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Por los incendios, el Amazonas podría transformarse en sabana

Científicos advierten que si se llega a un determinado nivel de desforestación, la Amazonía puede alcanzar un punto de transformación sin retorno

Por Redacción

05 de diciembre, 2019 - 12:53

El Amazonas es el bosque tropical más grande del planeta (abarca siete millones de kilómetros cuadrados y comprende nueve países) y cuenta con unos 400 mil millones de árboles de los tamaños y tipos más variados. Este considerado “pulmón del mundo”, se encuentra en llamas y está en el foco de atención de todo el mundo. 

La actual extensión de incendios en la Amazonía se suma a un incremento marcado en la desforestación. Y si la destrucción de bosque sobrepasa cierto límite, la selva amazónica podría cambiar abruptamente.

Eso es lo que sostiene el científico brasileño Carlos Nobre, investigador del Instituto de Estudios Avanzados de la Universidad de Sao Paulo, quien trabajó durante 35 años en el Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales de Brasil (INPE).

Nobre advirtió que si se llega a un determinado nivel de desforestación, la Amazonía puede alcanzar un punto de transformación sin retorno, un fenómeno llamado tipping point (en inglés).

El experto brasileño publicó su advertencia el año pasado, junto al científico estadounidense Thomas Lovejoy, en un artículo en la revista Science Advances.

"Nuestros cálculos muestran que si desaparece entre un 20 y 25% del bosque amazónico, aumentará la duración de la estación seca y la temperatura, y eso puede llevar a que el bosque tropical dé lugar a una vegetación diferente, de sabana", le señaló a BBC Mundo Nobre.

Un camino de ida

En las últimas décadas, la desforestación ya alcanzó según el experto entre el 15 y el 17% de la Amazonía.

"Un tipping point es un cambio abrupto, una transformación abrupta en un sistema que va para otro estado completamente diferente", explicó Nobre.

Si la desforestación continúa aumentando al ritmo actual, el especialista estima que podría llegarse al punto de no retorno en un período de "entre 15 y 30 años".

La transformación irreversible en una vegetación más seca de sabana "podría alcanzar entre el 50 y el 60% de la Amazonía antes del 2050, y hasta el 70% posteriormente", según él. Los actuales incendios podrían, incluso, hacer más rápido ese cambio, señaló.

"A medida que la desforestación aumenta, el bosque se torna más y más vulnerable y eso puede acelerar el proceso de transformación en sabana. Es decir, el punto de no retorno podría ocurrir antes", advirtió.

¿Qué es un punto de "no retorno"?

En la Amazonía, más que en otros bosques tropicales, se da un fenómeno clave para entender por qué podría llegarse a un punto de no retorno: el bosque amazónico genera parte de su propia lluvia.

"Varios estudios mostraron que una parte de la lluvia, que varía entre el 15 y el 25%, existe porque el bosque crea las condiciones climáticas para esa lluvia", explicó Nobre. Es decir que es muy eficiente en reciclar agua.

La lluvia cae, va para el suelo, las raíces profundas de los árboles capturan esa agua y, a través de la transpiración, la liberan de nuevo a la atmósfera, donde forma nubes y llueve de nuevo.

Debido a ese reciclaje de agua, cuando se elimina una parte del bosque tropical llueve menos, lo que alarga la estación seca.

Y según explicó el científico, es la duración de la estación seca la que determinará si habrá bosque tropical húmedo, o cerrado, con su vegetación típica de sabana más dispersa y tolerante a la sequía, con menor densidad de árboles.

Pero la gran diferencia es la duración de la estación seca, que en el cerrado va de entre cuatro a seis meses -en Santarem, por ejemplo- y en la Amazonía, es menor de tres meses.

Si se llega al tipping point del que advierte Nobre, aún cuando la desforestación se redujera a cero, "la vegetación de sabana ya no logrará generar una parte de la lluvia que generaba el bosque tropical".

Doble calentamiento

La capacidad del bosque amazónico de generar parte de su propia lluvia explica también un fenómeno que los científicos brasileños Beatriz Schwantes Marimon y Ben Hur Marimon llaman "doble calentamiento".

Ambos investigadores, profesores de la Universidad del Estado de Mato Grosso, monitorean desde hace más de dos décadas unas 60 parcelas de bosque amazónico. Y han compilado un banco de datos sobre más de 60 mil árboles.

Crucialmente, las parcelas se encuentran en la llamada zona de transición, el margen entre el bosque amazónico húmedo y la zona de sabana más seca.

"Además del calentamiento global provocado por las emisiones de gases de efecto invernadero, estamos registrando también un calentamiento local debido a la desforestación", le señalaron Beatriz y Ben Hur Marimon a BBC Mundo.

"Con el retiro de los bosques, el efecto de la transpiración en la reducción de la temperatura local disminuye".

Un árbol grande y joven tiene capacidad para transpirar hasta mil litros de agua por día, un proceso que reduce la temperatura y ayuda en la formación de lluvias en la región, afirmaron los científicos.

"O sea que hay un efecto combinado del calentamiento global por la emisiones de CO2 con el calentamiento local causado por la desforestación. Como resultado, el aumento de temperatura en la Amazonía será mayor que el esperado".

Cuatro señales de cambio en la selva 

  • Una estación seca más larga

La estación seca se está alargando y ocurre especialmente en el Sur y Este de la Amazonía.

"En los lugares con altos índices de desforestación, el atraso del inicio de la estación lluviosa es mayor y llega a un mes. Es exactamente lo que preveían nuestros cálculos", afirmó Nobre. Y "con el alargamiento de la estación seca, el riesgo de incendios crece aún más".

"Estamos registrando una reducción en la cantidad de lluvias y un aumento de la estación seca en las regiones más desforestadas", afirmaron los científicos de la Universidad del Estado de Mato Grosso.

"En algunas regiones la estación seca dura casi un mes más de lo que duraba hace 20 años. Esas áreas revelan cuanto estamos perdiendo en términos de regulación climática con el avance de la desforestación".

  • Un bosque que absorbe menos carbono

La segunda señal que preocupa a los científicos es que en los últimos 20 años se redujo la capacidad del bosque de absorber dióxido de carbono o CO2, uno de los principales gases causantes del cambio climático.

Un estudio de 2015 de la Universidad de Leeds en Inglaterra constató que de absorber cerca de 2.000 millones de toneladas de dióxido de carbono al año en la década de 1990, esa cantidad se redujo a la mitad.

"Pero ahora ese efecto de 'filtro del planeta' está disminuyendo, en parte debido al estrés por el calor y mortalidad de árboles causada por la seca o por el quiebre de árboles con vientos cada vez más intensos".

  • Extremos de lluvias y sequías

La tercera señal preocupante es que se están viendo extremos climáticos como las megasequías de 2005 y 2010. En 2009 y 2012, en cambio, hubo grandes inundaciones.

"Si vemos el registro paleoclimático en anillos de crecimiento de árboles en (el estado de) Rondonia, durante 500 años nunca vimos que en 12 o 13 años ocurrieran tres grandes sequías y tres grandes inundaciones", afirmó Nobre.

  • Cambios en las especies de árboles

La cuarta señal es que, según algunos estudios, las especies de árboles en la Amazonía están respondiendo al alargamiento de la estación seca.

Las especies que son más tolerantes a la sequía empiezan a dominar, y las que lo son menos están muriendo.

"Eso también es una señal de una dirección hacia la sabana. Las especies de sabana son todas tolerantes a seis meses de sequía y también al fuego", señaló Nobre.