|20/03/24 02:15 PM

Isla Marión: plaga de ratones amenaza a las aves marinas

Con un ecosistema en riesgo, los conservacionistas se movilizan en una carrera contra el tiempo para salvar esta reserva natural única

Por Redacción

20 de marzo, 2024 - 14:15

En una remota isla cercana a la Antártida, la Isla Marión, una problemática insólita está generando estragos en su ecosistema. Hace dos siglos, los ratones fueron introducidos accidentalmente en este paraíso natural, desatando una reproducción sin freno que ahora amenaza a las aves marinas que allí habitan.

Los esfuerzos de conservación se intensifican en un intento desesperado por contener esta invasión. Los conservacionistas planean llevar adelante un exterminio masivo utilizando helicópteros y toneladas de veneno. Sin embargo, la tarea es monumental, ya que cada rincón de los 297 kilómetros cuadrados de la isla debe ser tratado para garantizar el éxito de la misión.

La urgencia radica en que una sola hembra preñada podría revertir todo el esfuerzo realizado. La capacidad reproductiva de los ratones es tan prolífica que, si no se controla, podría resultar en un desastre ecológico irreparable.

El proyecto Marión Libre de Ratones es considerado crucial para preservar la biodiversidad única de esta región sudafricana y del océano austral en su conjunto. Se espera que esta iniciativa se convierta en la mayor erradicación de roedores de su tipo, si logra cumplir su objetivo.

La isla alberga una notable diversidad de aves, con poblaciones de importancia mundial que incluyen especies como el albatros errante, conocido por su envergadura de tres metros. Sin embargo, la llegada de los ratones en el siglo XIX desencadenó un cambio devastador en el delicado equilibrio del ecosistema.

El incremento de las temperaturas debido al cambio climático ha propiciado un entorno más propicio para la reproducción de los ratones. Su capacidad de multiplicarse rápidamente, sumada a la ausencia de depredadores naturales en la isla, ha generado una explosión en su población.

Los ratones, hábiles reproductores, pueden tener varias camadas al año, lo que contribuye aún más a su proliferación descontrolada. Su voracidad no conoce límites, alimentándose tanto de invertebrados como de aves marinas, poniendo en peligro la supervivencia de estas últimas.

El trágico espectáculo de ratones atacando aves marinas se ha vuelto cada vez más común en la isla. Los depredadores, sin restricciones ni enemigos naturales, han encontrado en este paraíso una fuente inagotable de alimento, amenazando así la existencia de las aves que han habitado pacíficamente estas tierras hasta la llegada de los roedores.