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El Mundial de las estrellas "estrelladas"

Este Mundial esta siendo dominado por equipos consolidados y no por las individualidades

04 de enero, 2023 - 09:51

Este Mundial esta siendo dominado por equipos consolidados y no por las individualidades. En la antesala a la Copa del Mundo todo indicaba que iba a ser el torneo del talento individual por encima del juego colectivo.

Solo con mencionar que iban a participar Lionel Messi con Argentina, Cristiano Ronaldo con Portugal, Neymar con Brasil, Luis Suarez con Uruguay, James Rodríguez con Colombia y Tony Kroos con Alemania, todo hacía suponer que el crack que mejor nivel tuviera iba a llevar a su seleccionado a la coronación de la Copa del Mundo.

Pensábamos que el imperio de las estrellas que se destacan en los clubes superpoderosos de Europa iba a vencer al fútbol como expresión colectiva. Pero finalmente, se impusieron los equipos bien armados, compactos, ordenados, verticales, equilibrados y rápidos que desarrollaron su estrategia en conjunto sobre los que dependían de sus máximas figuras.

Bélgica es la selección revelación en Rusia 2018. Desde agosto de 2016 que su entrenador es el español Roberto Martínez. En dos años encadenó 24 partidos (19 victorias y cinco empates) sin sufrir derrotas. Su equipo tiene orden. Es Dinámico. Preciso con la pelota. Pensado muy bien tácticamente. Vertical. Tiene poder ofensivo. Efectúa transiciones rápidas en defensa-ataque y en el retroceso. Es ágil. Y utiliza el contrataque como arma letal para lastimar.

La selección belga tiene figuras de alto nivel como Eden Hazard, Kevin de Bruyne y Romelu Lukaku, pero su buen rendimiento no depende sólo de ellos, sino de una estructura planificada para avanzar en bloque y retroceder rápidamente para ocupar posiciones sin desarmar líneas defensivas. Hace culto del buen juego: de la presión alta para recuperar rápido la pelota y los pases precisos, cortos y verticales. Para eso, todo tiene que funcionar en grupo.

Como entrenador Martínez tiene muy en claro que el equipo no se forma para rodear y abastecer a su principal referente (que hoy podría ser Hazard) sino que el buen funcionamiento se basa en el juego colectivo y lo deja muy en claro en declaraciones a la prensa: “En el fútbol moderno hay tanta información y preparación que es más fácil neutralizar al talento individual. Ese talento debe ser la diferencia, no la realidad de ganar o no. Hoy, lo individual puede ganar un partido, pero difícilmente un torneo”.

El director técnico de los Diablos Rojos también fue tajante a la hora de opinar sobre las selecciones que se despidieron con sus estrellas en su máximo esplendor: “Es difícil ganar un Mundial con individualidades”. Y cuanta razón tiene.

Messi y Cristiano se quedaron afuera en octavos de final el mismo día. Argentina perdió con Francia; Portugal con Uruguay. El Mundial para ambos no fue bueno. Messi decepcionó. Un gol y una asistencia fue muy poco para quién es considerado el mejor del mundo. A esto, hay que sumarle un penal errado.

Cristiano apareció ante España y Marruecos, con cuatro goles en dos partidos. Marcó tres en su presentación, pero luego se fue desinflando. Le tocó comandar una Portugal sin ideas ni brillo. Pero en el choque más importante ante el seleccionado charrúa desapareció por completo. Y se tuvo que volver rápido a su casa.

Neymar es otro caso de frustración durante la Copa del Mundo. Fue más noticia por sus encontronazos con los rivales por exagerar lesiones o gesticular que por lo que mostró en el verde césped. Tuvo destellos de buen juego. Poco del crack autentico y gambeteador. No apareció para acompañar al equipo frente a Bélgica en cuartos de final. Se borró.

James Rodríguez era el encargado de llevar la bandera de Colombia. En él estaban depositadas las ilusiones de los cafeteros observando el muy buen presente en el Bayer Múnich. De ser el abanderado del plantel plagado de buenos alumnos terminó siendo un aplazado en parte por una lesión y en parte por su bajo nivel de juego.

Suarez como máximo exponente del jugador aguerrido, guapo y letal, figura indiscutible del Barcelona, quiso encaminar al seleccionado uruguayo hacia la cumbre junto con su socio en la delantera, Édison Cavani. Pero la lesión de éste provocó un Suarez apagado, solitario y sin poder marcar un gol en cinco partidos disputados. Para un delantero con sus características y experiencia se esperaba mucho más de lo que expuso.

Kroos quedó como pilar fundamental del Campeón del Mundo tras las salidas de Bastián Schweinsteiger, Mario Gotze, Miroslav Klose y Lucas Podolsky. El encargado de llevar la batuta de la Alemania campeona. Un jugador distinto a quién Franz Beckenbauer definió como “Un fenómeno. No hay que quitarle el ojo”. Sin embargo, el volante del Real Madrid no soportó demasiada presión para ponerse el equipo al hombro. Apareció a cuenta gotas y desapareció en momentos clave, como ante Corea del Sur en el partido despedida por la fase de grupos.

Las cuatro selecciones semifinalistas merecieron llegar a estas instancias. La calidad colectiva ha prevalecido en esta Copa del Mundo. Inglaterra por sus jugadores veloces, su energía positiva y el uso constante de las pelotas paradas para sacar provecho de las jugadas preparadas. Croacia por su inteligencia y su muy buen estado físico para aguantar dos alargues. Francia por ser un equipo compacto, sólido y bien organizado. Y Bélgica por su velocidad, dinámica y orden como factores preponderantes en todas sus líneas.

Sin dudas que este mundial dejará una lección importante: los torneos no se ganan con espontaneidad ni con la capacidad de un solo jugador sino con un equipo estructurado y comprometido. La estrategia de un trabajo en conjunto superó al de las estrellas “estrelladas”. Tal vez sea hora de que aquellas selecciones que todavía no están armadas colectivamente lo tomen como ejemplo camino a Qatar 2022.

 

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