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Nuevo Gobierno en Israel: ¿atacará a Irán?

El gabinete que lidera Netanyahu está dominado por un grupo de halcones que consideran un ataque al régimen persa la mejor opción para acabar con la amenaza nuclear

30 de diciembre, 2022 - 00:00

El ex Ministro de Defensa de Israel, Benny Gantz, a menos de 24 horas de dejar su cartera, hizo un comentario inusual al declarar que el país podría atacar los establecimientos nucleares iraníes dentro de dos o tres años.

Declaraciones de Gantz

La declaración del funcionario, no solo es un atizador que alimenta la tensión entre los dos países sino, también, incrementa los temores de una guerra que exceda una confrontación regional en pos de una desestabilización de todo Medio Oriente. Lo antedicho repercutiría, sin duda, en una crisis de alcance global, más grave aún de lo que acontece en Ucrania. 

Específicamente, el ex responsable de la cartera de defensa, le afirmó a un grupo de pilotos recientemente graduados de la fuerza aérea, que podrían llegar a protagonizar misiones contra centrales atómicas iraníes para el año 2024 o bien 2025. Durante su discurso alusivo, Gantz, sostuvo: “En dos o tres años, es posible que estén surcando los cielos hacia el este y participando en un ataque a sitios nucleares en Irán”.

 

Histórica tensión atómica

Es importante entender, que esta afirmación no surge como una idea aislada, sin asidero contextual. La misma, se produce en un horizonte de incertidumbre diplomática y de tensión latente entre Irán e Israel, en una dinámica sesgada por un conflicto discursivo de “provocación abierta” desde hace años, que por suerte no se materializó en un enfrentamiento bélico.

Pese a los esfuerzos internacionales, liderados por los Estados Unidos de Biden, para renovar el acuerdo nuclear del 2015, que se encuentra estancado, el régimen fundamentalista retomó, con prudencia, su programa de enriquecimiento de uranio. Esta iniciativa, es más una represalia ante las sanciones económicas que, más que apretar a los cabecillas iraníes sofoca a la ya agotada ciudadanía, genera temores en la comunidad mundial y en la cúpula de Gobierno del Estado judío, de que Teherán materialice la fabricación de armas atómicas.

 

El sionismo es protagonista

Aunque el gobierno iraní niega rotundamente tener tal propósito en mente, los expertos aseguran que los científicos persas podrían, potencialmente, transformar la pureza fisionable de su uranio al grado de armas en poco tiempo. Tal presunción da rienda suelta a una paranoia ultraconservadora, con fuertes matices religiosos y hasta con tinte xenófobo que, dejo de ser el ruido molesto en el pleno legislativo para transformarse en la “catapulta y punta de lanza” de una coalición de derecha.

 

Es así que, tomando como base al partido Likud, ese votante tradicional patriótico y militante del milenario legado del pueblo judío, decepcionado hace poco por una mala gestión y procesos jurídicos por corrupción encontró su Fe renovada en un conservadurismo con esteroides bastante tóxicos para la salud de cualquier sistema republicano.

Pasar de una postura defensiva a una ofensiva

La retórica vanguardista que predica un garantismo de la defensa del territorio y pueblo judío da lugar a la agresividad del discurso que elige tomar acción ofensiva, donde el pragmatismo del uso del garrote es siempre la mejor manera de desalentar cualquier intento de agresión por parte del o los actores regionales. Lo que, en este esquema de percepciones, ya no atentan, sino que ponen en una situación vulnerable la supervivencia del Estado y pueblo de Israel. El acto de existir y perdurar vuelve a tomar una connotación de relato bíblico.

Durante más de una década, Tel Aviv emitió sucesivas advertencias de que podría atacar las instalaciones nucleares persas si estima que la diplomacia de las potencias internacionales no surte efecto para contener las intenciones del régimen teocrático. Otro escenario es si se comprobara que, efectivamente, se están fabricando armas fisionables de destrucción masiva en la nación chiita.

Nuevos jugadores, de ideas radicales, en el compendio decisorio del Gobierno judío que acaba de asumir, consideran que Teherán ya no se siente intimidado por las exhortaciones hebreas, por lo tanto, es momento de pasar a la arena de las amenazas que realmente causen inquietud al “Ayatollah y sus adeptos”, que de una vez por todas comprendan que atentar contra los israelíes conlleva el riesgo de la extinción propia.

 

“Los halcones de Israel”, entienden que si no se efectiviza un resultado real, a corto plazo y perdurable, de las potencias occidentales para frenar el programa nuclear iraní, el garrote que pone a disposición el instrumento militar sería la respuesta. Un golpe certero, neurálgico y neutralizante de todo ímpetu persa por hacerse de un arsenal nuclear.

El nuevo Ministro de Defensa

Como correlato, las declaraciones de Gantz preocupan pero no sorprenden. No olvidemos, acaba de asumir el gabinete, con Netanyahu al frente, más conservador y ultraderechista en la historia de Israel.

El ex general Yoav Galant, toma la posta de “Benny” con la premisa de fortalecer la política de disuasión israelí frente a sus adversarios regionales. El mandato específico del nuevo titular de defensa es no permitir, valiéndose de cualquier medio, que Teherán pueda poner en estado operativo algún dispositivo nuclear ofensivo.

Galant fue militar del Ejército, con probada trayectoria y experiencia en combate. No sufre de las dilaciones de un político de carrera pero tampoco goza de la llamada capacidad de lobby. Para el ex soldado que tiene una nueva misión: “todos son clavos y él es un martillo que los pone en su lugar”.

 

Pareciera que Gantz estaba vaticinando, en su discurso, un desenlace dramático de lo disputa Tel Aviv vs Teherán. Como si les estuviera diciendo a esos jóvenes pilotos: ”Preparensé, van a dar inicio a la guerra con Irán porque el Gobierno que asume así lo quiere”.

El termómetro de Netanyahu

No quiero dejar de traer a colación el pronóstico de la inteligencia militar israelí de cara al 2023: “Irán continuará en su camino actual de progreso lento en el ámbito nuclear”, según un informe al que tuvo acceso el periódico “Israel Hayom” y que publicó el pasado domingo 25 de diciembre. Como dato alentador, el documento sostuvo que ‘Irán solo radicalizaría sus políticas si se le imponen sanciones extremas, entonces podría decidir acelerar el enriquecimiento a grado militar”.

Netanyahu, paradójicamente, preside un Gabinete donde pareciera que su figura es la de corte más moderado. “Bibi”, como suelen apodarle, no es un político de decisiones humanistas pero tampoco, creo, “es un mono con navaja”. Algunas extrañas cualidades lo ponen en su sexto mandato como Primer Ministro y tratará de equilibrar las voluntades radicalmente agresivas con el arte del sigilo, las influencias y el desgaste de la voluntad del rival regional.

Aquí entra Eli Cohen, ex ministro de inteligencia y que asumió la cartera de relaciones exteriores. Un funcionario que conoce bien la burocracia, fortaleza y debilidades del régimen persa. El dio la rúbrica final al informe del párrafo anterior. Netanyahu buscará con la carta diplomática de una figura que “conoce lo que se ve como lo que no se ve”, gracias a su último puesto, un contrapeso, un equilibrio ante intentos impulsivos de otros miembros de su Gabinete.

 

Ante este nuevo esquema de poder en Israel, el gobierno iraní también moverá sus fichas y analizará “costos y oportunidades” de sus acciones. Yo siempre abogo por el ejercicio del diálogo y que se deje trabajar a los diplomáticos, que toquen su melodía. Sin embargo, estamos tratando ahora con “halcones vs lobos” y el problema es que “la naturaleza de ambos es ir en busca de su presa”.