|10/07/23 11:55 AM

Dolores Guldris, la camionera que rompe estereotipos con su camión rosa

Conduce un camión de YPF que transporta 45 mil litros de combustible y que está decorado con peluche rosa. En una entrevista con un medio contó su historia de superación 

Por Redacción

10 de julio, 2023 - 11:55

Dolores Guldris es una camionera de 36 años que también es madre y feminista. La mujer participó de una charla con el diario La Nueva Mañana, de Córdoba, y allí compartió sus experiencias, sus ganas y su amor para una profesión que tradicionalmente ha sido comandada por hombres.

Dolores comentó que siempre quiso manejar y que, de niña, se divertía con un cajón de manzanas que hacía de auto. Hoy, con 25 años de trayectoria, conduce un camión de YPF que lleva 45 mil litros de combustible y que desborda de color rosa, un color que detesta, pero que usa como una forma de afirmar su presencia en un espacio históricamente masculinizado.

“Sé que voy con una bombita encima, pero la gente también lo sabe y me respeta cuando voy por la ruta y lo del rosa, es una forma de romper el estereotipo. No me gusta relacionar el género con un color, pero me emociona cuando paso por pueblitos y las nenas salen y me aplauden y dicen ‘mirá, mamá, una chica en un camión’. Es mi manera de aportar un granito de arena para que las mujeres y las disidencias sepan que nosotres también podemos”, le dijo a La Nueva Mañana en el Tercer Encuentro Nacional de Mujeres Sindicalistas que se realiza en Rosario, la ciudad donde vive con su pareja y sus hijos, de 12 y 7 años.

En la conversación, Dolores repasó su recorrido del auto al colectivo y del colectivo al camión y los desafíos que enfrentó y enfrenta cada día, así como también reflexiona sobre el feminismo y la influencia que tuvo y tiene en ella a la hora de pensarse y de pensar en el resto de las mujeres e identidades feminizadas.

 

Gentileza: LM - La Nueva Mañana

 

Con respecto a las ganas de manejar, la joven respondió: "A los cinco años, como vengo de una infancia humilde, me sentaba en un cajón de manzanas y me imaginaba que era un auto. Así que desde muy chiquita, tengo amor por lo que es la conducción. A mis 15 años no quería una fiesta, quería una moto. Tampoco aspiraba a un auto, porque la economía no me lo permitía. Obviamente, mi familia no pudo regalarme una moto, así que a los 15 años entré a trabajar y a los 18 años me pude comprar mi primer vehículo. Y bueno, ahí fui escalando, de la moto al auto, del auto al colectivo y del colectivo al camión".

Con respecto al orden de sus trabajos, Guldris comentó: "Primero fui colectivera y después camionera. El salto al colectivo fue cuando tenía 24 años más o menos. No lo recuerdo bien y eso es lo que más lamento. Me parece que lo escuché en una nota que me hicieron. Por eso siempre agradezco a los medios porque es re importante visibilizar estas profesiones que son históricamente masculinizadas. Esa visibilización hace que otras niñas, otras mujeres, otras disidencias escuchen y se les prenda esa lucecita que se me prendió a mí, que dije ‘guau, un colectivo, ¿y por qué no? Si yo el auto ya lo conduzco hace varios años y me encanta".

La colectivera también dijo: "Saqué la primera licencia profesional a los 24 años y empecé a enviar mi currículum con toda la esperanza. Pero la respuesta siempre era negativa y cuando tuve que renovar mi licencia dos años después, decidí bajar de categoría y quedarme con la del auto como desesperanzada de que eso nunca iba a llegar. A los 28 años en la Municipalidad de Rosario lanzan una capacitación en conjunto con la Universidad Nacional de Rosario, donde capacitaban a 30 mujeres para sacar la licencia de colectivo y los servicios de emergencia. Duró casi un mes, la capacitación tuvo práctica, nos tuvimos que capacitar con colectivos de línea y ahí fue mi primera beca obtenida. Entre 800 mujeres que nos anotamos, yo fui una de las 26 seleccionadas".

Dolores Guldris continúo con su relato y dijo: "Al año siguiente, unas amigas me etiquetaron en una publicación de Facebook donde buscaban mujeres para manejar camiones. Y ahí me dije: ‘esto es lo mío, esto es lo que quiero’. Y ahí empecé a insistir, a golpear puertas, hasta que recién el año pasado pude obtener mi primer trabajo en blanco como conductora de camión. Manejo un camión de mercancías peligrosas. Transporto una bombita de 45.000 litros de combustible de YPF".

"A veces me tocan distancias cortas y otras largas, en las que estoy varios días fuera de casa. Y aunque parezca y sea de mucho riesgo, sabemos que los demás conductores tienen miedo, pero si una es cuidadosa y tiene todas las medidas de seguridad, no tiene por qué tener miedo porque está haciendo las cosas correctamente", continuó.

La joven también manifestó: "Voy sola, no se permite llevar acompañante. Completamente sola, así que escucho mucha música, tomo mucho mate y escucho muchos podcast feministas. Mi camión es mi compañero, yo le digo el caniche rosa, porque lo decoré con peluche de ese color, que no me gusta y nunca me gustó, pero es estratégico. Y funciona. Porque cuando una niña, o mujer, o disidencia, me ve pasar, siempre se les ilumina la cara de sorpresa y ese es mi granito de arena para que sepan que pueden hacer lo que quieran".