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El tren a Mendoza brilla por su ausencia

Tras una llegada con actos oficiales, bombos y platillos, el servicio parece haber desaparecido y ni siquiera figura entre los destinos

Por Redacción

25 de abril, 2023 - 20:46

Hace algo más de un mes, exactamente el 22 de marzo, llegaba un convoy ferroviario de pasajeros hasta la estación de Palmira, y la ocasión contó con la presencia del presidente Alberto Fernández -que a diferencia de Julio Argentino Roca, cuando llegó el tren por primera vez en la década del '80 del siglo pasado, no vino en la formación sino por aire- y un gran despliegue de prensa como si se tratara de la llegada del progreso.

Claro, ese acto parece un espejismo, ya que la frecuencia semanal prometida nunca se cumplió, no hay más noticias del tren e incluso ha desaparecido de las listas de destinos de Trenes Argentinos, que ha vuelto a marcar como cabecera de final de línea a la localidad de Justo Daract, en la provincia de San Luis.

El optimismo de muchos entusiasmados con la vuelta de los servicios de pasajeros, prometidos a un precio muchísimo menor que el de las otras alternativas, obturó cualquier discusión sobre lo que pareció meramente una puesta en escena, un acto de campaña de quien, por entonces, todavía fungía como precandidato a la primera magistratura, anunciando su disposición de competir en una PASO contra quien le pusieran enfrente.

Las objeciones, pensando en esto como mero usuario del sistema, se podían esbozar para ganarse el mote de opositor, negador, o todos los "anti" que se puedan enumerar. Pero vale repasar algunas y volver a discutirlas, para que otra inauguración no nos encuentre tan inocentes o sujetos a un entusiasmo con final de desilusión.

Plantear un servicio de transportes para los tiempos que vivimos implica inevitablemente resolver ciertas cosas: una frecuencia acorde (ausente en la promesa en ciernes), una duración que por lo menos tenga relación con las velocidades de desplazamiento normales de los trenes en cualquier lugar del mundo, y finalmente una infraestructura que, en origen y destino, sea acorde a los pasajeros transportados y las demandas de estas épocas.

Sólo imaginar la llegada de 400 personas juntas a la estación de Palmira supone una pesadilla. No hay instalaciones adecuadas, no hay servicios adecuados como para la demanda, por ejemplo, de tomar un refrigerio o -ya que llegó pasado el mediodía- un almuerzo. Pero lo más importante, no hay un enlace de transporte entre la localidad del este y la ciudad de Mendoza que permita que, velozmente, esas personas lleguen a su destino final, puesto que seguramente una ínfima parte de los pasajeros terminen su periplo ahí.

¿Acaso deben aguardar para moverse en las líneas interurbanas que vienen hacia la capital? Eso supone demoras bastante cuantiosas, teniendo en cuenta que completarían por lo menos diez servicios.

Todo lo visto hasta ahora sobre el tema hace poco para convencernos de que se trata realmente de una alternativa de transporte como la que un ciudadano merece. Más bien, convence de la hipótesis inicial, de que se trató de un mero hecho publicitario y de campaña.

En este momento, Palmira, en Mendoza, no figura como destino de Trenes Argentinos, no se pueden comprar pasajes, y ni siquiera hay referencias de lo pomposamente reinaugurado.