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Descubriendo los secretos de El Molino, la antigua confitería porteña

El objetivo del equipo de restauradores es preservar el edificio y reconstruir las historias de quienes alguna vez lo frecuentaron

Por Redacción

07 de julio, 2023 - 11:40

La Experiencia Molino es una invitación a viajar en el tiempo hacia una época dorada de Buenos Aires. El mítico lugar ha sido restaurado y hoy ofrece un tour gratuito por el local de la esquina de Rivadavia y Callao, donde se encuentra la confitería que fue testigo de la historia y la cultura de la ciudad. La visita requiere inscripción previa y tiene cupos limitados, pero se renuevan cada mes.

La confitería El Molino abrió sus puertas en 1916 y por sus salones pasaron personalidades como Eva Perón, Madonna, Carlos Gardel y Jorge Luis Borges. Sin embargo, el edificio estuvo más de 20 años cerrado y abandonado, hasta que en el 2014 fue expropiado por el Estado nacional y se inició un largo proceso de restauración.

Nazarena Aparicio, una de las arquitectas a cargo del proyecto, comentó que los primeros relevamientos fueron una aventura: “Había pasillos con cadenas, candados y espacios tapeados. Trabajábamos con linternas, era como estar en una película”, manifestó la profesional al diario Página/12.

 

 

El recorrido guiado por la Experiencia Molino permite conocer el salón principal, el salón de fiestas, la azotea y el subsuelo del edificio, donde se conservan objetos y documentos que revelan su pasado. Guillermo García, arquitecto y especialista en gestión de patrimonio cultural, explicó que el objetivo del equipo es preservar el edificio y reconstruir las historias de quienes alguna vez lo frecuentaron. “Recuperar la memoria a través de lo que acerca la gente. De eso se trata”, dijo.

Uno de los objetos restaurados fue el gran reloj de madera que marcaba la hora en una de las esquinas del salón principal. Al retirarlo, descubrieron el sello de la relojería original y lo llevaron a Haedo para que lo restaure el mismo relojero que le había hecho un mantenimiento años atrás. El hombre se emocionó tanto con la historia que no solo arregló el reloj, sino que fue él mismo a reinstalarlo. Así quedaron los tres sellos: el de la fabricación, el del primer mantenimiento y la restauración final.

 

 

Otro desafío fue recrear las cuatro esculturas de leones alados de la cúpula, que habían sido demolidas por cuestiones de seguridad. Los restauradores se basaron en fotos de la época que les proporcionaron antiguos clientes de la confitería. Cada león pesa cerca de 1.000 kilos, así que tuvieron que ser elevados hasta la cúpula en partes y ensamblados en altura.

 

 

El equipo de restauradores encontró más de 30.000 objetos desde que entró al edificio. En colaboración con el equipo de arqueología, analizaron, recuperaron, rotularon y clasificaron cada una de las piezas con valor histórico. Lo que se consideró basura fue descartado en más de 20 contenedores. El resultado es un museo vivo que rescata el patrimonio tangible e intangible de El Molino, una joya arquitectónica y cultural de Buenos Aires.

Para conocer sobre la confitería y la Experiencia Molino puede visitarse esta página web oficial.