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Irán y la cólera de Bolton

La situación en Medio Oriente continúa empeorando y un conflicto con Irán comienza a verse más probable

17 de mayo, 2019 - 08:26

En el año 2013 comenzó un largo camino de negociaciones internacionales con el objeto de contener el programa nuclear iraní. Ese acuerdo se formalizó en el año 2015 y se constituyó como, quizás, el mayor logro de política exterior de  la Administración Obama. El mismo garantizaba el freno virtual del programa nuclear a cambio del descongelamiento de los fondos iraníes y la muy necesaria reactivación de su economía. El acuerdo fue un éxito porque todas las partes encontraron lecturas de ganancias relativas: Irán podía salir de su crisis económica; Estados Unidos lograría desactivar un potencial peligro; Israel neutralizaba con bajísimo costo su principal enemigo y Europa recibiría una lluvia de inversiones iraníes. 

Sin embargo, la llegada de Trump, pero específicamente de John Bolton al gobierno estadounidense, recrudecieron las posturas respecto a la relación con el país persa. Mucha agua pasó bajo el tiempo también. En los últimos años el conflicto de Yemen, un enfrentamiento velado entre persas y saudíes, reflotó la importancia de Irán. Debe sumársele la actividad en el sur de Siria en su enfrentamiento con Israel y la alianza construida con Turquía y la Federación Rusa. Menester también mencionar que ambos países declararon a miembro de sus fuerzas como organizaciones terroristas.

En los últimos días tuvo lugar el endurecimiento discursivo por parte de los Estados Unidos tras una amenaza iraní no especificada. Ello llevó a la movilización de un portaviones a la región y bombarderos estratégicos B52 que terminó propiciando la inmediata respuesta de Irán anunciando la suspensión de sus promesas y el enriquecimiento de uranio a niveles preacuerdo. Si bien el Ayatollah Ali Jamenei sostuvo que Irán no buscaba la guerra, en el día de ayer el comandante de la Guardia Revolucionaria declaró: “Estamos a un paso de una confrontación a gran escala con el enemigo”.

Pareciera ser Irak el escenario donde tendría lugar un enfrentamiento según las últimas actividades: retiro de personal diplomático; suspensión de programas de entrenamiento, etc. ¿Pero cuán probable es el conflicto? La clave reside en John Bolton, Secretario de Seguridad. Bolton representa el ala más dura no sólo de la presidencia de Trump sino de viejas administraciones como las de George Walker Bush. Y tiene un encono particular con Irán. Bolton fue co-artífice, por ejemplo, de la instalación de la mentira de las armas de destrucción masiva de Saddam, la construcción de la terminología “Eje del Mal” y promotor de la teoría del ataque preventivo. Lo que se conoce como un Warmonger (belicista). Pero el freno de Bolton es el propio Donald Trump que se ha manifestado, públicamente y en reiteradas ocasiones, contrario a las guerras en las que Estados Unidos es activamente partícipe porque, esencialmente, representan un costo económico gigantesco, un déficit. Lo que no debemos perder de vista es que los Estados Unidos están envueltos en una campaña para las elecciones del año próximo. Eso significa que Trump dispone de la capacidad de instalar agenda y medir el pulso del electorado. Venezuela es un caso paradigmático de ésto.

Lo que tenemos que prestar atención es cuán corta tenga la correa John Bolton. No debe perderse de vista que Trump se saca funcionarios de encima con facilidad; y en el momento que establezca que Bolton es un costo, su salida será obvia. Por el momento, Bolton representa un ladero en su visión del America First y un funcionario leal; atributo que paga y mucho en la era Trump. Ahora bien, más allá de la figura de Bolton, un conflicto con Irán es uno de enorme escala como rescatan los especialistas en defensa. En la enormidad de ese conflicto se resguarda también su escasa probabilidad. Con un hegemón perdiendo terreno, la racionalidad dicta que las batallas comienzan a seleccionarse y, hoy, la batalla que importa es China.