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Cómo declarar o escalar una guerra

La guerra que enfrenta a Rusia con Ucrania tiene aún un final incierto y depende en gran parte de cómo Estados Unidos y sus aliados de la OTAN trabajen para evitar una tercera conflagración mundial con gravísimas consecuencias

01 de abril, 2022 - 08:09

Declarar la guerra no era algo sencillo para Roma hasta que el Senado así lo decidiera. Religiosos como eran los romanos, la voluntad de sus dioses debía estar presente y manifestarse para que la guerra pudiera ser considerada justa. Caso contrario, sus dioses podían entrar en ira y perjudicar a Roma en su resultado.

Al efecto, un grupo especial de sacerdotes conocidos como los feciales declaraban la guerra en una ceremonia especial que relata el historiador Tito Livio. Primero, tras invocar a Júpiter en la frontera del territorio enemigo, hacían una petición de devolver propiedades robadas y pagar compensaciones (res repetundae). 

Después de un plazo de 33 días para que se atendieran esas exigencias, si no eran satisfechas los feciales invocaban a Jano (el dios de las puertas, los comienzos y los finales) abrían las puertas de su templo, invocaban después a todos los dioses del cielo y del infierno y declaraban la guerra arrojando una pequeña lanza o jabalina de hierro al territorio enemigo.

Muchos siglos han pasado desde aquellos días. Hoy las guerras ya no se declaran, por el contrario, muchas veces se busca engañar al enemigo con un ataque sorpresa, normalmente, precedido de un rosario de negaciones sobre las verdaderas intenciones del ofensor.

Tal fue el caso de la Guerra de Ucrania, en la cual Rusia negó que invadiría antes de lanzar lo que denominó su “operación militar especial”. Sí hay que reconocerle a los amos del Kremlin que, al igual que los romanos, buscaron en vano que su res repetundae (el ingreso de Ucrania a la OTAN) fuera escuchado en vano.

Esa guerra ya está en marcha. El tema es cómo puede seguir o, más importante aún, si puede escalar con el ingreso de EE.UU. y de sus aliados de la OTAN. Al respecto, la historia nos cuenta un relato muy interesante. Así como los romanos tenían sus formas para ir a la guerra, también tienen las suyas los estadounidenses.

Concretamente, EE.UU., pese a su juventud como Estado independiente, dispone de una rica historia bélica que tiene una característica saliente y muy peculiar. Siendo como ellos mismos se declaran un pueblo pacífico, ingresaron a todas sus guerras tras la ocurrencia de un casus belli rotundo y contundente que sacó a su pueblo de esa actitud no beligerante. Veamos:

1 - La Guerra Hispano/Estadounidense (1898): fue un conflicto bélico que enfrentó a España y a Estados Unidos al intervenir el segundo en la guerra de Independencia cubana (1895-1898). La derrota de España fue rápida (en apenas tres meses) y total, pues conllevó la pérdida de sus últimas colonias de ultramar con Cuba que quedó bajo tutela de Estados Unidos, Puerto Rico, Filipinas y Guam, que pasaron a ser dependencias coloniales de EE.UU. La guerra comenzó con lo que se conoce como el incidente del Maine. 

Un acorazado enviado por EE.UU. a La Habana como una maniobra intimidatoria y de provocación contra España, que había rechazado la propuesta de compra de las islas de Cuba y de Puerto Rico por parte del gobierno de EE.UU. A pesar de lo inoportuno de la visita, se le permitió al acorazado atracar en el puerto de La Habana y a su tripulación desembarcar. Pero el 15 de febrero de 1898, una explosión lo hundió. 

Sin esperar el resultado de una investigación, la prensa estadounidense acusó a España del atentado y comenzó a azuzar a su presidente para que le declarara la guerra, como efectivamente ocurrió pocos días después. Investigaciones posteriores dictaminaron que la explosión había sido accidental producida por un problema en las carboneras del buque.

2 - La Primera Guerra Mundial: El presidente Woodrow Wilson ganó su reelección en EE.UU. con su promesa de no intervención en el conflicto que ya se libraba en Europa desde agosto de 1914. Cuando un submarino alemán  hundió al paquebote británico RMS Lusitania el 7 de mayo de 1915, produciendo la muerte de 128 estadounidenses, Wilson afirmó que no toleraría la guerra submarina sin restricciones que libraba Alemania. 

A este incidente se sumó el hundimiento de siete barcos mercantes estadounidenses a manos de submarinos alemanes. Wilson recomendó finalmente declarar la guerra a Alemania el 2 de abril de 1917 y el Congreso votó y aprobó la declaración de guerra cuatro días después.

3 - Segunda Guerra Mundial: El 7 de diciembre de 1941, una flota de portaaviones japoneses lanzó un ataque aéreo por sorpresa sobre la base naval estadounidense de Pearl Harbor en la Isla de Hawai. El ataque destruyó la mayor parte de los aviones estadounidenses en la isla y dejó fuera de combate a tres acorazados que fueron hundidos y dañó a otros cinco. Sin embargo, los cuatro portaaviones estadounidenses que eran el principal objetivo del ataque japonés no fueron alcanzados porque estaban en alta mar. 

Esta circunstancia, sumada a que por aquellos días la inteligencia naval de EE.UU. había descifrado los códigos de cifrado de los mensajes japoneses, han llevado a varios historiadores a especular si el mencionado ataque fue, realmente, una sorpresa para la alta conducción nacional y militar de EE.UU. De hecho, el ataque unió a la opinión pública estadounidense pidiendo venganza contra Japón, y al día siguiente, el 8 de diciembre, Estados Unidos le declaró la guerra.

Llegado a este punto, es lícito interrogarse si EE.UU. terminará encontrando o produciendo un casus belli como ha sido su costumbre a lo largo de la historia. Al respecto llama la atención la acusación de EE.UU. sobre una posible utilización por parte de las fuerzas rusas de armas químicas, cuestión dudosa porque no las necesitan dada su superioridad militar. Y, por otro lado, es llamativa la existencia de laboratorios genéticos estadounidenses en Ucrania, lo que ha sido admitido por el gobierno de Biden aunque aclaró que se trata de “instalaciones defensivas” (sic).

En ese sentido, esperemos que su actual presidente cumpla su promesa de no entrometerse más de lo necesario como para generar la Tercera Guerra Mundial, porque como afirma el científico nuclear Albert Einstein, “No sé con qué armas se peleará la tercera guerra mundial, pero la cuarta será con palos y piedras”.

 

El Doctor Emilio Magnaghi es Director del Centro de Estudios Estratégicos para la Defensa Nacional Santa Romana. Autor de El momento es ahora y El ABC de la Defensa Nacional.