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Mes de Concientización del Herpes Zóster: riesgos y prevención

A diferencia de la varicela, este virus no abandona nuestro cuerpo; permanece latente en el sistema nervioso.

Por Redacción

07 de marzo, 2024 - 07:12

El herpes zóster, comúnmente conocido como culebrilla, es una enfermedad que merece nuestra atención. A pesar de su prevalencia, el 86% de los adultos subestima sus riesgos. La doctora Marian Chacoff, experta en infectología pediátrica, en diálogo con El Interactivo (lunes a viernes, de 12 a 14, por Facebook y YouTube de Ciudadano.News) nos brinda información crucial sobre esta afección.

Qué es el herpes zóster

El herpes zóster es la reactivación del virus varicela zóster, el mismo que causa la varicela en la infancia. A diferencia de la varicela, este virus no abandona nuestro cuerpo; permanece latente en el sistema nervioso. Cuando ciertos factores desencadenantes entran en juego, el virus se manifiesta como culebrilla.

Factores de riesgo

Chacoff destaca dos factores principales:

1. Edad: a partir de los 50 años, nuestro sistema inmunológico envejece, un proceso conocido como inmunosenescencia. Esto aumenta la vulnerabilidad al herpes zóster.

2. Inmunocompromiso: las enfermedades que debilitan nuestras defensas, así como ciertos tratamientos médicos, también incrementan el riesgo de reactivación del virus.

Los primeros indicios

A menudo, su manifestación en la piel es evidente, pero antes de que aparezcan las lesiones visibles, hay señales sutiles que no debemos pasar por alto.

Picazón y hormigueo: la zona afectada puede picar o sentirse hormigueante. La sensibilidad al tacto también puede aumentar en esa área.

Dolor agudo: luego, aparecen las características ampollitas agrupadas siguiendo el recorrido de un nervio. A diferencia de la varicela, que se extiende por todo el cuerpo, las lesiones de herpes zóster están concentradas.

Duración y complicaciones

La mayoría de los pacientes resuelven la culebrilla en dos a cuatro semanas. Sin embargo, hasta un 30% de los afectados pueden experimentar complicaciones. La neurología post herpética es una de ellas: un dolor crónico neuropático que se asemeja a descargas eléctricas o quemaduras. Este dolor puede persistir durante meses o incluso años, y su manejo es complejo.

Si las lesiones de herpes zóster afectan la cara, especialmente cerca del ojo o en la punta de la nariz, es crucial consultar con un oftalmólogo. Este virus puede afectar las capas del ojo y requerir atención especializada.

Herpes simple y varicela zóster

Además del herpes zóster, existen otros tipos de virus herpes, como el herpes simple. Los tipos 1 y 2 se asocian a lesiones alrededor de la boca y suelen relacionarse con el estrés o las épocas de verano. El herpes simple es, “de alguna manera, el ‘primo’ del virus de la varicela”, refirió la doctora.

Prevención y tratamiento

Chacoff insiste en que la concientización es clave. El herpes zóster tiene tratamiento y prevención. Los antivirales, administrados dentro de las 72 horas desde la aparición de los síntomas, pueden reducir la duración y la gravedad de la enfermedad. Además, existe una vacuna para prevenirlo.

A pesar de su prevalencia, muchas personas subestiman esta enfermedad. A veces, se recurre a remedios caseros o tatuajes para ‘curar’ la culebrilla, pero desde la perspectiva médica, es fundamental reconocer que esta enfermedad tiene un nombre: herpes zóster. Más del 90% de los argentinos habrán tenido contacto con el virus varicela zóster a los 50 años, ya sea por haber tenido varicela o por exposición al virus de forma silenciosa.