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Disminuye la capacidad defensiva de la la flota inglesa

Un historiador militar advierte sobre la pérdida de la capacidad operativa de la otrora poderosa flota naval británica que pondría en duda la posibilidad de defender su presencia ilegal en Malvinas

08 de febrero, 2024 - 23:27

El antiguo y ya extinto Imperio Británico se expandió y basó su poderío en una flota gigantesca que aseguraba el dominio de los mares, esa fortaleza se mantuvo durante las dos guerras mundiales, formó parte imprescindible de la capacidad bélica de la OTAN, y ahora opera a la sombra de la Marina de Estados Unidos.

Como despliegue a grandes distancias de la metrópolis fue la Task Force, comandada por Margaret Thatcher, y que frustró la recuperación de la soberanía argentina en las islas Malvinas, una de las últimas operaciones a gran escala.

Pasada la Guerra del Golfo y la presencia naval en algunos puntos de crisis, se advierte un creciente deterioro de las principales unidades navales, algunos defectos e ineficacias a pesar del enorme presupuesto dedicado a la fabricación y mantenimiento de naves de guerra con los más asombrosos adelantos tecnológicos en materia armamentística.

El profesor Saul David, historiador militar y experto en temas de seguridad, llama la atención sobre el deterioro del poderío naval del Reino Unido como consecuencia, entre otras causas, del deterioro de su último portaviones, el HMS Queen Elizabeth II, que pretendía ser una de la naves insignias de la flota de la Organización del Tratado del Atlántico Norte, pero hoy está fuera de servicio por averías.

Las críticas y cuestionamientos no tardarán en subir de tono frente a los magros resultados de una inversión de 3.500 millones de libras esterlinas, por ahora simbólicamente amarradas en un puerto militar.

Para el más importante ejercicio naval desde la Guerra Fría, el Almirantazgo  británico debió remplazar a la última joya naval por su portaviones gemelo el HMS Prince of Wales.

Según el profesor David la participación de la Royal Navy en el ejercicio será cubierta por embarcaciones de dimensiones mucho más modestas, con mejor eficiencia seguramente en la protección costera, tan así es que el comandante de esa área naval, Richard Skelton, indica que esas unidades tendrán dificultades para llegar al Círculo Polar Ártico e incluso a las costas de Noruega.

David también destaca la disminución de la fuerza militar británica, con apenas 31 buques de guerra de importancia y problemas notables en los submarinos nucleares. Esta falta de recursos y capacidad operativa representa una grave limitación en el poder de la Royal Navy para responder efectivamente a una eventual amenaza.

Desde la visión centrípeta de los mandos militares británicos se preguntan si el Reino Unido estaría en condiciones de enfrentar una acción militar ante un nuevo intento de recuperación de la soberanía de la República Argentina sobre las islas Malvinas usurpadas en 1830 y en 1982.

El historiador y catedrático revela que la armada real tiene disponibles solamente unas 31 embarcaciones de importancia y presenta también dificultades operativas en los submarinos nucleares. Ese dato enerva la relación con las autoridades de defensa que han visto reducido el presupuesto militar al 2% del Producto Bruto Interno (PBI).

La pregunta entonces será si los ingleses tienen la capacidad de enfrentar las verdaderas amenazas emergentes en el contexto mundial actual en lugar de destinar recursos para defender los últimos resabios del colonialismo llamados eufemísticamente "intereses de ultramar". 

Muy atrás quedan las victorias navales como Trafalgar, la Batalla del Atlántico, los hundimientos de los acorazados alemanes Tirpitz y Bismark y los bloqueos de puertos de países que no eran favorables a los intereses de Londres.