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G20 en Argentina: entre la agenda y la pared

Argentina intentará convertirse en protagonista del Foro más importante del mundo mientras que los líderes del mundo tendrán su mente en resolver conflictos de magnitud, como el que mantienen en el plano comercial los Estados Unidos y China

22 de noviembre, 2018 - 16:44

Mientras el gobierno argentino apuesta fuerte a mostrar un país “integrado al mundo” y con peso en el sistema internacional, la agenda que imponen los grandes puede terminar opacando los esfuerzos de llevar el foro al plano regional. Ante este escenario, la Cancillería ha decidido redoblar esfuerzos y enfocar la agenda en los encuentros bilaterales, donde las propuestas y necesidades de Argentina tengan mayores oportunidades de ser escuchadas.

¿Qué es el G20?

Antes de ahondar en el tema, es importante repasar algunos conceptos básicos, ya que el G20 tiene una serie de particularidades. En primer lugar, es un foro de veinte países que, a diferencia de otras organizaciones internacionales, carece de una estructura con sede física y funcionarios. Este foro, establecido en 1999, reúne Jefes de Estado, Directores de Bancos Centrales y Ministros de Finanzas, con la finalidad de cooperar en temas relacionados al sistema financiero internacional.

Dentro del foro, encontramos los países del G7 (Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Italia, Japón y Reino Unido), además de Rusia y Australia y la Unión Europea (como bloque económico), representando el equipo de los diez más industrializados y desarrollados. Los restantes - entre los que se encuentra Argentina - representan aquellos recientemente industrializados en representación de las distintas partes del mundo.

En suma, constituyen el 85% del PBI mundial, dos tercios de la población y el 75% del comercio internacional. En este sentido, y a diferencia de las reuniones del G8 (ahora G7), se intenta coordinar a escala mundial los principales lineamientos de política económica y de desarrollo mundial.

Argentina como anfitrión del G20

Todos los años se asigna a uno de los 19 países del foro el rol de anfitrión. Este año, Argentina ejerce su presidencia y la hace valer como anfitriona, pero ¿qué trae aparejado esto? Principalmente, la posibilidad de marcar los temas de agenda. Argentina establece las prioridades temáticas del foro en materia política, no así en temas financieros. En ese sentido, desde la presidencia se ha decidido una agenda denominada “Construyendo consensos para un desarrollo justo y sostenible”. Los principales ejes abordan el futuro del trabajo (tecnologías y educación), alimentación sostenible e infraestructura para el desarrollo, acompañado desde la perspectiva de género. A tener en cuenta: todos estos temas fueron acordados con el resto de los países de la región, entendiendo que el desarrollo es la clave.

Por ser la primera reunión realizada en Sudamérica, se espera un especial énfasis desde la economía en materia regional, donde Brasil pretende jugar sus mejores cartas. Argentina, por su parte, apuesta fuerte a las reuniones bilaterales. Cancillería confirmó, hasta ahora, reuniones bilaterales de Macri con Abe (Japón), Xi Jinping (China), y Putin (Rusia). También se espera una reunión con Merkel y Macron (Alemania y Francia). También habrá un momento clave, el “retiro de líderes” en Costa Salguero, pactada para el viernes 30 por la mañana. Allí solo participaran los mandatarios miembros del G20, a solas. Algunos analistas sostienen que es allí donde se resuelven las implicancias geoestratégicas y donde se marca el pulso del próximo encuentro.

Más allá de esto, la verdadera prueba de fuego para el gobierno es demostrar que su operativo de seguridad se encuentra a la altura del evento, aprovechar la coyuntura para relanzar a la Argentina como un producto en el cual se debe invertir, a pesar de que la economía no da resultados llamativos para los inversores, y tratar de capitalizar la mayor cantidad de acuerdos en las reuniones bilaterales. En materia de organismos internacionales, se buscará acelerar el ingreso a la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico) ya que se cree podrá potenciar la llegada de inversiones. También podría tocarse el tema de la Alianza del Pacífico (bloque de Chile, Perú, Colombia y México) donde ya se manifestó la intención de querer sumar activamente a la Argentina.

La agenda coyuntural del G20

Como en cualquier tipo de evento de esta proporción, el contexto configura un alto porcentaje de su contenido y de las interacciones entre los mandatarios. El de este año estará marcado por la contienda comercial entre Estados Unidos y China, pero también por la creciente separación de Macron y Merkel de Donald Trump.

La ya conocida guerra de aranceles y trabas a las importaciones que pretende destrabar el G20, conlleva a dos realidades: por un lado, asumir que las medidas que impone Estados Unidos con sus políticas unilateralistas y proteccionistas para detener a China no resuelven ningún problema, por el contrario, agregan incertidumbre en el mercado mundial. En segundo lugar, la historia ha demostrado que la confrontación, ya sea en forma de guerra fría, guerra de monedas o guerra convencional, no produce ganadores. Actualmente, las actitudes en materia de política exterior le están costando a Washington sus aliados históricos, como el caso de Francia, Canadá (y recientemente, Alemania). Sin ir más lejos, Angela Merkel y Emmanuel Macron anunciaron el domingo en Berlín un “frente contra los populismos”, donde resaltaron la controvertida propuesta de crear un ejército europeo, rechazado fervientemente por su par norteamericano.

China, por su parte, tiene una agenda estratégica en la región. Se espera la firma de treinta protocolos (en distintas áreas) con Argentina. Si bien desde Casa Rosada se busca la cooperación financiera, desde Beijing se intenta aumentar la presencia en la región y desplazar la influencia norteamericana. Uno de los puntos fuertes de esta estrategia se basa en hacer hincapié en la participación público-privada con empresas chinas, incluso en recursos vitales como Vaca Muerta. El beneficio para nuestro país podría venir con la liberalización de las trabas que sufren productos locales (Pymes) y regionales, como carne de cerdo, miel y frutas, en el mercado chino).

Rusia también llega pisando fuerte. Siendo uno de los países que más colaboró en la búsqueda del ARA San Juan, se espera un clima de amistad y de acuerdos bilaterales. Históricamente, los mismos tienden a no prosperar o generar resultados poca importancia para Rusia, por este motivo y debido a las necesidades que atraviesa el país, se espera un encuadre más serio sobre lo que se firme.  Al igual que con China, la participación pública privada debería ser el eje de las negociaciones.

Por último, el Mercosur llega debilitado por las declaraciones de Bolsonaro, el nuevo presidente del país más próspero de la región. En ese sentido, si bien se intentará lograr acuerdos entre el bloque y el Reino Unido (el cual ya no pertenece a la Unión Europea), las expectativas son bajas. Algunos países del foro (sobre todo los más prósperos), no ven con buenos ojos los populismos ni la creciente demanda de acuerdos bilaterales, por lo tanto, tendremos dos claros bloques ideológicos, aquellos que ya no creen en el multilateralismo y apuntalan el nacionalismo proteccionista, y los últimos defensores del status quo. Argentina deberá navegar entre aguas turbulentas.