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Argentina lanzará al espacio satélites construidos en el país

La UNLP firmó un convenio para participar en la fabricación del lanzador satelital Tronador II, un proyecto emblemático para la tecnológica nacional en el campo espacial

Por Redacción

04 de septiembre, 2021 - 10:25

La Universidad Nacional de La Plata (UNLP) pondrá satélites en órbita con lanzadores construidos en nuestro país. Estos aportarán asistencia técnica y académica para llegar al primer lanzador satelital nacional.

Y es que la facultad de Ingeniería de la UNLP firmó un convenio de colaboración con la empresa Veng SA para participar en la fabricación del lanzador satelital Tronador II, un proyecto emblemático para el país que apunta a alcanzar la independencia tecnológica argentina en el campo espacial.

"La aspiración que tenemos los que estamos en este tema, desde hace muchísimo tiempo, es que sean construidos en el país", señaló Marcos Actis, vicepresidente institucional de la UNLP, en diálogo con El Interactivo (lunes a viernes de 13 a 14 por Facebook y YouTube de El Ciudadano).

"Argentina supo tener lanzamientos suborbitales en la década del ’60. En el 2006 hubo un gran impulso hasta el 2015 que se llegaron a hacer los primeros vuelos de baja altura con lanzadores de combustibles líquidos; ya que los anteriores eran de combustibles sólidos. "E una aspiración que tenemos ya que Argentina en ese tema tiene mucho conocimiento", contó el especialista, y agregó: "Esto es retomar un camino que se interrumpió en el 2015 y estamos contentos de volver participar en el proyecto".

-¿Cómo funciona un lanzador?

- "Es normalmente un vehículo que tiene mucho combustible, prácticamente el 95% del peso del lanzador de combustible líquido es combustible. Tiene una tecnología de peso, que es muy compleja. Por lo general suelen ser tecnologías de dos etapas: una llega a unos 100 kilómetros que es la parte suborbital y desde ahí se enciende la segunda etapa. El vehículo que sigue es el que por tres o cuatro minutos más sigue impulsando al satélite por dejarlo en órbita. Se va acelerando en la medida que quema el combustible, va ganando velocidad porque sino caería".

"Hace poco estuvieron los vuelos de Amazon como otras empresas que hicieron vuelos suborbitales. Esos eran vuelos que no alcanzan a tener velocidad para orbitar como decimos nosotros. Suben hasta 100 kilómetros y después caen porque llegan sin velocidad. En cambio, al ser de dos etapas la primera etapa llega hasta una determinada altura y después se enciende el segundo módulo que es el motor que deja en órbita. Es todo un desarrollo que parece simple cuando uno lo dice, pero es un trabajo de mucho tiempo, prueba y error".

-¿Qué cantidad de gente hay involucrada detrás de este proyecto? ¿Cuál es el valor agregado?

- "A veces escuchamos que se va a gastar mucho dinero en esto pero después se derrama en otras cuestiones de la industria, como ha sido la fábrica aeronáutica de Córdoba. La fábrica militar de aviones de Córdoba permitió toda la explosión metalmecánica que tiene hoy esa provincia. Está la empresa B que tiene 1500 personas y después están los distintos laboratorios. Nosotros llegamos a tener 200 personas trabajando en 2015 entre alumnos, investigadores, técnicos y personal contratado. Después se dio trabajo a un montón de pymes que pudieron aplicar a otras cosas. Hay una soldadora de aluminio que es única en la región y que tiene la misma capacidad de la que usa SpaceX para hacer sus tanques. Luego vienen las baterías de litio que nosotros desarrollamos para impulsar los motores eléctricos que movían controles y toda la electrónica. A partir de ese expertiz nosotros lo bajamos a electromovilidad, autos y colectivos que aprendimos con este proyecto".

-¿Se gasta mucho combustible para elevar desde tierra?

- "Hay dos cosas importantes por las que Argentina no tiene los cohetes como el Cóndor, que era un misil pero podría haber sido un lanzador de satélites. Para salir debajo de un avión tiene que ser un encendido muy rápido y agarrar mucha velocidad rápidamente, que es lo que les pasa a los cohetes sólidos. Estos cohetes tienen cien mil litros de combustible y la potencia del motor es la misma, en la medida que quema combustible se hace más liviano y el impulso es constante. Eso hace que salga a baja velocidad un vehículo con combustible líquido y no lo podría encender yo en un avión, tiene que tener reacción fuerte para empezar a volar. Los sólidos, los miles que se usan mucho en guerra salen rapidísimo. Por eso no es un problema lo que hacemos nosotros para otro país, como Estados Unidos, porque no es armamentismo el lanzador de combustible líquido. Sí parecería que fuera para ellos el sólido, como el Cóndor que fue desactivado en los ’80".