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Hace cuatro años el Trinche se hacía inmortal

Un 8 de mayo, pero de 2020, Tomás Felipe Carlovich pasaba a la inmortalidad. Un homicida le robó su bicicleta pero no el enorme recuerdo del Trinche

08 de mayo, 2024 - 21:23

Hace cuatro años, se iba del mundo de los mortales, pero hacía su ingreso en el alta en el cielo de la inmortalidad.

En el de la leyenda. La que habla por ejemplo del famoso caño de ida y vuelta minimizado por él, el del crack que le dio la espalda a la celebridad y el que prefería la zona de confort de su Rosario natal al alumbrado público de un estadio con letras en inglés.

Lo llamaban Trinche, pero su nombre y apellido era Tomás Felipe Carlovich.

Para muchos ex compañeros y rivales suyos fue uno de los jugadores con mayor riqueza técnica que pisó los suelos argentinos, en tiempos de campos amarillentos y rasos. Sin embargo, su estadío por el fútbol argentino está guardado en la memoria del ascenso y en los torneos provinciales y en unos pocos partidos en Primera División.

Salió de Rosario Central adonde jugó poquito, y de allí armó una hoja de ruta por Central Córdoba de Rosario, adónde es bandera idolatrada. El destino lo trajo a Independiente Rivadavia donde fue apodado el Rey y el Gitano, como Sandro. Con la Lepra fue campeón en el inolvidable equipo de 1976. También jugó años después en el Deportivo Maipú.

Y hasta hizo yunta con el Víctor Legrotaglie en un encuentro contra Boca Juniors, con la transferencia de Luis Darío Felman, como excusa.

Aunque su obra maestra fue la noche que integrando la selección rosarina la rompió contra la Selección argentina que se preparaba para el Mundial del 74. Un episodio en el que las leyendas elevaron su estatura a la categoría de Mito Urbano. Como la que Vladislao Cap (Dt de la albiceleste) le pidió a la dupla Montes-Griguol de Rosario que lo sacaran porque le estaba haciendo pasar un papelón enorme.

De Carlovich hay mucho testimonio oral y un videíto que apareció de sus últimos destellos en el fútbol chacarero (en Monte Maíz, Córdoba). Su historia de culto (a pesar del propio protagonista) fue abordada por el escritor y periodista Alejandro Caravario.  

“Trinche es una crónica. Quise descular el mito y armar un relato en torno a su vida, hecho con el testimonio coral de quienes lo acompañaron y vieron jugar. Y es mi historia, aunque yo no sea el protagonista”, contó Alejandro hace unos años a El Tapón.

“La primera vez que alguien me habló del Trinche fue un compañero rosarino de la Colimba. Años después cuando dirigí la revista Mística teníamos en el staff a Adrián Piedrabuena, quien conocía de memoria la historia y actualmente es uno de los que motoriza la logia del Trinche Carlovich, una suerte de culto, como si fuera la iglesia maradoniana.

“Luego en la revista De un caño surgió la posibilidad de hacer el libro a través de la Editorial Planeta y fue natural que la decisión de hacerla recayera en mí”, añadía el autor de la Biografía de Tomás Felipe Carlovich.

Tomás Felipe Carlovich falleció hace cuatro años, cuando no pudo recuperarse de un ataque callejero para robarle la bicicleta. Su mala caída (su cabeza golpeó en el asfalto) le generó una conmoción cerebral que derivó en su muerte a los 74 años.

Años después su victimario, Juan Maidana fue condenado a 33 años de cárcel por homicidio, además de otros delitos vinculados a robos.

Más allá de la lógica tristeza que generó aquel fatal hecho, la memoria del Trinche está asociada a la de un notable futbolista, del cual muchos afirmaron que fue mejor que Diego Maradona. En su estatura de mito todo es posible.

Lo cierto es que nadie exagera en que era un crack. Sean sus compañeros y rivales, así como otros que lo vieron. Pekerman, Bielsa, y el Flaco Menotti, fallecido hace unos días, no dudaron al calificarlo de extraordinario.

“Carlovich era más apto en el campo que en el circo profesional. Tenía la imposibilidad de jugar en otro fútbol con mayor rigurosidad. Su modo de entender el fútbol, es como lo jugó y en los clubes como Central Córdoba encontró donde jugarlo como lo sentía”, refería Caravario.

“En el programa español llamado Expedición Robinson se emocionó y dijo que se arrepentía de algunas cosas, pero diría que no es un arrepentido de la forma en que entendió o sintió el fútbol. Creo que cuando se emociona tiene más que ver con que le gustaría seguir jugando al fútbol, con el paso inevitable del tiempo”, agregaba Caravario en su conversación con Ciudadano News.

El Trinche Carlovich, el que hace cuatro años dejaba guardado en nuestros bolsillos del alma, su imagen de crack de medias caídas, de camiseta suelta y melena al viento. El capaz de ganarle por goleada a la tristeza y amargura de un mundo que muchas veces nos patea en contra.