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Si a Suarez le va mal, pierde el PJ también

24 de febrero, 2020 - 07:08

Si bien nadie esperaba tiempos tranquilos y vientos de cola, la realidad ha sido para Rodolfo Suárez mucho más dura de lo que se esperaba.

Después de una holgada victoria electoral, a la que no le queda mal el rótulo de paliza, y sumando un equipo con experiencia en gestión a sus propios hombres, tal vez no se preveía un tránsito tan complejo.

Si el traspié inicial, con la polémica y fracasada reforma de la Ley 7.722, le propinó una rápida pérdida de popularidad y apoyos, junto a momentos desagradables en lo personal y lo familiar –si bien es cierto que la reforma contó con el apoyo de casi todo el arco político, los precios más duros, como es lógico, fueron pagados por el oficialismo-, la derrota en la discusión del Presupuesto le dificulta aún más el tránsito por la gestión provincial.

La indignación y el enojo en los principales dirigentes oficialistas aún no han pasado. Se los escucha despotricar a micrófono cerrado, pero también en sus declaraciones públicas.

Es que los créditos del BID no solo significarían endeudamiento, sino también la única chance de financiamiento para un ambicioso plan de obras públicas que pusiera a rodar los engranajes de la alicaída economía, que vale decirlo, no solo era ansiada por los intendentes oficialistas, sino también por los opositores, beneficiarios directos también de las obras en los departamentos.

Tal vez, en poco tiempo, esta negativa de los bloques parlamentarios del peronismo genere una grieta entre las alas más políticas con aquellos que tienen responsabilidad de gestión en el territorio que dará que hablar. Lo expresó un ex intendente al pedir la aprobación, y las tensiones no se podrá disimular cuando las obras no lleguen, cosa que bien se encargarán de recordar asiduamente los oficialistas.

Lo cierto es que esta falta de financiamiento, que compromete seriamente y en algunos casos cierra la posibilidad de encarar obras públicas necesarias y decisivas, pondrá al gobierno en una instancia de administrar la escasez, y de poco protagonismo real en el destino inmediato de Mendoza.

Encima, según se supo esta semana, el compromiso de que en Portezuelo del Viento tengan un fuerte protagonismo las empresas y Pymes locales no aparece tan claramente plasmado en los pliegos licitatorios.

El pedido de una prórroga en las aperturas de sobres que deben ocurrir próximamente tiene que ver, precisamente, con esa vaguedad, donde no está muy claramente explicitada esa especie de “compre mendocino”, y los sectores comprometidos están trabajando contrarreloj para que las empresas interesadas estén en perfecta capacidad de encarar el proceso de adjudicaciones.

Lo que se teme, en realidad, es que un par de UTEs tradicionales se queden con todo y terminen afrontando la construcción con contratistas y subcontratistas propios, dejando afuera a los oferentes locales.

Los antecedentes en obras públicas que tienen los actuales gobernantes en la escala nacional no son muy alentadores en cuanto a transparencia y ejecución.

Todo parece indicar que vienen tiempos muy duros en la provincial, al menos en lo que a obras se refiere, y su consecuente creación de empleo y efecto multiplicador.

Para citar un viejo refrán, la administración Suarez parece haber arrancado con el pie izquierdo. Nunca se sabe cuán difícil puede resultar cambiar el paso, y cuán fácil puede ser tropezar otra vez.