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Daniel Balmaceda: "Creo que los kelpers nunca van a aceptar a los argentinos"

El historiador viajó a las Islas Malvinas en dos oportunidades. Habló en exclusiva con Círculo Político, por Ciudadano News 91.7

Por Redacción

01 de abril, 2024 - 19:18

Llega el mes de abril, y desde hace cuarenta y dos años los argentinos tenemos un sentimiento agridulce, mezcla de orgullo, recuerdos, tristeza y, en cierto modo, cierto malestar en el corazón. Es que las Malvinas, que fueron, son y serán territorio nuestro, marcaron a fuego a toda una generación, que vivió desde cerca o desde lejos un conflicto bélico que dejó cicatrices que todavía no cierran.

El programa Círculo Político, por Ciudadano News 91.7, tuvo la oportunidad de dialogar con el historiador Daniel Balmaceda. Además de su labor, Balmaceda tuvo la oportunidad de tocar dos veces territorio malvinense, mucho tiempo después de aquella guerra de 1982. "Pude viajar en el 2018 y en el 2019. Para los argentinos hay dos formas de llegar a las islas: por avión o en barco crucero. Si se opta por viajar en avión, el turista se ve obligado a permanecer una semana allí, y el tiempo será de sobra para ver algo interesante. En cambio, en crucero, uno tiene la oportunidad de permanecer 9 horas en ellas", explica el entrevistado.

Las visitas de Balmaceda fueron, en ambos casos, en crucero. El periplo arranca en el norte de Chile, bordea el Océano Pacífico, cruza el Estrecho de Magallanes y llega a las Malvinas. "Desde ahí, luego de las 9 horas, parte de nuevo hacia Montevideo. En la primera ocasión éramos 3.100 personas, de las cuales 400 eran argentinos. Para nosotros -dice el historiador- era uno de los grandes objetivos".

En la charla que Balmaceda tuvo con los periodistas Enrique Villalobo, Daniel Gallardo y José Urrutia, Balmaceda explicó cómo es el procedimiento para el ingreso a las Islas Malvinas: "Muchos argentinos no quieren tocar suelo malvinense, porque apenas se llega allí se debe presentar el pasaporte -documento irreemplazable para entrar-, e inmediatamente se les coloca el sello británico, en inglés. Muchos compatriotas eligen quedarse en el crucero, pero lo curioso es que, al tocar territorio malvinense, las autoridades de migraciones suben al barco y sellan todos los pasaportes, sea que sus propietarios quieran o no".

-¿Cómo es la percepción que tiene el kelper de los argentinos?

-Antes de la guerra había instituciones argentinas, como YPF o autoridades en Puerto Argentino. Por lo general, hoy hay mucha división. Uno llega a las islas, y un enorme cartel aparece ante los ojos: Welcome to the Falkland Islands (Bienvenidos a las Islas Falkland). Uno está bañado de emoción, y al principio no le da mucha importancia. El silencio y los rostros muestran que cada uno lo percibe de manera distinta.

El trato hacia el turista, explica el entrevistado, es extremadamente amable al principio. Poco a poco aparece cierta neutralidad o indiferencia, "y luego aparece cierto trato agresivo hacia los argentinos. Hay carteles que dicen 'Argentinos usurpadores', otros que sostienen que hasta que no dejemos de reclamar nuestra tierra no seremos bienvenidos allí. Se enarbolan en los derechos humanos, uno llega a percibir cierta tensión en la relación. Hasta se ve gente mascullando cierto tipo de insulto", cuenta Balmaceda.

"No creo que los kelpers nos vayan a aceptar. Hubo un cambio importante desde el año 1982, pero no veo posible un entendimiento desde ellos hacia nosotros. Las pocas opciones que tiene el turista al llegar es ir a ver los pingüinos, o llegar hasta los escenarios de la Segunda Guerra Mundial o, lo que más prefieren los argentinos, llegar hasta el Cementerio de Darwin", explica el historiador. Ese lugar es el único en el que se permite desplegar la bandera argentina, o cantar el Himno Nacional, o la Marcha de las Malvinas. "Fuera del cuadrilátero del cementerio, está prohibido para los argentinos", agrega.

Un lugar donde seguramente un argentino obtendría una respuesta violenta es, según Daniel Balmaceda, el Victory Bar, el lugar más conservador de la isla. "Es el más radicalizado de todos. Y ahí mismo hay un busto de Margaret Thatcher con un cartel en inglés que dice 'Puede que sean pocos en número, pero tienen el derecho de vivir en paz, de elegir su propia forma de vida, y de determinarse según su propia lealtad".

El problema es que esa misma frase no corre para lo que pasó en 1833, cuando el 3 de enero de ese año, y por la fuerza, el Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda ocuparon el territorio de las Islas Malvinas, a pesar de estar en paz con la Confederación Argentina. Con dos buques de guerra, los británicos desalojaron la guarnición argentina de Puerto Soledad. Desde entonces, nuestro país sigue reclamando por las hermanitas perdidas, que en el Atlántico Sur siguen resguardando los restos de los soldados caídos en la guerra de 1982.