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A 200 años de la expedición al Perú

El 20 de agosto de 1820, a las 14, una poderosa fuerza naval, con el General San Martín como líder, zarpó del puerto de Valparaíso para concluir la gesta libertadora

20 de agosto, 2020 - 07:29

Se cumplen doscientos años de la partida de la expedición militar Libertadora al Perú, al mando del General José de San Martín, acompañado por el jefe de la armada de Chile, el vicealmirante escocés Thomas Alexander Cochrane.

La operación anfibia partió del puerto de Valparaíso (Chile) el 20 de agosto de 1820 y fue la segunda etapa del llamado Plan Continental, diseñado con el objetivo de liberar el territorio del entonces Virreinato del Perú, último baluarte del ejército realista.

 

Los dueños de un proyecto

Por más de un siglo se pensó que el General José de San Martín había sido el creador del Plan Continental, pero nuevas investigaciones indican que esta idea fue pergeñada por Enrique Paillardelle, un militar francés que peleó por la causa patriota, quien en 1813 elevó al gobierno de Buenos Aires un plan para liberar a Lima del yugo realista.

También se conocen otros proyectos similares, como el del mendocino Manuel Ignacio Molina y del brigadier Bernardo de O’Higgins, pero en 1816, el plan de Paillardelle fue reformulado por Tomás Guido, quien lo presentó al entonces Director Supremo Antonio González Balcarce y este a su sucesor, el brigadier Juan Martín de Pueyrredón.

Declarada la Independencia, Pueyrredón se reunió en Córdoba con el coronel mayor José de San Martín, entonces gobernador de Cuyo, para ajustar detalles del magnífico plan. Ante este proyecto militar, se formaron el 1 de agosto de 1816 dos ejércitos: uno en el Norte –al mando de Manuel Belgrano- y otro al Oeste, denominado de los Andes, a las órdenes de San Martín.

 

Etapas de un plan brillante

La primera fase del proyecto consistía en la concentración de tropas en Mendoza, de aproximadamente 3.000 a 4.000 efectivos. Luego, realizar el cruce a Chile (que respondía al rey Fernando VII) por varios pasos cordilleranos para así dividir los efectivos realistas concentrados en Santiago y en las ciudades importantes. Liberado el territorio trasandino, se procedería a instalar un gobierno muy similar al de Buenos Aires y presidido por un patriota chileno, y declarar su independencia del poder español.

La segunda etapa tenía como objetivo la erradicación del ejército realista, la formación de un ejército combinado (denominado Ejército Unido) y la creación de una flota de guerra que posteriormente debería zarpar con el ejército desde Valparaíso para desembarcar en las costas de Perú.

La tercera etapa consistía en la toma de Lima, sin enfrentar al ejército enemigo pero creando la caída del régimen y formar un gobierno independiente como último objetivo.

 

Un largo y duro camino

Con la brillante victoria del General San Martín en Chacabuco, el 12 de febrero de 1817, la ciudad de Santiago quedó en manos patriotas y se designó a Bernardo O’Higgins Director Supremo de ese país.

A pesar de que los patriotas dominaban gran parte del territorio, las tropas realistas formaron una gran resistencia en el sur chileno, lo que produjo que el gobierno chileno enviara una expedición militar para combatir a los enemigos.

El 12 de febrero de 1818, el gobierno chileno declaró la independencia del reino español, pero a fines de marzo de ese año, el avance realista puso en peligro la libertad del país trasandino.

El 5 de abril, al mando del Libertador, se libró la batalla de Maipú, en la que las tropas patriotas vencieron a las realistas y así fue asegurada la independencia de ese territorio. Esto garantizó proseguir con el segundo paso del plan, que era la formación de un ejército combinado y la creación de una gran armada.

El primer mandatario envió a José Antonio Álvarez Condarco al Reino Unido para adquirir varias naves y buscar algún marino experto que quisiera dirigir la flota.

El patriota tucumano compró algunos buques de guerra y contrató al experimentado almirante lord Cochrane, quien a su vez convocó a otros oficiales de su país y de Estados Unidos para participar en la empresa.

Mientras tanto, el capitán Manuel Blanco Encalada realizó una expedición naval por el Pacífico y capturó algunas naves realistas, que pasaron a formar parte de la flamante flota chilena, a las que se sumaron los buques comprados por Álvarez Condarco.

Cochrane llegó a Chile y el Director Supremo lo nombró vicealmirante y jefe de la marina trasandina, además de otorgarle la ciudadanía chilena.

El marino escocés inició con su flota las primeras operaciones militares en el sur de Chile y también en las costas peruanas, previa a la expedición libertadora.

Mientras tanto, el Ejército Unido al mando del General San Martín seguía incorporando hombres y acopiando pertrechos, pero desde Buenos Aires llegaron malas noticias que lo pusieron en una gran encrucijada.

 

Las provincias desunidas

A principios de 1819 se produjo una gran crisis política y militar en el gobierno de las entonces Provincias Unidas del Sud.

Desde Buenos Aires se solicitó a San Martín que las tropas del Ejército de los Andes regresaran al territorio argentino.

Con gran sagacidad, el gobierno chileno firmó un acuerdo con las Provincias Unidas para que esta situación no incidiera en los objetivos principales de aquel plan. Mucho tuvo que ver la intervención del secretario de Guerra y Marina de Chile, el teniente coronel Tomás Guido –propulsor de este plan–, quien intervino ante las autoridades argentinas.

Después de la batalla de Cepeda, el 1 de febrero de 1820, y la derrota del Director Supremo Rondeau a mano de los caudillos federales del litoral, el gobierno de las Provincias Unidas se desintegró y quedó acéfalo.

Esta situación fue aprovechada por San Martín al considerar al Ejército de los Andes en Chile como una fuerza autónoma, lo que le permitió tener una activa participación en aquella expedición.

 

A la conquista de la libertad

Desde los primeros días de agosto de 1820, las tropas del Ejército Unido se embarcaron lentamente en los respectivos buques. La fuerza estaba compuesta por más de 2.300 soldados del Ejército de los Andes y unos 2.000 hombres del Ejército de Chile, a los que se le sumaban unos 1.700 marinos.

A las 14 del 20 de agosto, la poderosa fuerza naval compuesta por 25 navíos con 6.000 hombres a bordo, zarpó desde el puerto de Valparaíso rumbo a Perú.

La fragata O'Higgins fue la primera en partir como nave insignia, al mando del vicealmirante Thomas Cochrane; la seguían la Lautaro y la Galvarino y en la retaguardia se encontraba el San Martín, que llevaba a bordo al comandante supremo de la expedición.

Luego de 15 días de navegación, las tropas al mando de San Martín desembarcaron en las costas peruanas y tiempo después, conocieron la gloria con la entrada a Lima.