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Por qué el Apóstol Santiago es patrono de Mendoza

Qué dice la historia sobre la conmemoración en nuestra provincia.

09 de diciembre, 2019 - 12:54

Este jueves celebra en nuestra provincia la fiesta del Santo Patrono Santiago Apóstol, ceremonia en la que, desde fines del siglo XVI, participan autoridades de Gobierno y público en general participando de una solemne procesión.

Génesis de nuestro Patrono

Cuenta la historia que Santiago, Apóstol de Cristo, conocido como el 'Hijo del Trueno', tras predicar en España el Evangelio regresó a Palestina, donde fue decapitado por Herodes Agripa, en el año 42 de la Era Cristiana. Sus discípulos embarcaron su cuerpo y navegaron hasta Galicia, sepultándolo en el sitio donde más tarde se construyó la catedral de Santiago, que se convertiría en lugar de culto y peregrinación para la cristiandad.

En el año 859 (durante la ocupación árabe en España) un pequeño ejército cristiano se encomendó al Santo antes de entrar en batalla, y derrotó a un ejército árabe formado por miles de hombres.

Desde entonces, Santiago Apóstol se convirtió en el protector de las fuerzas cristianas en la reconquista de las tierras tomadas por los árabes. De esta reunificación, tras la lucha contra el Islam, nació más tarde el reino de España, del que Santiago Apóstol es Patrono y Protector.

La fiesta del Patrón Santiago no solamente tenía carácter religioso, sino también patriótico y de lealtad al monarca.

Cómo se festejaba

Según los datos más antiguos en los que aparece, la conmemoración del Patrón Santiago en nuestra provincia se remonta al año 1567.

El Cabildo de Mendoza realizaba la ceremonia desde el día 24, cuando se enarbolaba el Real Estandarte en la casa del alférez real, a la que se le montaba una guardia. Luego, entre las dos y las tres de la tarde se alineaban en la Plaza Mayor (actual Pedro del Castillo) todas las milicias de la ciudad, los oficiales y el cuerpo de los cabildantes.

Hecha la formación, emprendían la marcha de la procesión desde el Cabildo, con el comandante de armas a la cabeza de toda la tropa y con un ayudante a su flanco, con espada en mano, y detrás seguían las milicias. Posteriormente se formaba la Infantería, al costado del Cabildo (lugar que hoy ocupa el Museo del Área Fundacional) y la Caballería. Después, las tropas emprendían la marcha hasta llegar con el Estandarte Real a la entrada de la iglesia matriz (en la esquina de Ituzaingó y Alberdi), y cuando todos los que acompañaban estaban de pie, se realizaba un saludo de cinco tiros de cañón.

Concluida la víspera y cuando salía el Real Estandarte, se presentaban las armas a la Infantería y seguían hasta dejar al alférez real en su casa. Después continuaban hasta el edificio del Cabildo y se retiraban las compañías y demás formaciones. Este solemne acto sucedía también el día 25, día del Patrón Santiago. Finalizada la ceremonia, el pueblo festejaba con corridas de toros que se improvisaban en la plaza y bailes populares.

¿Quién es el verdadero patrono?

Si bien se festeja como patrono a Santiago Apóstol, aunque nos sorprenda, el verdadero patrono de la ciudad es San Pedro. Cuando Pedro del Castillo fundó, el 2 de marzo de 1561, la ciudad que llamó Mendoza en homenaje al gobernador de Chile, D. García Hurtado de Mendoza, enarboló una cruz y señaló así el lugar donde habría de erigirse la primera iglesia o iglesia matriz. Al fijar el sitio en que debía levantarse el templo, del Castillo nombró a San Pedro como su titular, por devoción al santo de su nombre y lo tomó “como patrón y abogado de esta ciudad”, según consta en el acta de fundación.

La pérdida de las Actas Capitulares de los primeros cinco años de existencia de la ciudad, no nos permiten conocer el momento en que comenzó a honrarse al Apóstol Santiago como patrono principal. Pero, aunque la ciudad cambió pronto de protector, la iglesia matriz continuó dedicada a San Pedro hasta mediados del siglo XVII, según consta en las visitas pastorales de los obispos de Santiago de Chile, a cuya diócesis pertenecía el corregimiento de Cuyo.

De esta manera, la figura de San Pedro comenzó a desvanecerse y la de Santiago cobró gran popularidad hasta nuestros días.

 

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