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Inteligencia Artificial: cuatro rasgos humanos que las máquinas nunca podrán replicar

Puede aconsejar, escribir, crear imágenes, y miles de tareas más. Pero si bien es más rápida que nuestros ojos o manos, hay acciones que la IA nunca podrá lograr

Por Redacción

22 de julio, 2023 - 12:25

Irrumpió en la vida de los seres humanos casi sin que nos diéramos cuenta. Y hoy es la vedette de las noticias y del presente de muchas personas: la Inteligencia Artificial, generada por programas y algoritmos, parece competir con las habilidades de carne y hueso. Pero no todo es tan perfecto.

Sucede que, a partir de la explosión tecnológica que se ha dado en los últimos años, muchos comenzaron a dilucidar qué es lo que separa a los seres humanos de los animales, y también de las máquinas. La biología, la sociología, la antropología y la filosofía discuten a qué se le puede llamar 'persona jurídica'. Y a pesar de todo, la IA no logrará nunca acariciar siquiera cuatro puntos esenciales del humano.

Las inteligencias artificiales han superado al histórico Test de Turing: con esta prueba se mide la capacidad de una máquina para exhibir un comportamiento inteligente, acción que realiza casi sin pestañear. Puede elegir, puede resolver, puede salir airosa de un examen cualquiera. Sin embargo, hay cosas que no podrá realizar. Y son, básicamente, cuatro acciones.

 

 

La ciencia ficción lo viene adelantando desde hace años: los sentimientos, las reacciones, son propias de nosotros, los seres humanos. Y en el mundo tecnológico podrá haber avances enormes, pero siempre quedarán huecos sin resolver.

 

Con esto no podrás, IA

Es posible que ante la resolución de un enigma, una ecuación o un dilema cualquiera, la Inteligencia Artificial nos gane en rapidez y, tal vez, en certeza. Por desgracia para ella, hay cuatro puntos que jamás podrá alcanzar. Y nos pertenecen.

1. La generación espontánea

Algo que caracteriza al hombre: la generación espontánea de acciones y conocimiento. El ser humano es un creador espontáneo de todo. Alguien despierta a la mañana y tiene una idea, una historia, un poema, un cuadro, un proceso creativo. La Inteligencia Artificial nunca tendrá esto, ya que se alimenta exclusivamente de la acción humana. No existe (ni existirá, advierten) ninguna inteligencia que realice acciones espontáneamente. El jazz, por poner un ejemplo, nunca podrá ser interpretado como tal por una máquina

2. Nunca podrá ser 'ética'

Las máquinas no tienen ética per se: hay que ingresarla. Ellas solo siguen parámetros, reglas claras y precisas de lo que deben hacer, pero no eligen. La ética es poder discernir entre el bien y el mal, y es tan importante en nuestra esencia que hay bebés de 5 meses que ya hacen juicios morales, y actúan acorde a ellos. Actualmente, el ChatGPT esta programado para no difundir contenido sensible, y para no generar búsquedas en la deep web. Pero no lo hace 'porque sabe que es incorrecto', sino porque alguien lo programó para eso.

 

3. Nunca tendrá 'intenciones'

La intención está intrínsecamente relacionada con la moralidad, un componente netamente humano. La intención no se puede reducir al deseo o al estado psicológico interno. Es una característica esencial de la acción. Una máquina nunca tendrá la intención de ayudarnos. Es posible que acuda a nuestro socorro si previamente está programada para eso, pero no lo hará desde su fuero interno.

 

 

4. No tiene remordimientos ni traumas psicológicos

En cierta forma se puede decir que llevan la ventaja de no tener remordimientos ni arrepentimientos, pero cabe aclarar que esta diferencia termina siendo beneficiosa para el ser humano, ya que aprenderá de los errores. Las máquinas no tienen historia. No conocen su pasado. No aman, no son amadas, no sufren, no sienten dolor, no tienen opinión propia, porque nada de lo que tengan es propio. Su propia construcción es humana.

Es poco, pero esencial. Podemos deducir que, con base a semejantes diferencias (reducidas apenas a cuatro) ya podemos trazar un paralelismo entre la Inteligencia Artificial y el Ser Humano. Podrán ser más rápidas. Pero nunca ocuparán los lugares esenciales de quienes las crearon.