|06/08/21 01:54 PM

Perdió a sus padres por COVID y vivió una odisea con una clínica

El joven denunció que en el nosocomio donde estaba internado su padre le sustrajeron las pertenencias. Sospechan que alguien podría haber manipulado la huella digital del hombre

06 de agosto, 2021 - 14:11

En un mes, un joven mendocino de 34 años perdió a sus padres por COVID-19 y contrajo la enfermedad. Además del dolor del luto, atraviesa otro duro momento, ya que denunció que en la clínica privada donde su progenitor pasó sus últimos días de vida robaron sus pertenencias, entre ellas el celular que contenía los recuerdos familiares. “No quiero que le pase a nadie más”, sentenció.

La vida de Nicolás Perez cambió el último 11 de mayo cuando uno de sus hermanos le avisó que Alicia, su mamá, había fallecido. La mujer tenía depresión desde hacía mucho tiempo, por lo que en un primer momento, atribuyeron el deceso a esa condición. 

“Había tenido una dolencia de espalda los días anteriores, nada grave, nunca hizo fiebre y pensamos que era parte de los bajones anímicos”, contó a El Ciudadano.

Perez alertó a la Policía por el hecho, quienes concurrieron al domicilio y constataron el deceso. Luego, la “cambié y preparé para que se la llevaran”.

Un día después de la muerte de su mamá, Nicolás notó que Luis, su padre, “estaba como abstraído de la situación, ido”. Fue su esposa la que le dijo que el hombre no quería levantarse, por lo que el joven fue a visitarlo y notó que “hervía de fiebre, le escuché los pulmones y tenía como una carraspera, ahí me empezó a caer la ficha”, indicó.

Con su padre enfermo, Perez fue hasta la Clínica Francesa, donde lo internaron con un posible caso de COVID-19 el 12 de mayo. Durante los primeros tres días, Luis se comunicó con sus hijos por WhatsApp ya que se encontraba en una sala común.

A los días, Nicolás comienza a sentirse mal. A raíz del contacto con sus padres, contrajo coronavirus, estuvo con fiebre muy alta durante poco más de una semana y asegura que todavía tiene secuelas de la enfermedad.

 

El día D

El 16 de mayo, el centro asistencial les informó que Luis había sido trasladado a terapia y que la noche anterior “se había perdido temporo-espacial, que era un síntoma común de COVID, al no llegarle oxígeno”.

Ese mismo día su padre les contestó por última vez el WhatsApp: “Mi hermano que vive en Singapur le envió un mensaje a las 7.32, le pregunta: '¿Papi estás?' y él le contesta: ‘Si’”.

Sin embargo, notaron otros cuatro ingresos en la cuenta de la plataforma de mensajería, por lo que suponen que alguien podría haber manipulado la huella de su padre. “A nosotros no nos contestaba y seguía apareciendo con conexión”, relató.

Ante este escenario, se dirigió a la clínica para pedir las pertenencias de su progenitor “y nos contestan que estaban contaminadas, nos resultó raro”, por lo que insistieron sin tener respuesta alguna.

 

 

Dos golpes en 30 días

El 11 de junio, casi un mes después de ser internado, su padre murió. Nicolás y uno de sus hermanos fueron a retirar el certificado de defunción e insistieron en que les entregaran los objetos de su familiar. Sin embargo, en el centro asistencial les pidieron que regresaran por la tarde.

“Volví a las 14, reiteré la solicitud y me devolvieron una bolsa con un cepillo, un desodorante y pasta de dientes. Cuando pregunté por sus otras pertenencias: billetera, celular, ropa, zapatillas y anillo de casamiento, me contestaron que no sabían”, refirió.

Después de esperar tres horas y sin respuesta ante sus solicitudes al personal de administración, solicitó el contacto con un superior, pero tampoco lo consiguió.

“Empecé a filmar con el celular, a levantar la voz para llamar la atención. Fui hasta el área COVID y pedí hablar con algún responsable, hasta que logré dar con uno de los médicos que me dijo que no le gustaba que lo filmara. Cuando consulté por el celular, me contestó que no era su área y no era responsable”, sostuvo.

Y agregó que en ese momento llegaron efectivos de la Policía que habían sido convocados por la clínica ante el alboroto. Así, dialogó con ellos, quienes le pidieron que se serenara y le indicaron que iban a ayudarlo.

Una hora después y todavía sin respuestas, Nicolás se retiró de la institución, con la promesa de regresar.

“Cuando volví, me atendió un directivo de la clínica, por lo que tengo entendido. En su despacho me dijo que podían reponerme el celular, con otro de gama media como el que mi viejo llevaba porque el celular no iba a aparecer”, explicó y agregó que el profesional estaba al tanto de lo ocurrido pero que “no podían identificar” a la persona que lo sustrajo.

“No se trata del aparato en sí, lo material es lo de menos, pero ahí mi papá tenía fotos personales, de mis hijos, acceso a sus cuentas. Después del 16 de mayo, detectamos un ingreso al banco, donde mi padre supuestamente había pedido una tarjeta. Nuestra sospecha es que alguien podría haber manipulado la huella dactilar de mi papá para poder acceder al contenido del teléfono y eso es gravísimo”, destacó.

Antes de concluir la reunión, el directivo le dijo a Perez que el asunto podía solucionarse con dinero -según el relato de la víctima- y le pidió que le dijera un monto. “Largué una suma por largar y le dije $200 mil, pero en lugar de decirme: ‘Mirá, no podemos darte eso, ponete en contacto con el área de legales' o, simplemente, 'vamos a sancionar a las personas que trabajaron en ese turno', no me contuvo. Todo lo contrario, dio por finalizada la reunión y cuando me retiraba, me dijo: ‘Esto es un tema de guita, hacé lo que quieras, pero atenete a las consecuencias cuando nosotros nos defendamos’”.

Luego del episodio, Perez realizó una denuncia por hurto en la fiscalía y contactó a un abogado. “Pedimos una segunda audiencia, intentando resolver de buena fe esto, hemos agotado instancias”, lamentó.

“Lo que realmente me duele es que entre los profesionales sanitarios, los héroes de esta pandemia, hay gente que podría robarle a un paciente, cosa que deduzco, porque al día de la fecha no me devolvieron nada. Es muy feo, dan ganas de llorar. No se puede manipular así a una persona. Hago pública esta situación porque no quiero que nadie tenga que pasar por esto”, explicó Perez

Para finalizar resaltó: “Al día de hoy me cuesta hacer el duelo, tengo estrés postraumático por el COVID. No me he podido dar el lugar de llorar a mis papás. He tenido que salir a hacer trámites, batallar con esta situación, con esta manipulación de una persona en completo estado de vulnerabilidad. Vamos a seguir dando pelea, vamos a seguir adelante en todos los frentes porque no quiero que le pase a nadie más”.

El Ciudadano se contactó con directivos de la clínica privada, pero prefirieron no hacer declaraciones al respecto.