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A 145 años de la batalla de Santa Rosa

Fueron dos batallas en el Este provincial que impulsaron a Julio A. Roca a ocupar la presidencia de la Nación

14 de octubre, 2019 - 12:11

En unos días se cumplirán 145 años de la Revolución de 1874, como se le llamó por aquellos tiempos, y en la que la provincia de Mendoza tuvo una gran participación al desarrollarse en este territorio la primera y segunda batalla de Santa Rosa.

Este hecho selló la unificación del país por varios años y potenció al general Julio Argentino Roca para ocupar posteriormente la presidencia de la Nación.

General Julio Argentino Roca, leal al presidente Sarmiento durante los levantamientos militares.

El fraude revuelto

Casi al finalizar la presidencia de Domingo F. Sarmiento, el gobierno nacional convocó a elecciones presidenciales y para diputados nacionales.

Por aquel tiempo existían dos partidos que estaban en pugna: los Liberales y los Autonomistas; ambos tenían modos diferentes de ver la política –igual que la polarización de hoy- con dos modelos de país distintos.

Durante los primeros días de febrero de 1874 se desarrollaron los comicios que fueron bochornosos con un gran fraude en la provincia de Buenos Aires. Luego de reconocer algunas “irregularidades”, los Autonomistas ganaron en aquel territorio.

Esto hizo que Mitre, del Partido Liberal, protestara. Lo interesante es que tanto unos como otros incurrieron en vicio electoral –muy común en aquel tiempo- lo que dejó en una latente revolución armada por parte de los mitristas.

El 14 de abril se ejecutaron nuevamente los comicios para elegir presidente de la Nación entre Nicolás Avellaneda y Mariano Acosta, quienes iban por el Partido Autonomista Nacional y el candidato opositor era Bartolomé Mitre, que integraba la fórmula junto a Juan Eusebio Torrent en el denominado Partido Nacionalista.

Bartolomé Mitre

Durante la elección, Avellaneda ganó en varias provincias con el 64,73% de los votos.

Mitre acusó al gobierno nacional de fraude y se puso a la cabeza de un movimiento revolucionario contra la Nación apoyado por varios militares que se sublevaron en la provincia de Buenos Aires y en las del centro, como Córdoba.

La revuelta estalló el 23 de septiembre de ese año, unos días antes de que el presidente electo Nicolás Avellaneda asumiera como tal el 12 de octubre.

Nicolás Avellaneda asumió la presidencia en pleno movimiento revolucionario.

Levantamientos en el interior

Mientras tanto, el general José Miguel Arredondo se sublevó en el sur de la provincia de Córdoba e inmediatamente estrechó una alianza con el gobernador de la provincia de San Luis, Lindor Quiroga.

José Arredondo, uno de los generales sediciosos contra el gobierno nacional.

El gobierno nacional dejó en manos de entonces coronel Julio A. Roca para sofocar a los revoltosos y con muy pocas tropas maniobró militarmente para no enfrentarse al gran ejército que poseía Arredondo quien invadió la provincia de Córdoba.

Al pasar por San Luis, el general sedicioso llegó a la provincia de Mendoza. Aquí, el gobernador Francisco Civit se preparó con las milicias mendocinas al mando del coronel Amado Catalán para repeler al ejército rebelde.

Gobernador Francisco Civit en 1874.

Al enterarse del avance de Arredondo las huestes de Catalán partieron a recibirlo en la frontera de San Luis y regresaron a la localidad de Santa Rosa, donde el 29 de octubre se realizaría la contienda.

La de Santa Rosa

El general rebelde avanzó con sus tropas hacia la ciudad de Mendoza y tomó la Villa La Paz para luego llegar a Santa Rosa, donde estaban acampados el coronel Catalán y sus tropas, en la estancia de don Carlos González.

Catalán contaba con cuatro batallones de infantería y tres de caballería, que se encontraban estratégicamente ubicadas en la calle por donde debía ingresar Arredondo.

Al amanecer se produjo la batalla con la carga del coronel rebelde Irusta, quien lanzó su infantería y caballería contra los mendocinos que resistieron con gran valor por más de una hora.

Las tropas del general Arredondo retrocedieron y se tomaron una tregua. Mientras tanto, el coronel Catalán no aprovechó la oportunidad para avanzar y aniquilarlos y fue en ese momento que el ejército insurrecto atacó con gran furia y dejó diezmadas a las milicias mendocinas.

El mayor Rufino Ortega, de las fuerzas leales a la Nación, intentó organizar a sus hombres y continuó el ataque, mientras que el mayor Gómez avanzó por su cuenta, lo que disgustó al comandante Catalán, quien dio órdenes estrictas de no avanzar.

Pero en ese momento una bala de fusil lo volteó del caballo y lo hirió gravemente. Fue llevado a un centro sanitario organizado por Genoveva Villanueva, pero el valeroso jefe murió por el certero balazo.

La muerte del coronel Catalán hizo que las tropas leales a la Nación y a Mendoza se derrumbaran, y el general Arredondo arremetió contra la pequeña resistencia que presentaban los mendocinos, dejando cientos de soldados muertos en las tierras de Santa Rosa.

Reorganizadas, las tropas de Arredondo partieron hacia Mendoza para invadir la ciudad y el gobernador Francisco Civit dejó la provincia inmediatamente y se refugió en Chile.

Así terminó esta historia, pero llegaría la revancha para las tropas nacionales un tiempo después.

Genoveva, la heroína de ese día

En aquella luctuosa jornada de fuego y sangre se destacó una mujer llamada Genoveva Villanueva, quien con un gran espíritu altruista curó a cientos de heridos que llegaban del campo de batalla.

Hija de José Villanueva y Josefa Godoy, Manuela Genoveva fue bautizada el 3 de enero de 1814.

Durante el gobierno de Aldao, la joven se negó a ponerse una cinta de color rojo punzó, símbolo del federalismo y por eso fue apresada y humillada.

Por su condición de mujer, se le prohibió ir a la universidad, aunque eso no le impidió estudiar Medicina de una forma ingeniosa, a través de su hermano Francisco que era médico.

Aquella infatigable luchadora falleció de neumonía el 22 de mayo de 1890 a los 76 años, y fue sepultada en el cementerio de la Ciudad.

Después de su muerte, por intermedio de Isaac Godoy, donó un edificio con más de mil metros de terreno en la calle 9 de Julio, entre Unión –hoy Peatonal Sarmiento- y General Espejo para la Sociedad de San Vicente de Paul.