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Qué es el pesimismo defensivo

Alude a la acción de protegernos ante una determinada situación, poniéndonos previamente en el peor de los escenarios. Así, si algo sale mal, sentimos cómo nos hemos ‘protegido’ de sus consecuencias negativas

Por Redacción

26 de agosto, 2020 - 08:09

Las personas que adoptan el pesimismo defensivo se ponen en lo peor (se anticipan a ello) para evitar llevarse desilusiones o decepciones en caso de que fracasen; les resulta efectivo pensar que las cosas no irán bien (no depositan esperanzas en lo bueno), porque eso les lleva a invertir menos energías. Además, se sienten más preparadas para afrontar dificultades o problemas (pero también sienten menos ilusión). En cambio, las personas optimistas esperan siempre lo mejor y por ello es más fácil que la realidad se quede por debajo de sus expectativas.

Pero, ¿es realmente útil el pesimismo defensivo o nos hace vivir a medias? ¿Nos protege realmente?

 

Relación con la autoestima

¿Cómo se conecta el pesimismo defensivo con la autoestima? ¿Qué relación tienen ambos conceptos? En primer lugar, vamos a decir que, a grandes rasgos, la autoestima es aquella consideración (o aprecio) que tenemos hacia nosotros mismos (¿me siento satisfecho conmigo mismo?). Tiene que ver con cómo nos tratamos, qué nos decimos, cómo nos cuidamos, etcétera. A su vez, la autoestima está ligada al autoconcepto, que sería la evaluación global de uno mismo (¿cómo me describo?).

Algunos expertos, como la psicóloga Natalia García, opinan que el pesimismo defensivo es un mecanismo que suelen llevar a cabo, en mayor medida, las personas con una autoestima baja. Sin embargo, la realidad es que todos, independientemente de nuestra mayor o menor autoestima, hemos hecho uso alguna vez del pesimismo defensivo.

 

¿Baja autoestima?

¿Qué ocurre cuando las personas con baja autoestima hacen uso del pesimismo defensivo? Estas personas pueden llegar a abandonar situaciones que creen les conducirán al fracaso, a fin de ‘proteger’ su autoconcepto (o autoestima). Así, temiendo que algo malo ocurra, evitan que cualquier cosa suceda.

Un ejemplo de alguien con baja autoestima que utiliza el pesimismo defensivo sería una persona que no va a clase, no hace los exámenes ni los trabajos, etcétera, por el miedo a fallar. Así, su mayor motivación sería no fallar, y por eso cuando existe esa posibilidad, directamente evita la situación.

Con frecuencia estas personas se ponen excusas a sí mismas para justificar sus acciones y sus fracasos. No se preguntan lo siguiente: ¿el fracaso no será no haberlo intentado?

 

De qué nos protege el pesimismo defensivo

Los que utilizan este mecanismo, así como los defensores del mismo, argumentarán que protege de pasarlo mal, de posibles fracasos y sobre todo, de la decepción.

Es como si jugáramos un partido de fútbol y nunca intentaríamos llegar al arco; no fracasaríamos nunca, pero tampoco marcaríamos ningún gol. Esta metáfora habla precisamente de esto, de que la vida está llena de situaciones que requieren pasar a la acción. Si no hacemos nada, quizás tengamos la sensación de que sufrimos menos, pero a la vez nos perdemos la oportunidad de disfrutar de verdad.

Así que, en relación a la pregunta: ¿de qué nos protege el pesimismo defensivo?, quizás a priori parece que nos protege de las decepciones, pero la realidad es que nos está limitando. De todas formas, utilizar el pesimismo defensivo a la hora de afrontar diferentes situaciones de la vida es igual de lícito que utilizar el optimismo u otros mecanismos; cada persona deberá encontrar su manera de sentir y actuar, aquella que esté en harmonía con sus valores y con cómo entiende la vida.

¿Quién dice que solo tengamos que vivir de una manera? Lo importante es no dejar de aprender y ser flexibles para cambiar, si la situación lo requiere o si así lo sentimos.

Sin embargo, no todos los autores opinan que el pesimismo defensivo sea algo ‘malo’. Las psicólogas Julie Norem y Nancy Cantor (Wellesley College, Massachusetts, EE. UU.) defienden este concepto en su libro El poder positivo del pensamiento negativo.

Según las autoras, alguien que adopta el pesimismo defensivo está mejor preparado para un fracaso, ya que en su pensamiento ese fracaso ya era algo casi seguro (es decir, ‘ya existía’). Puede sonar contradictorio, pero pensar de forma negativa puede ayudar a estas personas a invertir menos esfuerzos y energía para alcanzar una meta.