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Ajuste: restaurantes costeros redefinen sus precios ante la inflación

La suba de precios desafía los planes veraniegos de los restaurantes en la Costa Atlántica, obligándolos a recalibrar sus estrategias.  empresarios reinventa la experiencia gastronómica frente a la incertidumbre económica

Por Redacción

02 de enero, 2024 - 16:33

La temporada estival en la Costa Atlántica ha tomado a los restaurantes y bares por sorpresa, llevándolos a replantear sus estrategias de precios en un contexto económico imprevisto.

Lo que prometía ser un verano lleno de sol y clientes ávidos de placeres culinarios ha derivado en la necesidad de ajustar las velas para navegar las aguas de una inflación inesperada.

La alimentación, pilar fundamental en el presupuesto de las vacaciones familiares, se ha vuelto un desafío ante los precios disparatados.

En Mar del Plata, un bastión de opciones para todos los bolsillos, los precios fluctúan según la calidad y ubicación. Desde un desayuno con café y tres medialunas por $2.300 hasta una docena de facturas para llevar desde $3.500, la diversidad es la clave.

A la hora del almuerzo, los platos de mar, como las rabas y los cornalitos, se instalan en la escena con valores alrededor de los $10.000 y $8.000 respectivamente.

Los menús ejecutivos, con plato principal y bebida, ofrecen una opción más accesible, comenzando en $7.500, dejando que cada comensal defina hasta dónde llegará su elección.

Fuente: Pexels /  Gonzalo Ruiz

Las pizzas, tradicionales en cualquier ciudad costera, abren un abanico de precios desde $3.000 hasta $5.000 para una clásica de muzzarella. Sentarse en una pizzería y añadirle una cerveza suma $2.000, mientras que una gaseosa agrega $1.000 a la experiencia.

La tarde trae consigo los clásicos churros, a $450 la unidad o $5.000 la docena, que se elevan a $500 y $6.000 si se disfrutan en la playa. Junto al mar, un pancho se vende a un precio de $2.000, el mismo precio que un choclo enmantecado, mientras que la bebida refrescante cuesta $1.500.

Fuente: Pexels /  Gonzalo Ruiz

Para la cena, las opciones se mantienen, con expresiones de mayor calidad que no bajan de precios que van desde los $10.000, considerando costos adicionales como el cubierto. Los comerciantes, conscientes de la inflación, recalibran sus estrategias sin modificar los valores base, optando por incorporar productos atractivos que conformen promociones tentadoras.

En este escenario desafiante, los empresarios gastronómicos esperan que los fines de semana impulsen una mayor afluencia de público. La búsqueda del precio justo se convierte en un arte, donde la creatividad se suma a la oferta culinaria para marcar la diferencia y conquistar a los comensales en esta inesperada travesía gastronómica.