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Francisco Civit, un destacado político y gobernador progresista

El mandatario sentó las bases para el desarrollo y progreso de la provincia en las décadas posteriores, sobre todo en lo referido a obras públicas y la vitivinicultura

03 de julio, 2023 - 07:49

Es muy poco conocida por la mayoría de los mendocinos la figura de Francisco Civit, quien además de ser padre del destacado político local don Emilio, fue gobernador de la provincia desde 1874 a 1876, además de ocupar el cargo de senador nacional y también el de legislador provincial a fines del siglo XIX.

 

Un gobierno movidito

Las elecciones de septiembre de 1873 marcaron un momento crucial para la provincia de Mendoza, ya que finalmente consagraron el triunfo de Francisco Civit, quien asumió el cargo de gobernador el 30 de octubre de ese mismo año. En ese momento, la provincia enfrentaba diversos desafíos, entre ellos la amenaza constante de los malones provenientes del Sur.

Ante esta situación, y gracias a la acción militar de Rufino Ortega, se logró extender el dominio provincial hasta las inmediaciones del río Malargüe, comprometiéndose Ortega a poblar y defender los terrenos que se le otorgasen. Esta propuesta buscaba fortalecer las defensas de la provincia y garantizar la seguridad de sus habitantes frente a los ataques.

En cuanto a las obras públicas, en su mandato Francisco Civit emprendió importantes proyectos que tuvieron un impacto duradero. Uno de los logros más destacados fue la instalación de un sistema de cañerías para el suministro de agua corriente a la ciudad de Mendoza, lo que mejoró sustancialmente la calidad de vida de sus habitantes.

Además, durante su administración se firmó un convenio con los hermanos Clark, destacados empresarios vinculados al ferrocarril. Según este acuerdo, se otorgaban tierras en la margen del río Colorado a medida que los empresarios avanzaban en la construcción de la línea férrea desde Buenos Aires hasta Mendoza.

Sin embargo, en 1881 los Clark renunciaron a seguir construyendo la sección que debía llegar a Mendoza desde Villa Mercedes. Finalmente, el trazado ferroviario se inauguró en 1885, mejorando significativamente las comunicaciones y el transporte en la región.

En sintonía con la política del Gobierno nacional, Civit buscó fomentar la inmigración y favorecer la instalación de colonias agrícolas en el Sur de la provincia. Esta medida tenía como objetivo impulsar el desarrollo económico y social de la región, atrayendo a nuevos pobladores que contribuirían con su trabajo y talento al crecimiento de Mendoza.

En 1874, durante la gestión de Francisco Civit se realizaron modificaciones a la Ley de Municipalidades, reforzando el centralismo y la autoridad del Gobierno provincial. Estos cambios reflejaban la búsqueda de una mayor concentración de poder en manos de la Administración central y su influencia en las decisiones locales.

Su gestión sentó las bases para el desarrollo y progreso de la provincia en las décadas posteriores.

Durante su mandato, Civit trabajó en importantes avances en la infraestructura de riego de la provincia, con el objetivo de expandir y mejorar el área de cultivo de la vid, la principal producción de la región de Cuyo.

En tan solo dos años logró avances sustanciales para la industria madre mendocina

 

Revolución contra Avellaneda

Las elecciones nacionales que habían dado el triunfo a la fórmula presidencial encabezada por Nicolás Avellaneda no fueron aceptadas por Bartolomé Mitre. En Buenos Aires se preparó un movimiento revolucionario mediante la participación de varios jefes militares. Mitre contaba con el apoyo del general José María Arredondo en el interior, Rivas en Buenos Aires y los Taboada en Santiago del Estero.

El movimiento estalló el 24 de septiembre de 1874 e inmediatamente el Gobierno declaró el estado de sitio. Las milicias fueron puestas bajo el mando de Adolfo Alsina. Pronto la revolución se extendió al interior. Arredondo se sublevó en Villa Mercedes y el Gobierno de San Luis lo apoyó y con sus tropas marchó contra Mendoza.

Mientras tanto, el gobernador Civit movilizó inmediatamente a la Guardia Nacional, que fue puesta bajo las órdenes del comandante Amaro Catalán.

El 29 de octubre de 1874 tuvo lugar la primera batalla de Santa Rosa, donde halló la muerte el coronel Catalán. Arredondo entró triunfante en la ciudad y se apoderó del gobierno. En un plebiscito digitado, se designó gobernador a Eliseo Marenco, pero el gobierno revolucionario duró muy poco tiempo. Con tropas nacionales, el coronel Julio A. Roca avanzó hacia Mendoza. Luego de rechazar una capitulación,

Arredondo decidió enfrentarlo. El 7 de diciembre la victoria le permitía a Roca adquirir el grado de general en el campo de batalla.

Dos días después, el gobernador Francisco Civit fue restituido en su cargo para concluir su mandato en 1876.

 

Político de raza

El 20 de enero de 1829, en la entonces aldea mendocina, vio la luz Francisco Civit, quien era hijo de Salvador, un inmigrante catalán comprometido con el Partido Unitario, y de Petronila Godoy Villanueva, dama de la alta sociedad que provenía de un gran linaje que se remontaba a los primeros habitantes españoles radicados en Mendoza.

Desde temprana edad mostró interés en el comercio y la viticultura, una actividad tradicional en la región Cuyana. Con el tiempo, se convirtió en propietario de viñedos, centrándose en la producción de vinos de mesa de alta calidad.

Don Francisco inició su carrera en el servicio público como juez de primera instancia en lo penal en el Poder Judicial de la provincia. Sin embargo, los remezones políticos tras la caída de Rosas lo llevaron a aliarse con los líderes liberales más destacados. Primero, participó en la Legislatura y posteriormente fue ministro de Gobierno bajo el mandato de Nicolás Villanueva.

En las elecciones de 1862, Civit se postuló como diputado por nuestra provincia, logrando un escaño en el Congreso Nacional. Desde allí, apoyó fervientemente las políticas de figuras destacadas como Bartolomé Mitre y Domingo Sarmiento.

A mediados de la década de 1860, ocupó el cargo de ministro de Gobierno de Mendoza, aunque su periodo en este puesto se vio interrumpido por el estallido de la ‘Revolución de los Colorados’ en 1866, lo que lo obligó a huir a Buenos Aires. Sin embargo, en 1869 volvió a su provincia natal y colaboró con la creación del Colegio Nacional, donde desempeñó funciones de director durante algunos años.

Su influencia política creció hasta lograr el cargo de gobernador de Mendoza.

En 1877 fue elegido senador de la Nación, siendo un fiel seguidor del sector roquista.

A lo largo de su carrera política brindó su apoyo a figuras destacadas, como Carlos Pellegrini y José Evaristo Uriburu. Diez años después, el exmandatario fue designado gobernador interino de Mendoza, demostrando así su compromiso con la provincia y su gente.

Hacia el final de su trayectoria política tuvo el honor de presidir la Convención Constituyente reunida en 1897, donde se discutieron reformas a la Constitución Nacional para adaptarla a los cambios y desafíos del país.

Su legado perduró a lo largo de los años hasta su fallecimiento, el 19 de junio de 1908, a los 81 años, en la ciudad que lo vio nacer y que tanto amó: Mendoza. Sus restos descansaron en el cementerio de la Ciudad de Mendoza hasta 2004 cuando fueron trasladados a un cementerio privado.

Con su dedicación al servicio público, su destacada labor como viticultor y su compromiso con el desarrollo de la región de Cuyo, don Francisco dejó una huella imborrable en la historia de la Argentina.

Su pasión por la política y su visión de progreso sigue inspirando a las generaciones actuales y futuras.