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El país no está bien, ¿pero sirve la opción del mal conocido?

23 de julio, 2018 - 07:12

Otra semana que culmina con la angustia de la gente de no saber cómo será la que viene. Otra semana que arrasa los índices inflacionarios, confirmados por el INDEC, ¡como si hiciera falta! Otra semana donde el invierno se ensaña aún más en la impiadosa vida cotidiana de los argentinos que se las ingenian en la precariedad absoluta, para que no duela más de lo que duele. A pesar que ese Presidente que votó un alto porcentaje del país, confirma que fracasó en todo lo que pretendió hacer.

El combo explosivo sigue alimentándose de inflación, recesión, aumento de desocupación, de pobreza, de desaparición en el campo de pequeños y medianos productores. Cierres en la ciudad de cientos de PyMEs comerciales e industriales. Mientras la gula de sectores poderosos y siempre mezquinos con la Nación, acrecientan la fuga de capitales hacia el exterior por más de US$ 280.500 millones. Paralela a esa cifra se acrecienta la deuda externa a un ritmo de US$ 215 millones por día, alcanzando la friolera de US$ 254.800 millones. Montos que muestran la locura de vivir en la Argentina, un país con inadmisibles contradicciones ante los ojos del mundo y en la sufrida osamenta de la gente.

Contradicciones que dejan contundencia por estos días, cuando algunos sondeos aseguran que Cristina Fernández de Kirchner se impondría en una eventual elección presidencial. ¿Se puede entender? ¿El Kirchnerismo en el poder nuevamente? Entonces, y tras esta exteriorizada tendencia, sobrevienen lógicas preguntas de un porcentaje de la población, que todavía tiene sensatez: ¿qué lleva a que algunos argentinos piensen en retornar a la senda que el país concluyó en el 2015? ¿Saben, quiénes le dan plafón para el retorno de Cristina Fernández, cómo ella dejó al país?. Las soluciones de la Argentina pasan por doctrinas y la aplicación de las mismas en la administración de la Nación?

El gobierno de Cambiemos no ha encontrado el rumbo a la economía y ésta le está torciendo dramáticamente el brazo a Mauricio Macri. La gente, con rigor, recibe de lleno el perjuicio de una mala gestión, sin posibilidad alguna de recuperación a corto plazo. Es más, el tiempo que viene será aún más complicado. Pero no se entiende que haya que volver atrás, entrando a un verdadero perjuicio de todo un país, por contradicciones de ese mismo país.

La vuelta de Cristina Fernández solo se podría entender en la interpretación de esa porción fanática de la comunidad que logró cooptar en sus 9 años de gobierno. No así el camino indicado que el resto de la gente busca para encontrar respuestas y soluciones al angustiante momento que se vive. Sobre todo, si se echa memoria al país que el kirchnerismo dejó. No la herencia que recibió el actual Gobierno y por la que no se dieron correctas respuestas. Lo que la administración Kirchner hizo en sus últimos años de gobierno, donde las señales de la economía mostraron pertinaz retroceso, con una caída del 40 % en las reservas del Banco Central, aumento de la deuda pública de alrededor de US$ 60.000 millones y una pobreza en crecimiento a partir del 28%.

La administración de Cristina Kirchner acrecentó el déficit  primario, acumulando un rojo de $45.803 millones, con un desequilibrio financiero de más de $109.200 millones. Las reservas del país, que su esposo y extinto presidente Néstor Kirchner había logrado acumular en $45.600 millones, Cristina las dejó en menos de $ 27.200 millones. El proceso inflacionario se desprende con agresividad en el último tramo de su gestión, llegando la medición interanual al 25,9%. Aunque mediciones privadas aseguran que durante ese período presidencial la inflación fue del 140%.

Muchas explicaciones pueden esgrimirse sobre que Cristina vuelva a estar en la consideración de la gente. Vivimos en una asombrosa Argentina, con este tipo de actitudes ciudadanas que, si muchos argentinos no entendemos, es de imaginar lo que siente el resto de ese mundo que permanentemente nos analiza.

Una Nación cuyas instituciones tienen importantes deudas con la comunidad. Quizá ahí esté otra parte de la respuesta, en la torcida y cuestionada lentitud del Poder Judicial. El mismo que por negligencia, por conveniencia o por oscuras estrategias políticas ha demorado el proceso de investigación y juzgamiento de todo un espeluznante proceso de corrupción que produjo una fenomenal estafa a la Nación, sin precedentes en la historia de país.

Hoy, con una delicada situación económica que pega fuerte en la gente y esa escandalosa postura de la Justicia, hay sectores del país que han comenzado a preguntarse, ¿será tan así que Cristina y su gobierno robaron como dicen? Un interrogante que debería preocupar a todos los que saben que la administración del kirchnerismo produjo un daño irreparable en muchos aspectos. Una cuestión que no debe quedar en la sensación de la gente, porque de lo contrario el encubrimiento y las complicidades rozarían a todos, de manera tal que en el pandemonio cabe el razonamiento para el año electoral 2019 que más vale malo conocido que bueno por conocer.