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Mientras el sindicalismo procura reducir la jornada laboral, discute el mando de la CGT

El titular de la CTA de Mendoza reseñó a ‘El Ciudadano’ la puja interna para llevar al bancario Sergio Palazzo a conducir la central obrera y una propuesta para generar más trabajo

24 de agosto, 2021 - 07:34

Han pasado semanas, desde que la histórica Confederación General del Trabajo (CGT) se encuentra empantanada con dos cuestiones diametralmente opuestas, de acuerdo cómo se las mire. Por un lado, el proyecto que motoriza la Central de Trabajadores Argentinos (CTA) de reducir la jornada laboral, como un modo de respuesta a los graves índices de desocupación. Por otro, la candidatura a conducir CGT del bancario Sergio Palazzo.

Si bien los dos puntos en los que se encuentra con mucha discusión interna la CGT están unidos desde el riñón kirchnerista, uno tiende a responder a la delicada situación que se ha presentado a partir del alarmante crecimiento de la tasa de desocupación; el otro, es un proyecto muy personalista con el objetivo de aglutinar más poder. Sobre esto último, el bancario mendocino tiene todas las fichas sobre sus espaldas de la mismísima Cristina Kirchner, pero se encuentra con todo un sólido muro cegetista que nunca respondió al poder interno que salió, alguna vez, de la provincia de Santa Cruz.

A finales de la semana pasada, habrían aparecido algunas señales desde el cónclave –en casi permanente sesión– que no habrían sido claras en cuanto a lo que sucederá con la elección de la nueva conducción, mientras que para responder a la grave situación de desocupación se habrían cerrado las puertas a las iniciativas de reducir las jornadas laborales.

La mala noticia es que no tuvieron asidero los dos proyectos presentados ante la CGT, tanto el del titular de la CTA, Hugo Yasky, como el que impulsó el secretario general de la Asociación Bancaria, Sergio Palazzo; esto habla de las fuertes diferencias internas y externas de la CGT y también del divorcio de un sector muy importante del actual esquema gubernamental que representa el ala kirchnerista al que se le estaría vedando pisar en la máxima conducción obrera del país.

Respecto de la iniciativa de Yasky, El Ciudadano dialogó con el secretario general de la CTA Mendoza, Gustavo Correa, quien consideró: “Hubiese sido muy importante que se vea la reducción de la jornada laboral, para que los empresarios, los comercios y la actividad económica puedan ocupar más personal para salir de esta situación de falta de empleo”.

“El efecto está fundamentado en que, si reducimos la jornada, aumenta la cantidad de trabajadores y trabajadoras en el mercado laboral. Pensamos que, así como se analiza la distribución de la riqueza, lo hagamos con el trabajo y se estabilice llevando un registro de todos los trabajadores para ver cómo se distribuyen sus tareas y nadie se va del campo laboral”.

 

Oposición desde adentro y desde afuera de la CGT

Las dos iniciativas fueron minadas desde el Gobierno que, por medio del ministro de Desarrollo Productivo, Matías Kulfas, dijo: “Es imposible aplicar la reducción de la jornada laboral, sobre todo cuando el empresariado ya piensa que, de aplicarse, el salario debería ser proporcional”.

La posición del funcionario nacional fue aprovechada por la mayoría del secretariado general cegetista, que envió un mensaje al Gobierno: “Hay que crear empleo aumentando la producción”.

Un aspecto que para el dirigente sindical mendocino Gustavo Correa es comprensible a medias, porque reconoce que el país debe producir más, pero en este estado de precariedad productiva laboral, la reducción hubiere implicado “que el trabajador no podría exceder a ocho horas diarias o cuarenta horas semanales, donde se intentaba compensar la caída del poder de sueldo por inflación”.

“Es inaceptable que desde nuestra condición de dirigentes gremiales no se responda de alguna manera a tantas mujeres y hombres que necesitan recuperar sus fuentes de trabajo, o los que las merecen por primera vez”, agregó muy preocupado el sindicalista local.

 

Palazzo, la otra resistencia interna y externa de la CGT

Lo otro que hizo componer un fuerte bloque compacto interno de la dirigencia sindical es la propuesta que viene del riñón del kirchnerismo para conducir el histórico bastión gremial del país, Sergio Palazzo.

Si bien este tema también fue abordado al momento de rechazar el proyecto de reducir la jornada laboral, no pudo ser rechazado como hubiese sido el deseo del grueso del secretariado general que se resiste que el kirchnerismo haga pie en la CGT.

Los plazos de la larga veda, decretada el año pasado al inicio de la cuarentena, culminan el miércoles 1 de septiembre, cuando se puedan realizar todas aquellas actividades sindicales para elegir o renovar autoridades, que en el caso de la CGT podría concretarse a finales del mes de octubre.

El panorama no es claro, porque a la fuerte negación de que el bancario mendocino asuma el mando cegetista, por ahora no existirían otros nombres para ese apetecible lugar. Son muy pocos los que internamente quieren que Cristina Kirchner mande en la CGT, algo que al partido gobernante, como al Gobierno, suma preocupación, porque este asunto pondría en peligro la unión con un histórico aliado con el que cuenta todo gobierno peronista: la CGT.

Todo un tema del que muy pocos se animan a opinar, como lo hizo el secretario general de la CTA Mendoza, Gustavo Correo, cuando se le preguntó del tema y solo se limitó a expresar: “Sobre las candidaturas a la CGT, las entidades a las que pertenecemos tienen que definir y resolver su situación particular. No sé si estamos en condiciones de vetar, decidir u opinar si el compañero (Sergio) Palazzo puede conducirla. Creo que tiene su derecho, y eso lo tendrá que resolver la CGT”.
 

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