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“Desde hace 37 años que siento los latidos de mi bebé robado”

El crudo relato de Patricia Giménez es similar al de cientos de padres que pasaron por el mismo drama: la pérdida de un hijo a causa de una acción delictiva

02 de agosto, 2021 - 07:41

Quienes no hayan pasado por el drama del robo de su bebé al nacer, difícilmente pueden a llegar a interpretar de consciencia y alma ese golpe de por vida que recibe una persona, solo comparado con la muerte de un ser querido. Incluso, esto último es superado por una angustia que trasvasa de forma sostenida a través de los años.

La sustracción de bebés y de niños es el más oscuro y legendario de los negocios redituables del mundo del hampa. Su complejidad y durabilidad tiene una cruel explicación. De él vive no solo el delincuente en sí, sino sus socios judiciales, policiales, de la medicina y hasta de funcionarios de organismos que otorgan identidad.

La historia de Patricia Giménez es un duro símbolo de lo que hablamos y el grito desesperado en el tiempo que llegó hasta nuestros días, se canalizó en el Colectivo Mendoza por la Verdad, que se transformó en la provincia con la Ley 9.182 de Identidad de Origen y perforó, por primera vez, el incomprensible muro burocrático del país para que se extermine este aberrante accionar y la gente comience a encontrar a sus hijos e identidades por medio del Banco Nacional de Datos Genéticos (BNDG).

Si bien es cierto que mucho se avanzó, no es menos cierto que todavía, incomprensiblemente, hay escollos para lograr una legislación nacional y un mayor vigor en el accionar de una “buena Justicia” que todavía responde a los derechos y la defensa de la gente, como indica la Constitución.

 

Una historia desgarradora 

Patricia Giménez es la presidenta fundadora del Colectivo Mendoza por la Verdad, organización que fue aglutinando en el tiempo a personas de todo el país que vivieron una historia similar a la que ella vivió. Pero también a seres que saben que su identidad de origen no es la que le narraron por años y que sufrieron una acción que posibilita que les oculten la verdad para siempre.

La vida de Patricia dio un giro perpetuo hace 37 años, cuando muy joven vivió el momento más bonito que pasa toda mujer y, a la vez, el inadmisible drama que jamás hubiese imaginado, como ella comienza a narrarlo en diálogo con El Ciudadano.

“Tenía 17 años cuando nos enteramos con mi novio que estaba embarazada. Decidimos adelantar la fecha del casamiento (nos íbamos a casar al año siguiente) porque nuestro sueño era formar un hogar, caminar juntos en familia con este hijo que venía en camino”, comienza relatando.

Patricia Giménez, a los 17 años.

 

—¿Qué hacía usted en aquel tiempo?

—En febrero de 1984 yo trabajaba en una joyería del centro como cadete. Recuerdo que ese año representé a la Cruz Roja de Mendoza y participé en el concurso del reinado por capital en la Fiesta de la Vendimia, donde fui electa primera princesa.

 

—¿Cómo vivió la gestación de ese bebé?

—Mi embarazo era de casi siete meses de gestación y aparentemente venía bien. Pero de un momento a otro comencé con dolores de parto y lo difícil de ese instante fue cuando ingresé a la Guardia del Hospital Lagomaggiore. Allí, los médicos y enfermeras comenzaron a decirme que con seguridad mi bebé nacería sin vida, cuando en realidad lo que yo veía era una panza que se movía con fuerza y era evidente que ahí adentro había un bebé con mucha vida.

 

—¿Qué pasó entonces?

—En el momento en que doy a luz a mi bebé, cortaron el cordón umbilical y vino una enfermera que lo envolvió con una sábana blanca y se lo llevó. Comencé a gritar pidiendo por favor que me lo mostrara y que me lo trajeran, y fue en ese momento que el médico que me atendía pidió de manera imperativa a la enfermera que acercara a mi bebé. 

“La mujer se acercó, me mostró al bebé a centímetros de mi cara y cuando quise tocarlo se alejó rápidamente. Yo quería tocarlo o tocarla, olerlo u olerla. Sabía que mi bebé nació con vida, yo vi a mi bebé que se movía, yo escuché a mi bebé llorar. ¡Mi bebé estaba vivo!”, afirma conmovida Patricia.

 

—En ese difícil momento, ¿qué hizo usted?

—A las pocas horas del parto me dieron de alta y exigí ver el cuerpito de mi bebé y que me lo entreguen. Me respondieron que no podían porque iba a ser muy impresionante para mí porque era muy joven. Me sugirieron de forma rara que me fuera a mi casa y que me tranquilizara. 

“Agregaron que como era muy joven iba a tener muchos hijos. Un gran e importante detalle los delataría, se olvidaron de colocarme una inyección para cortar la lactancia. Cuando llegué a mi casa, los pechos literalmente estaban llenos de leche, con un dolor terrible”, recuerda.

 

“Fui víctima del robo de bebés”

En el momento del diálogo con El Ciudadano, Patricia tiene la mirada perdida en ese tiempo del que ya pasaron 37 años. Respira como si hace instantes terminara el parto de su hijo y como si hiciera falta, redunda en aquellos instantes: “Estaba devastada, no entendía nada. Mi familia me pedía que no hablara del tema porque cada vez que lo hacía lloraba mucho”.

Los únicos testimonios de su bebé robado.

 

—A partir de allí, ¿qué caminos tomó?

—Con esta pena sobre mis espaldas y ese dolor lacerante que llega hasta hoy, a los pocos meses de lo sucedido con mi bebé con mi marido nos fuimos a vivir a otra provincia.

 

—¿Abandonó la lucha?

—¡Jamás! Sería como abandonar a mi bebé. Si bien hasta el momento no tengo información concreta de cuál fue su destino, quien hoy es un hombre o una mujer, de algo sí estoy segura: jamás voy a dejar de buscarlo o buscarla porque sé que pronto nos vamos a reencontrar.

 

—¿Qué información logró reunir en este tiempo?

— Lo que a mí me sucedió sucede con millones de personas. En el tiempo en que a mí me pasó esto, no existía justicia alguna y eso ayudó a ocultarlo. Si bien no tengo ninguna versión sobre el destino de mi bebé, mi búsqueda no es solamente en Mendoza sino en todo el mundo, porque nuestros bebés robados al nacer pueden estar en cualquier rincón del mundo. Las leyes que hemos logrado y las organizaciones que conformamos hará cambiar esta negra historia, no le quepan dudas.