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La séptima o el futuro incierto

06 de septiembre, 2018 - 15:59

La continuidad de Guillermo Barros Schelotto no está asegurada después del 31 de diciembre. Es injusto, pero es verdad. Hay torneos que mandan más que otros. En este caso no es importante la cantidad, sino la calidad de los torneos que ganas. Y las urgencias.

La renovación del contrato de Barros Schelotto dependerá de si Boca es campeón o no en el torneo Internacional, objetivo principal del plantel Xeneize en el 2018.

Sin embargo, los números del actual entrenador son positivos. En 100 partidos dirigidos, obtuvo un 63 por ciento de efectividad (ganó 55, empató 26 y perdió 19). A pesar de este balance, su continuidad será evaluada una vez finalizada la Libertadores. Esta irresolución es de ahora, porque el año pasado la dirigencia no dudaba en renovarle el vínculo al técnico de Boca.

Vayamos por orden cronológico. En abril de 2017, el presidente Daniel Angelici se manifestó sobre la renovación del vinculo y fue tajante al afirmar que no estaba en discusión la continuidad: “Con Guillermo habló todas las semanas. Nosotros queremos que se quede y él quiere quedarse. No nos apuramos porque estamos convencidos. No vamos a tener inconveniente en hacer la renovación, tendremos que hacer un ajuste en el contrato y nos vamos a poner de acuerdo rápidamente. Cuando hay voluntad de las dos partes, siempre es fácil ponerse de acuerdo”. En ningún momento mostró inseguridad ni tampoco puso en duda la continuidad.

El 4 de septiembre de este año el mandamás volvió a referirse al tema, pero no garantizó la continuidad de Schelotto: “Si consideramos el trabajo bueno, se le renovará. Y si no lo consideramos así, no renovará. Haremos un análisis y veremos”. Dejó una puerta abierta a la posibilidad de que no siga.

Al otro día, Guillermo marcó la cancha en conferencia de prensa y sostuvo: “La dirigencia debería evaluar los tres anos al frente del equipo. Y no sólo el resultado final de la Copa, que obviamente es importante”.

A raíz de esta declaración, Angelici cambió su postura para apagar las alarmas. Y sostuvo: “Guille tiene ganas de continuar. Yo puedo decir que en un 99 por ciento seguirá siendo el director técnico de Boca. La Libertadores no es determinante para eso”.

¿Qué evaluará la dirigencia para determinar o no la continuidad de Guillermo? En el seno de la dirigencia se sabe que la Libertadores es el objetivo principal y que el plantel se armó en los dos últimos mercados de pases para ir en busca de la séptima.

La dirigencia gastó mucha plata para Incorporar los jugadores que Guillermo pidió.

En el balance se pondrán diferentes factores positivos y negativos. A favor del entrenador los dos bicampeonatos obtenidos, los 46 encuentros consecutivos en los cuales se mantuvo como líder del torneo local, los jugadores que el técnico potenció y fueron exportados (como Rodrigo Bentancur), otros que están en un muy buen nivel (Benedetto, Pavón, Magallan y Barrios). Y también, los que elevaron sus cotizaciones por sus buenos rendimientos como Pavón y Benedetto, quienes tienes clausulas millonarias por más de 20 millones de dólares.

Pero también, Guillermo tuvo coletazos que serán evaluados en profundidad: la derrota con River en la final de la Supercopa Argentina, la eliminación en la Libertadores 2016 frente a Independiente del Valle y los problemas extra futbolísticos de varios de sus jugadores que en su momento fueron conflictos (caso Daniel Osvaldo y Ricardo Centurión).

Mas allá de todo esto, la decisión final se tomará en base a como Boca finalice en la Libertadores. Si es campeón de América, él tomará la decisión final de quedarse o irse a dirigir al exterior (se rumorea una propuesta para dirigir en la MLS)

Ahora, sí pierde la Copa la decisión pasará por una evaluación final y no estará sólo en sus manos. No dependerá de él. Perderá imagen positiva. Aumentará las dudas de la dirigencia y los hinchas. Quedará lejos la Libertadores 2019. Será un volver a empezar y se profundizará un desgaste mental, futbolístico, pero también político. Le quitará crédito. Solo le queda la esperanza del tricampeonato local para hacer historia en el futbol argentino.

El futuro del entrenador se basa en una disyuntiva entre calidad de torneos ganados (Copa Libertadores y disputar el Mundial de Clubes) o cantidad de títulos obtenidos (dos Superligas). Es injusto para un director técnico que en líneas generales cumplió varios objetivos, pero el torneo internacional manda y más en Boca que hace 11 años que no la gana.

Y además, llegó de la mano de una dirigencia que deberá cumplir con el slogan de su campaña que utilizó para ganar ambas elecciones: “Volveremos a Japón”.

 

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