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¿Cómo afecta el consumo de alcohol en jóvenes y adolescentes?

Además de aumentar la tendencia a la violencia y propiciar accidentes viales, el consumo indebido está asociado a trastornos de conducta y del comportamiento y produce efectos a largo plazo

Por Redacción

22 de octubre, 2021 - 17:00

El consumo de alcohol no es solo una problemática que afecta a los adultos, sino también a los jóvenes y adolescentes en cada rincón del mundo. Investigaciones científicas han demostrado a lo largo de los últimos años que los peligros del consumo de alcohol entre los jóvenes son mayores, ya que durante la adolescencia, en comparación con la adultez, el organismo es relativamente insensible a sus efectos nocivos.

El alcohol es una sustancia psicoactiva, es decir, que una vez que ingresa al organismo produce cambios en el funcionamiento del sistema nervioso central y puede crear adicción física, psicológica o ambas. A largo plazo, el consumo excesivo daña las células cerebrales provocando trastornos de la memoria, en el juicio y en el pensamiento. Asimismo, produce adicción y su uso indebido está asociado a trastornos de conducta social, trastornos mentales y del comportamiento.

En grandes y chicos el abuso de este tipo de sustancias genera trastornos de conducta social, trastornos mentales y del comportamiento; y conductas sexuales de riesgo. En los más chicos, el consumo de alcohol reduce además el rendimiento escolar y está asociado a accidentes de tránsito, violencia y suicidio.

“Adolescentes y jóvenes están expuestos a otros trastornos que produce el consumo de alcohol y que pueden ser irreversibles tales como la depresión, la ansiedad y la baja autoestima”, advierte la doctora Cecilia Avancini, jefa de Pediatría de vittal. Y explica que "el etanol atraviesa las membranas de las células e interacciona con todos los elementos que las componen. Tiene un efecto específico sobre las proteínas encargadas de la neurotransmisión cerebral provocando daño a corto y largo plazo”.

"Estos efectos interfieren con otros sistemas neurotransmisores, opioides, dopamina y endocanabinoides, que se relacionan con mecanismos de recompensa y sirven de punto de inicio de la dependencia”, detalla la especialista.

La adolescencia es un período de riesgo respecto a la adopción de determinadas conductas, entre las cuales el consumo de alcohol ocupa un lugar preponderante. “En esta etapa de la vida el cerebro se halla en una fase de modelación en la cual se establecen las conexiones psicoactivas que van a permanecer en el futuro. Es por esto que los trastornos producidos por el alcohol suelen hacerse permanentes marcando la vida de las personas”, sostiene Avancini.

Por su parte, la Cámara Argentina de Especialidades Medicinales (CAEME) asegura que existe una relación significativa, positiva y lineal entre la edad de inicio al consumo de alcohol y la probabilidad de ser diagnosticado con abuso y dependencia hacia el alcohol: cuanto más temprano se empieza a beber, mayor es la posibilidad de que haya abuso y dependencia en la vida adulta.

En los adolescentes, la capacidad del organismo para metabolizar el alcohol está todavía inmadura, y como los consumos no suelen ser constantes sino que se dan en momentos pico (sobre todo a lo largo de los fines de semana), los chicos pueden correr el riesgo de alcanzar concentraciones de alcohol en sangre capaces de inducir neurotoxicidad o daño y muerte neuronal. Un trabajo realizado por investigadores argentinos observó una significativa muerte de neuronas en la amígdala central, área asociada al procesamiento del miedo, luego de la administración de una dosis relativamente elevada de alcohol.

Sin embargo, el consumo de alcohol adolescente sigue en aumento. En Argentina, un estudio realizado en 2018 entre jóvenes de 14 a 17 años de todo el país indicaba que el 61% había ingerido alcohol alguna vez en la vida, y que algo menos de la mitad había consumido en los últimos 30 días. Años más tarde, el relevamiento argentino de estudiantes de enseñanza media mostraba que el 72,3% de los sujetos de 14 a 18 años había consumido alcohol alguna vez en la vida.