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Quién fue 'Mama Antula', la primera santa argentina

Había sido beatificada por el papa Francisco en 2016 basándose en dos hechos considerados milagrosos

Por Redacción

10 de febrero, 2024 - 20:57

Este domingo, el papa Francisco realizará el oficio de canonización de ‘Mama Antula’ en la basílica de San Pedro, transformándola en la primera santa argentina.

Al acto religioso asistirá el presidente Javier Milei, quien llegó a Roma este viernes acompañado por una reducida comitiva, y también estarán presentes descendientes de la evangelizadora santiagueña.

A raíz de este hecho histórico, muchos argentinos se preguntan quién fue y qué hizo la laica católica para merecer tamaño honor y entrar definitivamente en los anales del cristianismo, ya que es poco lo que se conoce de su vida por estar descripta solo en textos originados en algunas instituciones católicas y en una biografía que el mismo Francisco reconoció como verdadera.

El papa Francisco rescató del olvido a la primera santa argentina.

En una carta que recientemente envió a la diócesis de Santiago del Estero, el Papa la definió ‘Caminante del espíritu’.

“Que este acontecimiento universal, que tanto les pertenece, nos ayude a todos, por intercesión de 'Mama Antula', a renovar nuestra misión bautismal con audacia y fervor apostólico, como lo hizo esa gran mujer del siglo XVIlI”, expresó el sumo pontífice en la misiva.

“La caridad de 'Mama Antula', sobre todo en el servicio a los más necesitados, hoy se impone con gran fuerza, en medio de esta sociedad que corre el riesgo de olvidar que el individualismo radical es el virus más difícil de vencer”, resaltó Francisco este viernes refiriéndose a la futura santa.

Por su parte, el obispo de Santiago del Estero, José Luis Corral, destacó que “no fue una feminista en el sentido contemporáneo del término, pero sí tuvo que abrirse camino en un mundo donde el prestigio, la identidad y el lugar se alcanzaba por la pertenencia o referencia a un hombre”.

Una vida dedicada al prójimo

María Antonia de Paz y Figueroa, conocida popularmente por su nombre en quechua ‘Mama Antula’, dedicó su vida a peregrinar por la Argentina en misión evangelizadora en una época complicada en la que las mujeres solo tenían dos opciones en su vida: el matrimonio o el convento.

Tenía tez blanca y ojos celestes, nació en 1730 en Santiago del Estero  y murió, a los 69 años, el 7 de marzo de 1799.

Según los escritos históricos, era hija de una familia acomodada que desarrolló una vocación religiosa y siendo muy pequeña se acercó a los jesuitas, que evangelizaban a indígenas y esclavos, además de cumplir una acción social relevante en las entonces colonias de España.

A los 15 años abandonó los privilegios de su clase y dejó su hogar para sumarse como beata a la Compañía de Jesús. En ese momento cambió el apellido paterno por el de San José.

Bajo la guía de los jesuitas educó, cuidó y ayudó a los pobres e indígenas de su provincia natal, quienes la consideraron su protectora y la apodaron ‘Mama Antula’, nombre en quechua derivado de Antonia.

La beata colaboró ​​en la organización de ejercicios espirituales basados ​​en los escritos de San Ignacio de Loyola, el fundador de la Compañía de Jesús en 1534.

La corona española expulsó a los jesuitas de América en 1767 por considerarlos una amenaza a sus intereses, por lo que ‘Mama Antula’ decidió tomar la posta y su obra posterior fue determinante para mantener vigente la doctrina en la entonces colonia del Río de la Plata.

Vestida con la capa negra y sosteniendo una gran cruz, retomó los ejercicios espirituales y empezó a peregrinar descalza pueblo por pueblo. La historia cuenta que al principio era tratada de bruja o loca, y cuando llegó a Buenos Aires –capital del virreinato–, los vecinos, desconfiados, le lanzaban piedras.

Pero, contra los prejuicios de la época, aplicó su astucia y la capacidad de persuadir a párrocos y obispos para, a pesar de la prohibición vigente, continuar los ejercicios espirituales de los jesuitas.

Ese don de convencimiento está reflejado en una frase que se le atribuye en textos históricos recogidos en su biografía: “La paciencia es buena, pero mejor es la perseverancia”.

A pesar de su destacada tarea, la obra de ‘Mama Antula’ fue invisibilizada probablemente por su condición de mujer laica, hasta que Francisco, el primer papa jesuita, la sacó del olvido. Antes de proponerla para santa, promovió su beatificación en 2016 basándose en dos hechos considerados milagrosos por la Congregación para las Causas de los Santos.

Los milagros de ‘Mama Antula’

La Congregación dio por milagrosa la salvación en 1905 de una monja gravemente enferma perteneciente a la orden religiosa que quedó a cargo de la Casa de Ejercicios Espirituales fundada en Buenos Aires por ‘Mamá Antula’.

El segundo milagro ocurrió en 2017, cuando un exseminarista jesuita quedó al borde de la muerte por un accidente cerebrovascular. Un amigo le llevó al hospital una estampa de la futura santa y se la pegó en el monitor de signos vitales. El hombre mejoró y salió de terapia intensiva, por lo que los propios médicos, conmocionados, dieron testimonio al Vaticano.