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Chispazos más fuertes en la arena política mendocina

Por lo visto, en el terreno legislativo el ruido no será privilegio del tratamiento del próximo Presupuesto de la provincia, porque otros puntos ya demuestran que producirían potentes detonaciones

11 de octubre, 2020 - 12:27

Lenta y sostenidamente crecen con muchas rarezas los cruces políticos entre el oficialismo y la oposición. Rarezas que contienen los caprichosos decibeles que van imprimiendo las ambiciones de algunos o de todos, según el prisma con el que se analice.

Por ahora el escenario de lucha se mantiene en la Legislatura, que no significa que comience a extenderse en la medida en que se avance al estratégico año electoral que implicará el 2021.

Un terreno legislativo que, por lo visto, el ruido no será privilegio del tratamiento del próximo Presupuesto de la provincia, porque otros puntos ya demuestran que producirían potentes detonaciones.

Una de las características de la contienda es que todavía se trata de preservar el diálogo institucional entre el gobierno de Rodolfo Suarez y la oposición, fundamentalmente con el justicialismo.

Las rispideces cada vez más fuertes son entre el sector radical que representa al cornejismo en la provincia y el PJ local, esencialmente con La Cámpora.

Lo sucedido hace pocos días, no solo fue un bochorno, sino que dejó mal paradas a figuras de la primera línea política de la provincia. Pero también, y esencialmente, dejó en una inaceptable espera a sectores de pequeños y medianos productores que buscaban soluciones a sus angustiantes situaciones de producción y de enfrentar plagas, como la lobesia botrana para los vitivinicultores.

La gente del campo mendocino habría recibido con mucha alegría la noticia de que se aumentarían el número de viñateros que dejarían de aportar la contribución obligatoria de la lucha contra la polilla de la vid. La excepción pretendía alcanzar a casi el 90% de los productores, incluidos en las modificaciones a la legislación vigente por un proyecto de ley presentado por el bloque de senadores del justicialismo algunas semanas atrás.

Según dicen, era el corolario final de toda una gestión que involucró al actual titular del Instituto Nacional de Vitivinicultura, Martín Hinojosa, que habría logrado que la Presidencia de la Nación aumentara el monto de ayuda a Mendoza por la lucha contra la lobesia a $240 millones, frente a los $40 millones que dispuso en su momento la administración de Mauricio Macri.

El tema fue uno de los puntos centrales del encuentro protocolar que tuvo el vicegobernador Mario Abed con la senadora nacional Anabel Fernández Sagasti. Reconocido horas más tarde por ambos en conferencia de prensa, donde el primero en la línea sucesoria de la provincia se mostró entusiasmado con la idea de ampliar beneficio a la producción.

Abed viene del riñón de los productores y sabe lo que ese sector está pasado con la crisis económica que los golpea muy fuerte, donde las posibilidades para ellos son casi nulas.

A la hora de tratar el proyecto, todo el clima de acuerdos entre los senadores de uno y otro bando tomó un color gris tirando a oscuro.

El enojo de los peronistas no se hizo esperar y fue el titular del bloque, Lucas Ilardo, quien alzando la voz recriminó la falta de respeto a los compromisos que se asumen en labor parlamentaria y lanzó en el rostro de los legisladores de Cambia Mendoza que “por culpa de esa interna que ellos tienen, se olvidan de los productores. Porque no les interesan los productores”, remarcó el hombre fuerte de La Cámpora en Mendoza.

Para los observadores de la política mendocina, este episodio, que trató de ocultarse, salpicó a las personas que estarían involucradas. Un tema que habría dejado mal parado al vicegobernador, que mostró aprobación con un proyecto que beneficiaría a los productores.

Muchos aseguran que Abed mostró un duro ceño fruncido hacia los legisladores que no responden ni a él, ni mucho menos al gobernador Suarez. Senadores que solo reciben ordenes de una sola voz, la de Alfredo Cornejo, el hombre que continúa enfrentando en todo terreno a un justicialismo que está entre el albertismo y los “K”.

Por lo que pereciera ser, siempre alerta, no dejará que avancen y hagan pie en la provincia que alguna vez gobernó. Aunque con esa actitud pueda detener una importante ayuda a los hacedores de la producción mendocina.

Esta es solo una muestra de que sobrevienen chispazos cada vez más fuertes en la arena política provincial que ojalá no terminen perjudicando a otros sectores.

Sectores por donde respira la economía mendocina y que necesitan señales de soluciones y apoyos de quienes tienen responsabilidades de Estado.