|09/06/23 07:32 AM

BRICSA, el momento es ahora

La integración con Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica nos daría la posibilidad de acceder a los cambios que a nivel global se están produciendo en economía, política exterior y desarrollo militar

09 de junio, 2023 - 07:35

En el 2011, es decir, 12 años atrás, publicábamos El momento es ahora: la urgencia de un acuerdo estratégico entre Argentina y Brasil en políticas de defensa, como columna vertebral de la UNASUR. Desde entonces, mucha agua ha corrido debajo de los puentes de la integración regional. A saber:

1º) El Tratado Constitutivo de la Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR) entró en vigor el 11 de marzo de 2011 con la participación inicial de Uruguay, Argentina, Perú, Chile, Venezuela, Ecuador, Guyana, Surinam y Bolivia.

2º) El 20 de abril de 2018 se anunció que Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Paraguay y Perú suspenderían su participación en la organización debido a la situación de acefalía.

3º) El 10 de agosto de 2018, Colombia anunció que abandonaría definitivamente la organización por el apoyo político de Unasur al gobierno de Venezuela.

4º) En el mismo sentido, en marzo de 2019, el presidente ecuatoriano Lenín Moreno se pronunció igual debido a la inoperancia del organismo.

5º) El 12 de abril de 2019 los gobiernos de Argentina y Paraguay anunciaron su salida definitiva de la organización. Tres días después el gobierno de Brasil tomó la misma determinación. Lo mismo el de Chile, el 21 de abril de ese mismo año, y el de Uruguay, el 15 de abril de 2020.

6º) Entre los días 6 y 7 de abril de 2023, tras la reelección de Lula da Silva como presidente de Brasil y durante una cumbre sostenida con su par argentino Alberto Fernández, ambos países anunciaron su reincorporación a la UNASUR, elevando a seis sus miembros plenos.

No es la intención de este artículo historiar las idas y venidas de las varias y variadas organizaciones regionales que nunca dieron los frutos apetecibles de una sólida integración. De hecho, la primera de ellas, la OEA, que es preexistente a la propia ONU, es considerada por muchos como una mera organización protocolar, como lo evidencia su bella sede sobre la avenida Constitution, en la ciudad de Washington, DC, pero tan estéril como la higuera que adorna su patio español. 

 

Un escenario nuevo

Lo que nos interesa es el futuro. Vamos en su busca.

Para empezar, hay que admitir que estamos viviendo condiciones geopolíticas extraordinarias. Como lo hemos dicho otras varias veces, parafraseando a Vladimir Ilich Ulianov Lenin, estamos transitando un cambio de época. Una que viene de finales de la Segunda Guerra Mundial, cuando los ganadores de la misma, reunidos en Yalta, delinearon al mundo que nacía y que hoy está muriendo. 

En esa oportunidad se crearon las condiciones favorables para varias instituciones fundamentales necesarias para el nuevo orden internacional, tales como la Organización de las Naciones Unidas y el Fondo Monetario Internacional, entre otras que podrían mencionarse.

Pero por varias razones –entre las que podrían citarse la pandemia y sus variadas y profundas consecuencias económicas, y, fundamentalmente, la guerra de Rusia contra Ucrania apoyada por la UE y los EE.UU.– estos sucesos concatenados y casi simultáneos  vienen produciendo un nuevo alineamiento geopolítico y geoeconómico basado en lo siguiente:

1º) El fin de un mundo unipolar controlado por los EE.UU. como la única hiperpotencia global, lo que se ve ha visto validado por el surgimiento de un gran competidor financiero/comercial/tecnológico como es China, y por uno militar como es el caso de Rusia.

Durante años la estrategia de los EE.UU. fue mantener a ambos rivales distanciados, pero sus últimas decisiones no han hecho más que acercarlos en una alianza que, por el momento, se consolida en un colectivo que se llama BRICS, por Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica. 

2º) Por su parte, los BRICS no dejan de crecer y de consolidarse. Hace poco la conocida revista económica británica Financial Times nos informaba de la novedad de que ese bloque acababa de superar, tanto en población como en PBI, al poderoso G-7.

3º) Las consecuencias de lo señalado en los dos puntos anteriores son muchas y de gran importancia, por ejemplo:

a) En lo financiero, el dólar está dejando de ser la moneda preferida para los intercambios comerciales internacionales y, también, como la moneda de reserva para muchos bancos centrales nacionales, que la están reemplazando por el yuan, el rublo y hasta el oro.

b) En lo tecnológico, es cada vez más notorio cómo China no sólo acorta sus distancias con Occidente, sino que lo supera en campos muy importantes, como el de las comunicaciones, la carrera espacial y el de la Inteligencia Artificial (IA).

c) En lo militar, la campaña rusa en Ucrania ha desgastado seriamente el mito de la superioridad e invencibilidad de las armas occidentales.

d) En lo cultural, los valores propuestos por Occidente –especialmente en lo relacionado con la defensa de minorías sexuales– está siendo resistido, sobre todo en Oriente y en el mundo islámico. Creemos que pronto también lo será en varios países occidentales. 

 

El BRICSA posible

Dejando de lado lo global y volviendo al vecindario sudamericano, y más particularmente a nuestra casa, la querida Argentina, hace unos días el ministro de economía, Sergio Massa, que hasta donde sabemos se trata de una persona vinculada comercialmente con el exalcalde de Nueva York, Rudy Giuliani –quien a su vez también es defensor legal del expresidente Donald Trump, y por lo tanto poco sospechoso de tener simpatías por China– viajó a ese país para reunirse con empresarios y con la presidente del Banco de Desarrollo de los BRICS, la expresidenta de Brasil Dilma Rousseff para solicitarle créditos  para apuntalar el déficit en infraestructura, enfrentar la crisis de liquidez y contener la volatilidad del mercado de cambios.

La novedad estuvo en que los créditos no fueron solicitados ni serán acordados a valores del viejo dólar, sino en el naciente yuan. 

En pocas palabras, y a modo de colofón, vemos cómo, poco a poco y como quien no quiere la cosa, nos vamos alineando. Porque como dicen en el campo, “el miedo no es zonzo” y “la plata llama a la plata”.

En ese mismo orden de cosas, también sabemos que la Argentina es aspirante a integrar los ya mencionados BRICS junto con una docena de países de tamaño mediano, lo que no sólo reafirma los cambios globales que hemos señalado más arriba, sino de paso, nos muestra cómo y con nuestro particular estilo, nos vamos alineando en la vereda del Sol.

En un próximo artículo volveremos sobre el tema para detallar las ventajas que en materia económica y política le aportaría a nuestro país sentarse a la mesa de esa integración.

 

El Doctor Emilio Magnaghi es Director del Centro de Estudios Estratégicos para la Defensa Nacional Santa Romana. Autor de El momento es ahora y El ABC de la Defensa Nacional.