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Día Mundial de la Filosofía: para qué sirve y por qué se la celebra hoy

La filosofía, alguna vez reservada para académicos, experimenta un cambio. Filósofos contemporáneos despojan a la disciplina de su elitismo, convirtiendo sus obras en best sellers

Por Redacción

16 de noviembre, 2023 - 10:44

La filosofía, elemento clave para la reflexión sobre la convivencia y la existencia, ocupa un lugar significativo en diversas civilizaciones humanas a lo largo de la historia. Desde las sociedades antiguas, como la griega, el ejercicio del pensamiento filosófico desempeña un papel crucial en la comprensión del mundo y la promoción de valores fundamentales.

En reconocimiento a su relevancia, la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), estableció en el 2005 el tercer jueves de noviembre como el Día Mundial de la Filosofía. Esta fecha busca destacar la importancia de la filosofía y fomentar el pensamiento crítico, la tolerancia y la paz, alentando así una mejor comprensión del mundo que nos rodea, según señala la ONU.

La filosofía, según las Naciones Unidas, desempeña un papel importante al permitir a los individuos reflexionar sobre las diferencias entre las personas y brinda un recurso para enfrentar las incertidumbres del mundo actual. Además, sirve como base conceptual para los principios y valores considerables de la paz mundial, incluyendo la democracia, los derechos humanos, la justicia y la igualdad, destaca la Unesco.

¿Para qué sirve la filosofía?

En un momento histórico marcado por desafíos como guerras, pandemias y desinformación en las redes sociales, el pensamiento filosófico se revela como una herramienta invaluable, especialmente para las nuevas generaciones. La filosofía contribuye a consolidar los auténticos fundamentos de la coexistencia pacífica, ofreciendo perspectivas valiosas para abordar los complejos problemas que enfrenta la sociedad contemporánea, concluye la organización internacional.

Hasta hace pocos años, la filosofía era un terreno reservado para un selecto grupo académico o una disciplina relegada al ámbito escolar y universitario. Era como adentrarse en un laberinto sin nombre para enfrentar demonios desconocidos. Sin embargo, en la actualidad, algunos filósofos han logrado despojarla de su aura elitista; sus libros rompen récords, se convierten en best sellers y encuentran éxito en tiempos en los que las respuestas parecen esquivas.

Este cambio radical se atribuye a la capacidad de estos filósofos para promover la reflexión sobre nuestras vidas cotidianas. ¿Qué sucedió entonces para provocar este giro copernicano, donde las alegorías filosóficas, como la caverna de Platón, llaman nuestra atención y nos incitan a cuestionar las cadenas que nos atan a la rutina diaria?

En el trasfondo de esta transformación, se plantea la pregunta sobre si alguna vez nos hemos enfrentado a las típicas interrogantes filosóficas sobre el amor, la vida después de la muerte, la existencia de Dios o cómo sobrellevar la angustia de la vida cotidiana. Aunque a menudo estas cuestiones nos parecen indiferentes en la vorágine diaria, llega un momento, "el día", en el que la filosofía nos interpela y buscamos respuestas.

Históricamente, la filosofía fue considerada inútil, pero su importancia radica precisamente en esa falta de utilidad aparente. No se centra en un fin específico, sino que permite al pensamiento fluir según su propia dinámica. Enseñar filosofía se convierte, más que nunca, en enseñar a pensar, explorar, cuestionar lo naturalizado y desafiar las verdades heredadas que se replican sin reflexión.

Alan Badiou destaca que "la filosofía no es simplemente la reflexión sobre cualquier cosa", sino que surge de relaciones paradójicas, rupturas, decisiones y acontecimientos. En un mundo donde no hay respuestas universales ni recetas válidas para todos, la filosofía se convierte en una herramienta para abrir la mirada, modificar verdades incompletas y encontrar sentido a la existencia. Enseñarla se vuelve esencial en un sistema educativo que debe abrazar su naturaleza desafiante y enriquecedora.