertenecen al mismo entorno natural, aprovechan estas temporadas para hacer de las suyas.

Como todos sabemos y podemos observar, en esta temporada de calor se incrementa la aparición de desagradables animalejos que caminan y se nutren de nuestros animales sin que ellos puedan evitarlo. Tan común nos resulta que casi lo consideramos normal y en ocasiones nos permitimos la licencia de dejar que estos habitantes indeseables habiten y vivan de nuestro querido amigo desconociendo, los verdaderos peligros a los que están sometidos.

 

Pulgas

Estos diminutos animales son parásitos, visitantes frecuentes, aunque en ocasiones cuando se encuentran en bajo número en la mascota, es difícil visualizarlos. 

El rascado intenso, la dermatitis que provoca y las lesiones secundarias por las uñas o lamido excesivo termina siendo su carta de presentación.

Algunos pacientes sufren de afecciones alérgicas a su saliva, de manera que las reacciones cutáneas son excesivas y exhiben un rascado intenso que termina dejando zonas depiladas y enrojecidas. 

En otros pacientes, especialmente los felinos, su presencia no despertará intensas reacciones de rascado ni dermatitis aún poseyendo un gran número de parásitos.

Existen tres cuestiones fundamentales a tener en cuenta en cuanto a los problemas que acarrean estos invasores. 

Primero debemos saber que irritan la piel y promueven al rascado y la penetración de bacterias formando dermatitis, también son vehículos de parásitos que cuando el perro se muerde para mitigar el prurito y las consume incorpora parásitos internos peligrosos aún para la salud animal y en tercer orden pueden transmitir, sobre todo a los felinos, unos microorganismos que producen afecciones severas en la sangre.

Como vemos, no es solo picazón lo que provocan las pulgas.

 

Garrapatas

Las garrapatas son parásitos hematófagos, es decir, que su fuente de alimentación es la sangre de otros animales, la cual obtienen por succión de la misma. 

Cruzan de animal a animal trasmitiendo enfermedades propias de la especie y otras inespecíficas causando estragos en la salud.

Los animales alérgicos reaccionan con dermatitis, dolor e infección que puede abarcar sectores más extensos de la piel que el sitio inicial donde el parásito estuvo alimentándose. 

Al alimentarse de sangre, si la carga de individuos es muy numerosa pueden generar anemia. 

Hay determinadas especies de garrapatas que producen una toxina neurotóxica que puede afectar el sistema nervioso, llegando en ocasiones a producirle la muerte.

Como si fuera poco, pueden trasmitir agentes parásitos a la sangre de la víctima, generando severos trastornos, no solo de los glóbulos rojos y plaquetas, sino también a otros sistemas como el muscular, articular y nervioso. 

Los casos más representativos de estos trastornos los constituyen la babesia, el hepatozoon y la ehnrichia. 

Todos son parásitos de la sangre que se trasmiten por garrapatas y los tres constituyen un problema potencial para la salud humana. Todos ellos necesitan de la garrapata como vector para llegar a sus víctimas.

 

Piojos y mosquitos

Los piojos no son un problema frecuente en los perros y gatos, si bien hay casos no es común observarlos. 

Hay dos tipos de piojos, los que toman sangre, semejante a los piojos humanos y los masticadores que se alimentan de la piel de las mascotas. Ambos producen irritación, rascado leve y dermatitis.

Los mosquitos debido al pelaje de lo perro no son un problema evidente o muy frecuente, pero algunas especies trasmiten una grave enfermedad que es la filariosis donde una invasión de larvas ataca el sistema circulatorio y se aloja en el corazón causando estragos en la salud del paciente.