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Raúl Baglini, un político necesario

A los 71 años falleció uno de los mendocinos más destacados desde la recuperación de la democracia

04 de enero, 2021 - 07:41

Uno de los políticos mendocinos de más influencia a nivel nacional desde que se recuperó la democracia, Raúl Baglini deja un legado muy interesante en el modo de hacer política, en el que se entrelaza lo tradicional como el diálogo y la firme defensa de las convicciones, con el pragmatismo y la defensa de la libertad como instrumentos sólidos del progreso.

Formado en la Unión Cívica Radical dentro de la corriente orientada por Ricardo Balbín, Baglini ingresó a la Cámara de Diputados en 1983 a los 34 años, integrando la clásica lista 3 de la UCR de Mendoza, que ese año se impuso llevando a la gobernación a Santiago Felipe Llaver.

En poco tiempo su accionar fue cobrando importancia hasta convertirse en una de las principales espadas del presidente Alfonsín.

Junto al recordado César Jaroslavsky, y con el empuje de la entonces Coordinadora Radical, el gobierno democrático de la postdictadura pudo sortear los primeros años después de la gravísima crisis social, política y económica que dejaron los militares, además de las sistemáticas violaciones a los derechos humanos.

En su función de diputado nacional fue también colaborador en las negociaciones por la deuda externa, que en los principios de la década de los 80 era uno de los problemas más duros que enfrentaban los países de América latina que iban recuperando las democracias.

Con el advenimiento del menemismo y al verse incumplidas las famosas promesas electorales de ‘revolución productiva’ y ‘salariazo’, entre otras, se fue desarrollando el llamado ‘teorema Baglini’, en el que el político mendocino sostenía que a medida se está más cercano al poder, se aleja más el cumplimiento de lo prometido cuando no se está en él.

 

La posibilidad de gobernar

En 1987 finalizaba el mandato de Llaver, pero ya el impulso inicial del alfonsinismo iba mermando visiblemente como consecuencia de no dar con un programa económico sólido y eficiente, debido a la rígida oposición del peronismo en el Congreso y a través de la dura posición del sindicalismo.

La UCR puso como candidato a la gobernación a Raúl Baglini, quien tuvo que confrontar con el ascendente diputado por Mendoza José Octavio Bordón. Los memoriosos suelen recordar aquel trascendental debate preelectoral entre los dos contendientes. Las críticas y comentarios periodísticos señalaron que el radical había sido más claro y efectivo en el debate, pero los votos fueron para Bordón. Allí se inició el período de tres gobiernos peronistas que se completaron con Rodolfo Gabrielli y Arturo Lafalla.

Baglini fue reelecto en su banca de diputado nacional y su destacada actuación en los temas económicos lo llevaron a presidir la comisión de Hacienda y Presupuesto.

La actividad política la desarrolló sin dejar de articular la función de abogado, que retomó al dejar la función pública.

Como parte de una generación intermedia, Baglini compartió su paso por la función pública con dirigentes y legisladores que, pese a las diferencias, siempre mantuvieron un respeto y calidad en la defensa de la democracia que impedía el surgimiento de lo que hoy conocemos como la grieta.

El balcón de la Casa Rosada en la culminación de la crisis de Semana Santa de 1987, donde convergían junto a Raúl Alfonsín los máximos dirigentes de todos los partidos democráticos, hoy es muy difícil de repetir.

Contemporáneo de la Renovación Peronista, liderada por Antonio Cafiero, Baglini formó parte de aquella generación que hoy tan difícilmente puede trasmitir su experiencia a un sector político más proclive a la militancia que al debate de las ideas.

 

La banca de senador nacional

Pasado el gobierno de Carlos Menem, y como radical ferviente, Baglini fue un colaborador del presidente Fernando De la Rúa, sobre todo en la polémica negociación del megacanje diseñada por el ministro Domingo Cavallo.

Para el momento de las elecciones parlamentarias de 2001, la gestión de De la Rúa estaba severamente cuestionada por sus reiterados fracasos económicos y la inminente crisis del 2001. Los comicios significaron una derrota en casi todos los distritos del país para el radicalismo. Mendoza no fue una excepción y en el único distrito que ganó fue en el 4º, donde se impusieron los territoriales encabezados por Ernesto Sanz.

Pero ese año se elegía por primera vez en forma directa a los tres senadores nacionales que había fijado la Constitución reformada en 1994. Por el peronismo accedieron a las bancas Jorge Pardal y Marita Perceval, mientras que la tercera banca correspondía al partido o frente que quedaba en segundo lugar en la categoría de senador nacional. Por pocos votos, Raúl Baglini venció al demócrata Carlos Balter.

En el Senado solo estuvieron dos años por la siguiente razón: en esas elecciones se eligieron los 72 senadores de todas las provincias. Pero la Constitución dispone que los senadores duren en sus cargos seis años y la Cámara alta se debe renovar por tercios cada tres años. Para ello se realizó un sorteo en el que a un tercio de las provincias le debía tocar dos años, al otro tercio le tocaban cuatro años y al restante le tocaban los seis años completo. Mendoza cayó entre las provincias que le tocaron solo dos años.

Baglini cumplió con su mandato y, vuelto al llano, se convirtió en una de las principales figuras de consulta en la política nacional y provincial. Además, siguió siendo uno de los principales referentes en materia económica del radicalismo.

 

Lealtad partidaria

Durante la grave fractura en la UCR que se produjo cuando el exgobernador Julio Cobos aceptó unirse al kirchnerismo para llegar a la vicepresidencia, Baglini no dudó en permanecer en el tronco original de la UCR, junto a un puñado de dirigentes.

Sin embargo, después de la crisis de la Resolución 125 y del voto ‘no positivo’ de Cobos, Baglini no dudó en dejar de lado cualquier rencor y colaboró con la reorganización del lastimado partido luego del retorno del exgobernador y vicepresidente junto a la mayoría de los dirigentes que se habían ido con él a la convergencia.

 

Reconocimiento final

A pocas horas de conocerse su muerte, y cuando se multiplicaban los mensajes de pesar y elogios a la trayectoria, vale destacar lo comentado por uno de sus más enconados rivales en los debates del Congreso cuando se dirimían las políticas neoliberales del menemismo frente a las propuestas socialdemócratas del radicalismo. Se trata de Diego Guelar, hasta hace poco embajador en China.

En un mensaje de WhatsApp, Guelar trasmitió: “¡El teorema de Baglini está más vivo que nunca! Así como su hombría de bien, su sensatez y su convicción republicana. Un ejemplo de político y ciudadano que los mas jóvenes deberían tener muy en cuenta para no caer en el cinismo y el oportunismo tan en boga hoy en día”.