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Agua (II)

Llama la atención que ante los graves pronósticos de falta de agua tanto las autoridades nacionales como las provinciales no acudan al asesoramiento de nuestros propios organismos especializados y en cambio recurran a una empresa israelí que considera a nuestro recurso vital como un producto de mercado

14 de julio, 2023 - 08:08

No es la primera vez que tratamos el tema del agua y seguramente tampoco será la última. Hay varias razones para ello, a saber:
1º) Las recientes noticias que nos llegan desde la República Oriental del Uruguay que nos avisan de su súbito y gravísimo problema de abastecimiento de agua.

2º) La situación global de escasez del líquido elemento, ocasionada según muchos especialistas, por las consecuencias del cambio climático.

3º) Nuestra condición como mendocinos de habitantes de un verdadero oasis en el desierto.

Antes de empezar, es bueno que recordemos que el agua es un elemento abundante en la naturaleza. De hecho, cubre el 71 % de la superficie terrestre y se ubica, mayormente, en los océanos y mares con 96,5 % del total. A los glaciares y casquetes polares les corresponde sólo un el 1,74 %, mientras que los acuíferos concentran otro 1,72 %. El restante 0,04 % se reparte en orden decreciente entre lagos, humedad del suelo, atmósfera, embalses, ríos y seres vivos.

Biológicamente, es un elemento  indispensable para el origen y para el sustento de la vida, ya que su ingesta no puede ser reemplazada por ningún otro elemento. Por lo que no es raro que varios seres vivos, incluidos el hombre, luchen por disponer de formas seguras de abastecimiento. Por ejemplo, se estima que aproximadamente el 70 % del agua dulce se destina a la agricultura. La industria se queda con un 20 % y el consumo doméstico absorbe el 10 % restante.

Si bien el acceso al agua potable se ha incrementado durante las últimas décadas y se considera una condición de vida civilizada; los estudios de la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura) estiman que uno de cada cinco países en vías de desarrollo tendrá problemas de escasez de agua antes de 2030. 

Para seguir con el tema de actualidad mencionado, debemos referirnos a la crisis hídrica uruguaya, producto de la peor sequía en 70 años y que si en las próximas horas no llueve copiosamente  se quedaría sin reservas de agua en pocos días.  Aunque hay funcionarios como el expresidente José Pepe Mujica que reconoce que “los uruguayos nos quedamos dormidos”. En ese sentido, advierten que la crisis hídrica es mucho más que la consecuencia de la falta de lluvias y que deriva de un modelo productivo y de la consecuencia de priorizar los recortes y ajustes en áreas estatales que impactan directamente en las condiciones de vida de la mayoría de la población.

En el centro de esta polémica está la empresa Mekorot, que es la compañía nacional de agua del Estado de Israel y se encuentra asesorando a Obras Sanitarias del Estado (OSE), la empresa estatal de aguas uruguaya. “Es un milagro que todavía tengan agua” fue la dura sentencia de uno de los expertos de Mekorot  contratados por OSE. 
Pero llama la atención que siendo el Uruguay una tierra profusamente bañada por ríos, arroyos, lagos y lagunas, sin mencionar su proximidad a uno de los ríos de agua dulce más grande del mundo y a abundante agua en su subsuelo, se hable hoy de que tener agua sea un milagro.

Al respecto, los expertos de Melkorot aconsejan la puesta en marcha del ‘Proyecto Neptuno’, que comprende una planta para la obtención de agua de fuentes alternativas sobre el Río de la Plata y la construcción de reservorios para administrar el agua en tiempos de escasez. 

Por su parte, la Federación de Funcionarios de OSE (Ffose) viene denunciando la caída en las inversiones en OSE en los sucesivos gobiernos, ya que de 1990 a 2000 representó el 0,23% del PBI, de 2000 a 2010, el 0,18 y de 2010 a 2020, el 0,16%. Para ellos, no se trata sólo de un problema presupuestario, pues un 50% del agua se pierde en cañerías y materiales rotos o no es facturada. Además, como consecuencia de la mala calidad del agua extraída, el costo de potabilización ha subido de manera importante en los últimos años. 

¿Le suena parecido a nuestro lector lo que le está pasando a los uruguayos con lo que nos viene ocurriendo a los mendocinos desde hace tiempo? Seguro que sí. Ya lo explicamos en dos artículos anteriores: Geopolítica para el oasis mendocino y Geopolítica para el oasis mendocino II.

Resumiendo: históricamente, nuestra provincia,  la que puede ser definida como un oasis en el desierto, la ha obtenido de sus ríos, dado nuestro bajo régimen de precipitaciones líquidas (lluvia) en los valles donde se asientan nuestras principales ciudades. Estos ríos cordilleranos, a su vez, son el fruto del deshielo estival que se produce en las altas cumbres de la Cordillera de los Andes tras precipitaciones sólidas (nieve) invernales.

Al efecto de este aprovechamiento, se vienen realizando desde hace siglos diversas obras hidráulicas (presas, canales de riego, hijuelas, acequias, etc.) destinadas a captar y a almacenar el vital elemento; tanto para su uso humano, agropecuario e industrial y en ese orden de prioridades. 

Pero, hace más de una década y por causas que, en general, pueden ser atribuidas al denominado cambio climático, el régimen de estas últimas precipitaciones ha disminuido a la mitad. Y lo que es peor, los pronósticos sostienen que la situación no sólo no mejorará, sino que lo más probable es que empeore.

Llegado a este punto, se imponen dos supuestos de gran importancia, a saber:

1º) El agua no sólo es vital para el desarrollo humano de la provincia, es irremplazable.

2º) Nuestra única fuente de obtención deriva del aprovechamiento de nuestros ríos cordilleranos que transportan el agua del hielo derretido de los glaciares de las altas cumbres cordilleranas. El agua proveniente de la napa freática (acuíferos) tiene este mismo origen y no otro como algunos creen. 
Lo que nos lleva a una conclusión parcial: no tiene sentido realizar obras de aprovechamiento hidráulico a la manera tradicional (diques, represas, etcétera.) para usufructuar un recurso que como se prevé será cada vez más escaso. 

Lamentablemente, las similitudes de una crónica falta de inversión, tanto en la obtención como en el tratamiento y en la distribución del agua, con el caso uruguayo no paran en el cuadro de situación. También, en que nosotros hemos acudido al consejo de la empresa israelí Mekorot.

 Tal como se informó oportunamente, “el ministro del Interior, Eduardo de Pedro, participó junto a los gobernadores de San Juan, Sergio Uñac, y de Mendoza, Rodolfo Suárez, y el secretario general del Consejo Federal de Inversiones (CFI), Ignacio Lamothe, de la firma de un convenio con Mekorot la compañía nacional de agua de Israel, para la realización del Plan Maestro de Conservación y Gestión del Agua en esas provincias”. (Fuente: Infobae)

Llama la atención que tanto las autoridades nacionales como las provinciales no hayan acudido al asesoramiento de nuestros propios organismos estatales especializados, como el Instituto Argentino de Investigaciones de Zonas Áridas (IADIZA) o del Instituto de Ciencias Humanas, Sociales y Ambientales (INCIHUSA), ambos dependientes del CONICET o a nuestro centenario Departamento General de Irrigación. 

Mucho más cuando se conocen objeciones al modelo de administración del agua propuesto por Mekorot, que se orienta a privilegiar a la misma como a un producto de mercado antes que como un servicio vital.

Por ejemplo, en el 2013,  Vitens, la  compañía de agua más grande de los Países Bajos, rompió su asociación con la compañía israelita por considerar que privilegió a las grandes empresas consumidoras en detrimento del acceso de la población local, especialmente  a los asentamientos israelíes en Cisjordania.

Como conclusión final, creemos que ya no queda tiempo por perder. Hasta el día de hoy desconocemos los alcances y propuestas concretas del denominado ‘Plan Maestro de Conservación y Gestión del Agua’ para nuestra provincia, del que sólo sabemos generalidades. 
No vaya a ser cosa que algún experto israelí nos diga que es un milagro que todavía podamos tomar agua.

 

El Doctor Emilio Magnaghi es Director del Centro de Estudios Estratégicos para la Defensa Nacional Santa Romana. Autor de El momento es ahora y El ABC de la Defensa Nacional.