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El gobernador Pedro Molina, un camaleón político

Ocupó el sillón de San Martín en dos ocasiones; en la primera de ellas lo hizo con medidas de signo liberal, pero en la última fue influenciado por Rosas

04 de octubre, 2021 - 08:18

Hace 200 años, se realizaron las primeras elecciones de nuestra provincia, en las que el coronel Pedro Molina fue elegido gobernador.
Es importante destacar que Molina dirigió esta provincia en dos ocasiones: la primera, desde 1822 a 1824, y la segunda vez, desde 1833 a 1838.

 

Radiografía de un mandatario

Pedro de los Ángeles Molina nació en Mendoza el 31 de julio de 1780 y fue bautizado el 4 de agosto de ese mismo año. Fue hijo de don Juan Javier Molina y de doña Josefa de Sotomayor. 

Colaborador en la formación del Ejército de los Andes, el 21 de febrero de 1815 se opuso firmemente mediante la firma de un acta al decreto que establecía la destitución de San Martín del cargo de gobernador intendente de Cuyo. 

Falleció inesperadamente el 18 de marzo de 1842 y fue sepultado en el Convento de San Francisco.

 

Gobernador liberal

Luego de las elecciones realizadas en la provincia en octubre de 1821, Molina asumió como primer mandatario el 22 de enero del año siguiente, sucediendo al doctor Tomás Godoy Cruz.

Durante su primer mandato –fiel a la política liberal de aquellos tiempos– aplicó importantes cambios a nivel político, económico y educacional. Uno de ellos fue declarar el libre derecho de comercializar los productos de Cuyo con Chile. 

Además, promover el fomento y desarrollo de la agricultura y la ganadería fueron algunas de sus prioridades; cabe destacar que durante su gestión se plantaron numerosos álamos para su comercialización. 

Otra de las medidas relevantes que tomó fue la regularización de la deuda administrativa que tenía la Provincia.

En lo legislativo, creó el Tribunal de Justicia, o Cámara de Apelaciones, incorporó una mayor cantidad de miembros a la Junta de Representantes y modificó la Ley de Elecciones.

En el ámbito educativo, fundó la Sociedad Lancasteriana, que difundió un nuevo método de educación llamado Lancaster, proveniente del Reino Unido. A esta sociedad le fue suministrada una biblioteca, además de una imprenta que fue dirigida por Juan C. Lafinur. Allí se publicó el periódico El verdadero amigo del país, que contó con las plumas más brillantes de ese tiempo, como Juan Gualberto Godoy y Agustín Delgado, entre otros. 

Durante su mandato, la provincia vivió un período de total libertad de prensa. Respecto a la información pública se destaca la creación del Registro Ministerial de Mendoza, una especie de boletín editado semanalmente en el que se comunicaban las disposiciones oficiales. El primer número apareció el 15 de julio de 1822.

Sin embargo, más allá de estas acciones, el mandatario enfrentó una grave crisis que terminó con su gobierno.

 

Volteado por unas monedas

A pocos meses de asumir Molina se produjo una importante recesión económica. Para enfrentar la situación, el gobernador envió a la Sala de Representantes un proyecto a fin de crear un cuño provincial, que fue aprobado en el día. A comienzos de 1823 se iniciaron los trabajos de acuñación. Sin embargo, gobierno y legisladores seguían en desacuerdo sobre el tipo y los valores de las monedas a emitir; incluso se pensó en la fabricación de ejemplares de oro. 

En el transcurso de ese año, se habían emitido algunos miles de pesos en monedas que tuvieron un efecto negativo en la economía de Mendoza, lo que generó disconformidad en la población. La Junta de Representantes se reunió y votó por la destitución del gobernador.

Se eligió en su lugar a Juan Agustín Maza, pero fue tan grande la presión –tanto política como económica–, que éste gobernó sólo un día. Luego de la dimisión de Maza, el Cabildo asumió interinamente el gobierno hasta que fue elegido José Albino Gutiérrez, en 1824, quien estuvo en el poder muy poco tiempo.

 

 

Molina, un federal a ultranza

Años después, al gobernador Manuel Lemos (1831) lo sucedió en el gobierno Pedro Nolasco Ortiz (1832), que renunció en agosto de ese mismo año. Durante su licencia lo había reemplazado Pedro Molina, quien el 15 de diciembre de 1833 fue designado gobernador propietario. Aquel liberal de 1822 se transformó en un federal incondicional a la política de Juan Manuel de Rosas.

Molina rigió otra vez los destinos de Mendoza desde 1833 hasta 1838. Durante su segundo gobierno, nuestra provincia participó en la Campaña al Desierto para tratar de poner fin a los frecuentes malones provenientes desde el Sur, que repetían sus depredaciones alentados por la guerra civil. La villa de San Carlos sufrió esos embates y muchos vecinos la abandonaron, mientras la sede parroquial se trasladó a San Martín y posteriormente al Retamo.

La Campaña al Desierto de 1833 se organizó sobre la base de tres columnas: el ala izquierda, comandada por Rosas; el centro, a las órdenes de Ruiz Huidobro, y la derecha al mando de José Félix Aldao. 

Sólo el ala izquierda consiguió llegar hasta el río Negro, rescatar cautivos y ganado y extender las fronteras hacia el sur, mientras que las columnas del centro y del Oeste debieron regresar sin haber logrado sus objetivos.

El gobernador trató de encauzar la economía revitalizando el comercio con Chile mediante un tratado celebrado en 1835, que establecía el pago de un impuesto del 6% para los productos de Mendoza y San Juan en Chile, y viceversa. 

Además, se promovió la colonización de tierras, la extensión de cultivos y la creación de nuevas industrias, y también se realizaron obras públicas y se eximió de impuestos a la minería y a los introductores de ganado merino.

En 1835 el gobierno logró equilibrar las finanzas y pagar buena parte de las deudas, devolver los empréstitos y asegurar el dinero para hospitales, escuelas de primeras letras y guarniciones de frontera.

El 10 de febrero de ese año Molina finalizó su mandato y un mes después fue reelecto gobernador. Así asumió su tercer gobierno, que duró hasta el 18 de marzo de 1838.

Influenciado por Rosas desde lo nacional, se valió para que la provincia tuviera gran autonomía en lo político y lo económico y cabe destacar que estabilizó su situación institucional. 

Sus medidas de carácter social beneficiaron a los más humildes y aseguró el respeto a la propiedad, y se considera que su gobierno produjo un indudable progreso para Mendoza.